19: Un nuevo empleo

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Ha pasado una semana desde la desaparición de Anna Ayers.

Si dan con su paradero por favor, llamen de inmediato a la policía.

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Ellen

Sí, había pasado una semana desde la desaparición de Anna Ayers. Una semana, al igual que mi despido. Pasaba el mes con los pocos ahorros que me quedaban y el dinero de mi despido. Si era cierto, que no podría estar tan cerca de la familia Ayers como antes bueno, lo estaré aún más.

Para ello, necesitaba ir a la empresa de la familia. Allí, trabajaban como informáticos encriptando, arreglando archivos dañinos, entre otras cosas. Si es cierto, que no es que fuera muy buena para eso pero para ser la chica de los recados o la secretaria, estaba capacitada más que de sobra.

***

Entre edificios se encontraba el gran imperio de los Ayers. Como no, se llamaba Ayers comunity. ¿Existía nombre más ridículo? Obviamente no pero mientras tanto, yo iba un paso adelantada a ellos.

Entré en la empresa, tonos blancos y azules marino, cuarenta y dos plantas de edificio, era asombroso.

Chicas altas, la mayoría rubias en recepción. Si es cierto, que ellas eran mucho más asombrosas que yo . Metro ochenta, con curvas y con el típico noventa sesenta noventa. Bueno pues, yo estaba aquí para cambiar todas las normas.

Subí al ascensor hasta la penúltima planta. Durante el recorrido, las personas entraban y salían constantemente en cuestión de segundos.

Una vez llegué a la planta tenta y tres, me dirigí hacia el despacho de Dewey Ayers.

-Disculpa, no puede estar aquí sin cita previa-

-Dígale al señor Ayers, que soy la señorita Ellen-

-Está bien- En cuestión de instantes hablando con Dewey me dio paso- Puede usted pasar.

Una vez abrió la puerta quedé algo asombrada. Si es cierto, que me esperaba cualquier cosa. Nada más entrar, una chica que tendría la mitad de años que Dewey salió de la sala asesinándome con la mirada. Se encontraba completamente despeinada y él con los labios y el cuello manchados del pintalabios de ella. Además se encontraba reajustándose el vestido y él tenía los botones de la camisa mal abotonados. No abría que ser muy lista para saber lo que había sucedido entre estas cuatro paredes que triplicaban el tamaño de mi casa en Rocamadour.

Su despacho tenía unas ventanas substituyendo a las paredes que daban a la parte exterior del edificio. Tonos blancos por todas partes que contrastaban con el color oscuro de la mesa y de los asientos que habían frente a mi seguramente para reuniones más confidenciales.

-Bueno, mira a quien tenemos aquí, a la maravillosa señorita Ellen Howland. Toma asiento. ¿Qué te trae por aquí?

-Vengo a hacerte un trato-

-Habla- Dijo prestando atención. Al parecer estaba interesado por mi propuesta. Tanto, que incluso dejó el móvil para escucharme.

-Quiero que me contrates como tu secretaria aquí-

-¿Y que consigo a cambio?-

-Te pasaré la mayor información que pueda sobre cada cosa que haga Luke Ayers-

-¿Y por qué debería aceptar? Es mi hijo, lo sé todo sobre él-

-Yo creo que no- Dije sacando mi teléfono móvil. Y sí, le enseñé el video pero no el que todos creéis que es. Por el contrario, le enseñé uno muy distinto a ese. En el video que le mostré, todo era distinto.

Creo que debo contaros algo. Algo que sucedió en la cabaña... Una semana antes...

***

Sentía que mi cabeza estaba apunto de estallar mi vista estaba algo nublada hasta que me acostumbré a la claridad de la luz que entraba por la ventana al parecer ya había amanecido. A mi lado, espera ¡A MI LADO! Esto no podía estar pasando. Una vez vi bajo las sábanas descubrí que estaba completamente desnuda, a mi lado Luke sin ropa al igual que yo. Deseaba que todo fuera una simple pesadilla pero no fue así.

Aproveché que seguía dormido y agarré su móvil. Necesitaba algo por si en algún momento me hacía falta. Era el momento. El teléfono, tenía desbloqueo táctil. Agarré su dedo índice arriesgándome a que pudiera despertarse y lo desbloqueé sin que nada sucediera.

Lo primero que hice, fue revisar su galería. Videos de bromas, de carreras de coches y bingo, entre ellos un video , no uno cualquiera. En ese mismo se podían apreciar a él y su grupo de amigos. Estaban borrachos y era de noche. Estaban pegando una y otra vez a Amber quien se encontraba tendida en el suelo llena de moratones y heridas. Entre esos golpes le decían -Eres una puta, guarra de mierda- Entre otras cosas. En ese mismo momento, me levanté y dirigí hacia la cocina, lo odiaba, lo odiaba de verdad, simplemente agarré un cuchillo y me dirigí hacia la habitación de nuevo. ¿Cómo podía haberme acostado con ese monstruo? Tuve la tentación de matarlo, nada me lo impedía en esos momentos en los que Luke dormía pero, no lo hice. Matarlo o agredirlo solo me causaría más problemas. Ya que en unas horas llegaría un coche que nos recogería y si llegaran y comprobaran que Luke no estaba me acusarían a mi. Por lo que, me acosté de nuevo en la cama como si nada hubiese sucedido.

***

-Está bien, acepto- Dijo tras visualizar la paliza que a Amber le había ocasionado su propio hijo. Algo estaba pasando y lo que sucedería sería algo sin vuelta atrás, lo pagarían como nadie lo haría. ¿Cuando? En la fiesta de fin de año.

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Nota del autor: Supongo que desde este capítulo odiareis a Luke si no lo odiabais antes.

Agárrense la ropa interior que no queda mucho para la fiesta de fin de año.

Una nueva desaparición, un video violento y una venganza por completar. ¿Y si todo estuviera a punto de cambiar?

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The Ayers (Antes De Que Te Destruya 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora