2: La fiesta

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Ellen

Recorría uno de los barrios más oscuros de toda la zona costera de Seattle. La noche se había hecho con la ciudad varias horas atrás. La única luz que iluminaba las calles, era la de los farolillos y la luna. Un ladrido de perro se escuchó demasiado cerca de mi seguido de un fuerte estruendo al final de un callejón. Salí corriendo de allí lo más rápido que pude, me encontraba realmente asustada. Me había perdido y no sabía hacia donde dirigirme. La ansiedad comenzaba a apoderarse de mi, mi respiración se aceleró y sentí perder el conocimiento por unos instantes cuando de pronto, desperté.

Me encontraba en casa, solamente había sido una pesadilla. Agarré el móvil que se encontraba en la mesilla de noche. Había recibido un video de Amber, cual cosa me extrañó debido a que hacía exactamente siete días que no hablábamos. Al abrirlo, el video comenzó a reproducirse. En el, se encontraba ella, con el cuello partido, su cuello sujetaba su cuerpo en una soga. Se tambaleaba, se escucharon sonidos de angustia y asfixia. Se estremecía y pataleaba con fuerza pero no sirvió, simplemente, en un instante, dejó de emitir sonidos. Su cuerpo, lentamente no hizo ningún otro esfuerzo.

Un grito desgarrador salió de mi boca, comencé a llorar. Me levanté de la cama y me dirigí corriendo hacia su casa. Aquel mismo día, en el instante en el que el video se reprodujo, el mundo se me derrumbó. Sentí ganas de desaparecer de aquí. De hacerme extremadamente pequeña, casi imperceptible y quedarme en un rincón sin sentirme juzgada, sin tener problemas y sin sentir que cada día en el que me levantaba sucedería algo en mi vida que me destrozaría interna y dolorosamente en mil pedazos.

2 semanas antes...

***

No paraba de moverme de un lado a otro del jardín. Llevaba champagne de un lado a otro, esquivaba a los fotógrafos para no estropear fotografías que tomaran. Y, atendía a todo el que me lo pidiera. Desde la zona trasera del jardín, aparecieron los hermanos Ayers, no es que realmente me guste llamarlos así pero es algo que les implantó la sociedad ¿Por parecer algo atractivo y sexy? En verdad, yo no pensaba así ya que, son varios y hermanos. Pues eso, los hermanos Ayers.

A la izquierda, Luke Ayers. Se encontraba con el pelo echado hacia atrás, su mandíbula estaba tensa. Se podía apreciar que no le contentaba estar aquí. Su traje negro, hacía contraste con sus ojos. Parecía un gato negro Solo que este no me traería mala suerte, me jodería la vida.

Al lado de su hermano, Noah Ayers, el más pequeño. Intentaba no parecerse a su hermano mayor, mismo pelo, ojos, y alguna semejanza facial. Solo que Noah, llevaba la camisa medio desabrochada y no llevaba corbata.

Seguido de la única mujer heredera de la familia, Anna Ayers. La segunda hermana más mayor y la única que no quería aparentar perfección. Su oscura mirada, parecía decidida. Solamente, quería acabar con la fiesta cuanto antes. Su liso, largo y castaño pelo estaba perfectamente peinado.

Pero, faltaba uno de los hermanos. Cuando la señorita Alison se percató, se dirigió hacia los tres hermanos para susurrarles algo de lo que no me pude percatar. Debía ser algo relacionado con Dewey Ayers, un nombre atípico pero a su vez tentador.

Los fotógrafos se acercaron a la familia y les hicieron un par de fotos en las que claramente se podía apreciar quien no quería estar ahí.

Pasó el tiempo, y yo me dirigía hacia la cocina para agarrar algo más de champagne debido a que no quedaba pero, no lo encontré por lo que si sucedía eso, como bien dijo la señora de la casa debía ir a la bodega.

Crucé con gran agilidad a la gente que se encontraba en el pasillo en esos instantes y bajé las escaleras hacia el subsuelo.

Una vez allí, alguien me asustó.

-¡Joder!- Al abrir de nuevo los ojos- Disculpe - ¡Mierda! ¿Podía cagarla más ese día? Lo dudo.

-Voy a empezar a creer que me estás acosando- Dijo como no, Luke Ayers con voz ronca mientras se tambaleaba. Algo iba mal, muy mal. Agarré la botella y cuando iba a marcharme.

Lentamente, se acercó hacia mi colocando las manos en los extremos del estante acorralándome.

-¿Qué hace?- Sus labios se acercaron lentamente hacia los míos. Apestaba a alcohol. Me puse nerviosa, sin quererlo o tal vez haciéndolo a propósito, la botella de champagne cayó al suelo causando que se rompiera en mil pedazos y el líquido se esparciera por toda la habitación.

-¿Qué haces loca?, esa botella vale más que tú. Ahora me tendrás que limpiar el pantalón, me has manchado criada de mierda- Dijo riéndose.

Me acerqué hacia él y le pegué una bofetada en la cara. Mis ojos se pusieron borrosos a causa de las lágrimas. Debido a que no quería que se me notaran, me las sequé con la camisa y me dirigí hacia el baño. Si algo tenía realmente claro, es que Luke Ayers, deseará no haber nacido para vivir esto.

The Ayers (Antes De Que Te Destruya 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora