The Ayers (Antes De Que Te Destruya 1)

15: Antes de que te destruya

48 horas antes del asesinato...

Irati

Habían pasado un par de semanas desde el incidente con la prensa. La verdad, no había hecho mucho. Poco a poco, comenzaba a coger confianza con la familia. Me sentía una mas de ellos. Mientras me amoldaba, intentaba encontrar valor para leer el libro que mi madre editó a través del diario de mi abuela Alison. Ella, tras diecinueve años indecisa, logró publicarlo justo antes de fallecer. Aquel manuscrito, tenía como nombre Leal. Yo mientras me decidía a leer aquella historia daba palos de ciego. Además, pensaba que a mi madre al igual que a Alison, le hubiera gustado que escribieran una historia con lo que le sucedió. Pero, a mi jamás llegó a contarme nada de su pasado. Tan solo unas pequeñas cosas sin importancia evitando entrar en detalles. Si algo tenía claro era, que si algún día escribía alguna historia sobre el pasado de Ellen se titularía Antes de que te destruya. Ya que si algo sabía de ella era que su valor y valentía a la hora de defender a quienes amaba llegaba a tal punto en el cual si tocabas a algún familiar suyo te destruiría antes de que te dieras cuenta. Así era ella.

Las pesadillas que tenía recordando aquel trágico incidente, disminuyeron poco a poco cual cosa, me afectó positivamente. Además, hoy sería mi primer día en la universidad y según Neithan, Ricky, Lya... Harían la mayor fiesta de la historia organizada por el inicio del curso. ¿Iría? Seguramente sí. No quería acabar siendo la típica pringada que no va a ninguna fiesta y que se queda estudiando en su casa hasta las tantas para conseguir una matricula de honor que no le serviría a la hora de escoger un trabajo por que ahora, todos estaban enchufados o al menos en esa universidad. Nueve de cada diez estudiantes de allí (Me incluyo) venían por parte de ricos con negocios de alto coste pensando que los subnormales de sus hijos continuarán el legado familiar. Cual cosa, no era cierta por el simple motivo de que como cualquier adolescente de diecinueve años tiene las hormonas tan movidas como una hormiga en un huracán. Eso significaba que sus papis les conseguiría la matricula de honor a base de sobornos y grandes donaciones a la gran institución que en vez de centrarse en alumnos que quieren conseguir esto de verdad prefieren dos cuentas en suiza con el doble de dinero que un trabajador nivel medio en este país ganaría en treinta años.

Ahora, me encontraba subida en el coche de camino a la universidad más prestigiosa de todo Seattle llamada Rayville con las siglas I.F.U. Institución federal universitaria. No me preguntéis el por que del nombre ni de las siglas, lo decidieron así hace más de cincuenta años solo que, fueron remodelando cada cierto tiempo. Vamos que en conclusión: Toda universidad de élite creada para niños pijos que asistirían por obligación era igual a diez veces más beneficio que en otras universidades.

-Ya hemos llegado- Dijo el choffer.

Nada más llegar aprecié lo increíble que era aquel lugar. Pistas de fútbol americano, gradas al mayor estilo de Boulevard, un comedor y clases como Alguien está mintiendo. Estaba sacado de las mejores novelas y películas de ensueño. Este lugar no parecía real. Nada más llegar, nos dirigieron a todos al gimnasio donde se encontraban más gradas y la pista de básquet aunque a veces, solía utilizarse como sala de usos múltiples o para hacer exámenes muy multitudinarios.

Durante todo el día, hicieron presentaciones, algunas pruebas iniciales para saber nuestro nivel y poco más. La verdad dar asignaturas como: Derecho, economía, empresa, estadísticas, historia, matemáticas... Me sobrepasaban pero poco a poco terminaría por acostumbrarme a todo.

***

Una vez llegué a casa, tardé cero coma en entrar a mi habitación para cambiarme. Escogí uno de mis cinco pijamas. La verdad, no hacía falta tanto por que ¡Cinco! era una barbaridad. Una vez terminé de cambiarme y lavarme los dientes me dirigí hacia la cama.

¿Qué coño era eso? Había un paquete con una nota sobre el mismo.

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Te destruiré al igual que lo hice con tu madre

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De pronto, las luces se apagaron...