Día 2: Felicidad

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Felix Agreste se encontraba inexpresivo por fuera, pero por dentro sentía desasosiego. Ese día debía viajar a Milán con su padre, pero había decidido pasar a ver a Bridgette antes de irse. Su fiel amiga Bridgette que hacía un año había partido de ese mundo. Ella había cumplido un año de haber muerto el día anterior, y por fin se había armado de valor para acudir al mausoleo donde se encontraban sus cenizas. Sería la primera vez que la visitaba.

Suspiró con tristeza.

Pensó en cómo estaría la familia de ella, junto a su nombre, alguien había pegado una estrella con brillitos encerrando las letras B+M. ¿Qué sentiría una familia al verse tan rota de repente? En su caso, su padre era un hombre de carácter fuerte, a la vez que frío e impersonal, justo como lo era Felix. En cambio, su madre era más bondadosa, siempre haciendo donaciones a caridad y organizaciones sin fines de lucro. Sin embargo, sabría que no se podrían recuperar de una pérdida similar.

Él había conocido a Brid cuando ésta comenzó a acosarlo por las calles. Ni siquiera acudían al mismo instituto. Al principio la veía como una loca, pero con el tiempo se volvieron muy buenos amigos. Y, aunque en algún momento supo que Brid se sentía atraída por él, su amistad había sido más importante y decidió que sería su prioridad, continuar como amigos.

Fue un día como ese, de un año atrás, que Felix se enteró de la muerte de Bridgette mediante una publicación en una red social que poco usaba. Luka Couffaine, quien era amigo de ambos, había publicado una foto con ella y mencionaba lo mucho que la extrañaría. Eso había llamado la atención de Felix, quien inmediatamente marcó el número de Luka, para escuchar la peor de las noticias, Bridgette, su Bridgette, había muerto.

Ella tenía 14 años cuando se conocieron, estudiaba en la misma escuela que su amigo Luka, un instituto de artes, quería ser médico desde que había presenciado un parto fortuito en el transporte público, tocaba el piano y la trompeta, era hija de unos panaderos muy famosos de París, y tenía una hermana, pero nunca la había conocido.

Sabía que su hermana se llamaba Marinette y que estudiaba en otro colegio, al parecer había sido decisión de sus padres que no estudiaran juntas para evitar problemas, ya que, al ser gemelas idénticas, tendían a cambiarse de lugar para hacer travesuras.

Acarició el nombre de Bridgette tallado en granito, recordó la última conversación que mantuvo con ella y una silenciosa lágrima recorrió su mejilla hasta perderse en el mentón. Era tan injusto que alguien tan joven hubiera partido tan pronto. Pero, sabía que había sido haciendo lo que ella más anhelaba, ayudando a las personas. Era un alma tan bondadosa, que esa era la única forma en la que ella habría aceptado morir.

Durante el trayecto a Milán, escuchó las instrucciones que su padre le recitaba, irían como parte de protocolo de reconocimiento con unos proveedores que buscaban trabajar con su padre, y él, empezando en el área del derecho, le daría un vistazo al contrato inicial que pensaban firmar. Eso era algo que le agradaba, la confianza que Gabriel depositaba en él en los aspectos legales a pesar de no haber acabado la universidad aún. A sus 20 años, aún estaba iniciando en ese mundo, pero le gustaba. Se sentía como pez en el agua.

Tal vez a su padre le habría gustado que se dedicara al diseño o a las finanzas para continuar con el negocio familiar, pero nunca se había opuesto a su sueño de ser abogado, y eso lo hacía feliz. Tener una buena relación con su padre realmente lo hacía feliz.

El viaje transcurrió sin problema alguno, hizo algunas observaciones y anotaciones al contrato, que el abogado del lado contrario prometió revisaría y ofrecería un cambio. Su padre le había guiñado un ojo en complicidad y Felix sabía lo que significaba: bien hecho.

Su vida estaba en un momento de plenitud, que hasta cierto punto lo hacía sentir culpable. Imaginaba a la familia de Brid, deshecha por su pérdida, y su felicidad se veía ensombrecida. En algunas ocasiones, Luka le contaba lo mal que se veía la situación para la familia Dupain-Cheng, y se había prometido irlos a ver, darles el pésame, pero cada día lo había postergado hasta que un año había pasado ya.

Umbrella (Felinette Miraculous AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora