4: El cuarto hermano.

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Ellen

Nunca entendí el dolor que podría llegar a sufrir una madre hasta hoy. Escuché a Alison gritar desgarradoramente tirando el arma al suelo. Por suerte, el disparo no causó daño a nadie solo que gracias a su sonido espantó a Dewey. Pero obtuvo una gran repercusión. Los invitados, comenzaron a huir rápidamente del lugar por el contrario, la prensa se acercó y comenzó a grabar. Noah aprovechó la ocasión para huir y los demás entramos a la mansión.

-¡Márchense a sus casas!, les pagaremos el próximo día- ¿Qué sería de mi? Me pregunté. Bueno realmente, no quería aceptar mi destino. Pasar un par de días en casa de Amber y marcharme si no he conseguido trabajo con alojamiento.

***

Me levanté decidida. La verdad, solamente necesitaba la manera de poder hacer que me contratasen como asistenta o incluso puede que algo más que eso. No sabía ni si quiera si era cuerda la manera en la que quería entrar en sus vidas. Pero, todos mis planes se desvanecieron cuando

-¿Sabes donde he podido dejar el teléfono?- Dije buscándolo por toda la casa.

-Te lo habías dejado por ahí tirado-

- Gracias, me salvas la vida- Agarré el móvil. Al parecer había recibido un mensaje de voz de mi madre.

-Hija, ¿Cómo fue la entrevista de trabajo? No me has dicho nada. Por cierto-De pronto, la reproducción se detuvo y el teléfono comenzó a sonar. Me estaban llamando.

-¿Diga?- Dije para después darle un bocado a la tostada.

-¿Es usted Ellen Howland ?

-La misma

-Queríamos decirle, que ha obtenido el puesto de trabajo. La señorita Alison, la atenderá al llegar. Procure darse prisa, debe llegar cuanto antes. Ya sabe, que tiene una agenda algo ajetreada.

-Está bien muchas gracias, voy para allá- Finalicé la llamada y me levanté velozmente de la mesa.

-¿Todo bien?- Me preguntó Amber algo sorprendida debido a mi gran rapidez.

-Me han cogido en el trabajo. Tengo demasiada prisa, luego hablamos. Cuando cobre, te pagaré el alquiler.

-No hay prisa.

Debía agarrar el autobús de las nueve y cuarto. Faltaban un par de minutos para que se marchara y aún debía cruzar una calle. Si no lo agarraba, debía esperarme cuarenta y cinco minutos. No podía permitirme llegar tarde. Por suerte, llegué a tiempo. Durante el trayecto, le comenté a mi madre sobre el empleo, las condiciones y mis ganancias. Lo que no sabía, era la condición final que me impondrían.

***

-¿Debo vivir aquí?

-Sí, le cubriremos los gastos de alojamiento y comida. Además el salario será aparte. Por lo que, le daremos el empleo con esa pequeña condición. Se instalaría en la pequeña casa que se encuentra en la parte lateral de la mansión.

Al principio, su idea me pareció descabellada. Pero, comprendí que era lo mejor que me podía suceder. Iba a estudiar en una de las mejores universidades de todo Seattle, tenía alojamiento y comida gratuita y un salario mensual aparte. Tardé unos segundos por el simple hecho de que no quería parecer algo precipitada.

-Acepto- Dije tendiéndole la mano por lo que ella la agarró y estrechó suavemente.

Tras eso, cruzaba el pasillo que daba a la salida de la mansión cuando de pronto, la voz de Luke quebró el silencio. Al principio me alarmé hasta que descubrí que no era a mi a quien hablaba.

-Noah, este es el quinto mensaje que te dejo en el buzón de voz. Por dios, responde. Mamá está comenzando a preocuparse. Cuando escuches este mensaje llámame a mi o a mamá.- Tras el pequeño hueco que dejaba apreciar la puerta entornada, pude observar que se agarraba la cabeza. Seguramente eso se debía a la resaca que le había permanecido en el cuerpo tras la "magnífica" noche anterior y sí, creo que debo recalcar de nuevo "magnífica" (Es irónico) Menudo imbécil. Por mucho que se hubiera pasado con el alcohol la pasada noche, no tenía derecho a tratarme como basura.

-¿Quién anda ahí?- Mierda por segunda vez consecutiva en menos de veinticuatro horas. Parecía como si los hermanos Ayers tuvieran un sensor que hiciera que ellos sepan cuando les observan o espían. Bueno, debo aclarar que si no estuviera escuchando conversaciones ajenas esto no sucedería pero, puede que vaya contra mi naturaleza. ¡Joder céntrate!

Rápidamente, me dirigí hacia la puerta pero Luke salió y me descubrió.

-¿Tú que haces aquí?- No sabía que decir, me había quedado paralizada.

-Estaba firmando el contrato-

-Y al parecer escuchando conversaciones ajenas- Debía morderme la lengua por que si decía lo que pensaba de ese capullo integral en aquellos instantes me hubieran despedido y habría sido mi primer y por conveniente el trabajo más corto de la historia de una empleada.

-No me mal interprete, solamente me dirigía hacia la salida- De pronto desde la puerta, apareció el cuarto de los hermanos, Matthew Ayers.

The Ayers (Antes De Que Te Destruya 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora