《Orgullo Alfa》.
Katsuki Bakugou, tras comprometerse con una persona a la que no ama pero siente que le debe mucho, cree que ha perdido el control de su vida.
Desesperado por encontrar un poco de control en sus acciones, termina en un bar, donde con...
Al despertar, se encontraba solo en la habitación. Aún podía percibir el aroma a sexo y feromonas residuales en el aire. Suspiró, incapaz de recordar claramente todo lo que había pasado la noche anterior. Sin embargo, a pesar de haberlo gozado demasiado para su propio bien, no tenía contemplado repetirlo.
Lo primero que hizo fue revisar su móvil. No se sorprendió al encontrar treinta llamadas perdidas y más de cincuenta mensajes de texto. La mitad eran de su prometido y la mitad restante de su padre. No respondió ninguno, ni siquiera los abrió. Metió el móvil dentro de su pantalón y se levantó de la cama, forzando a su dolorido cuerpo a mantenerse de pie y erguido.
Se dirigió al baño, el cual parecía encontrarse a kilómetros de la cama. Entró y quedó fascinado por la blancura que lo teñía, los toques en plateado resaltaban muy bien en lugares estratégicos; muy hermoso. Abrió el agua de la ducha, evitando por completo el mirarse al espejo; sabía de antemano que estaría hecho un desastre.
Cuando el agua se calentó a una temperatura no perjudicial para su piel, Bakugou se dispuso a entrar, dejando que el líquido lo limpiara por completo. Su parte baja dolía, tanto el frente como por detrás, era lógico, pero no tanto como lo figuraba la noche anterior; incluso pudo jurar que algo allá abajo se había rasgado. Sin embargo, no había sido nada más que su imaginación confusa.
Tragó grueso, ofuscado por los pensamientos contradictorios en su mente.
—Al menos usó condón...— dijo sonrojado. Dirigió dos de sus dedos a su entrada que aún se encontraba sensible. Su rostro se tiñó de un rojo más intenso y golpeó ligeramente su frente con el grueso cristal de la puerta de la ducha.
¿En dónde quedaba su orgullo como Alfa? Había cedido tan fácilmente que no pudo evitar sentirse furioso. Tampoco podía permitir que alguien lo descubriera, estaba a seis meses de casarse y él era un hombre que nunca faltaba a sus promesas ni compromisos. NUNCA.
Terminó de ducharte, se vistió con sus ropas de la noche anterior y prosiguió a revisar su itinerario en su móvil. De pronto, un nuevo mensaje figuró en la barra superior del móvil y justo cuando estuvo dispuesto a pasar de largo, se percató que el número estaba guardado bajo el nombre «Eijiro Kirishima».
¡EL DESGRACIADO HABÍA TOMADO SU MÓVIL Y GRABADO SU NÚMERO!
Lo abrió de inmediato y su contenido lo irritó más de lo que ya se encontraba:
«No te vayas de la habitación. Estoy comprando el desayuno, pero hay mucha gente. Nos vemos pronto».
— ¡Ve y muere, bastardo!
Accedió a sus contactos y bloqueó el número para después borrarlo. Sintiendo su sangre hervir bajo su piel, tomó sus cosas y dejó la habitación, decidido a olvidar todo lo que había pasado la noche anterior.
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