Día 11: Ambedo

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Había cosas para la que uno no estaba preparado nunca, una de esas era recibir noticias espantosas en medio de una reunión importante.

Cuando Anneke interrumpió la junta que tenía con los accionistas para hablar de proyectos futuros, no imaginó lo que implicaría. Había dejado su teléfono en el escritorio de su oficina para evitar la tentación de estar revisando su aplicación de mensajes por si Marinette contestaba después de ese mensaje tan extraño que le había mandado en aparente estado de ebriedad.

Su teléfono sonó múltiples veces y Anneke lo contestó al ver la lada estadounidense. Una chica con un acento neoyorkino muy marcado y tal vez un poco ebria, le explicaba que se comunicaba a ese número porque era el último que había llamado al teléfono de Marinette.

Cuando escuchó el nombre de Marinette sus alarmas se encendieron y se excusó con sus jefes para atender la llamada.

-¿Diga?- preguntó en su perfecto inglés con acento británico- ¿Sucedió algo con Marinette?

Trató de mantener la calma, pero escuchaba al fondo como otras personas hablaban y entre el bullicio logró escuchar el llanto de su chica. La corbata comenzó a estorbarle y se la fue quitando conforme el aire se fue volviendo más pesado y la chica al otro lado de la línea no le explicaba qué había pasado.

-Queremos saber si hay alguien que pueda venir por ella- pidió nerviosa-. No se encuentra muy bien.

-¿Qué le pasó?- insistió Felix. A esas alturas, estaba abandonando el edificio con prisa y tomando su automóvil para dirigirse a su apartamento y tomar su pasaporte para salir a Nueva York en ese momento.

-Un chico trató de abusar de ella...

Y eso fue todo lo que Felix necesitó para que su mundo se viniera abajo. Alguien había intentado hacerle daño. No, se corrigió, alguien le había hecho daño. A ella, un pequeño ser de luz que por un tiempo se extinguió y poco a poco estaba logrando brillar a base de cortos destellos.

La chica, quien mencionó que se llamaba Melissa, le explicó cómo se había encontrado con Marinette y su amigo James en esa fiesta de fraternidad y habían estado bebiendo y bailando sin problema alguno. Mencionó que notó un poco extraña la forma en que el chico James trataba de estarla tocando siempre y la forma en la que la miraba, pero como supo que era buen amigo de ella, lo dejó pasar, hasta que pasaron más de treinta minutos sin que estuvieran en su campo de visión y junto con sus amigas comenzaron a buscarla.

Le contó cómo encontraron al malnacido encima de ella mientras Marinette gritaba y trataba de defenderse entre llantos. Ya habían llamado a la policía del campus y el maldito estaba detenido, pero Marinette había sufrido una fuerte crisis de ansiedad y no quería que nadie la tocara, estaba herida física y mentalmente.

Felix pidió que se la pusiera al teléfono y Melissa accedió.

Escuchó cómo la chica le hablaba con voz baja y temerosa a su princesa, y le decía que un chico llamado Felix quería hablar con ella. Su corazón se rompió otro poco más cuando la escuchó lanzar un sollozo lastimero.

-¿Princesa?- preguntó con cuidado cuando la escuchó justo del otro lado de la línea.

-Perdón- lloró la pequeña azabache y comenzó a hipear-. Te-te fallé, y-yo no quería, lo prometo...

El rubio no podía creer que después de la situación tan desagradable, ella pensaba que le había fallado a él. Como muy pocas veces, los ojos se le llenaron de lágrimas y deseo conducir más rápido para poder llegar ya al aeropuerto. Maldito tráfico.

-Mi niña, no me fallaste- le contestó Felix con voz entrecortada-. No fue tu culpa, nunca fue ni será tu culpa. Existe gente muy mala, pero no es tu culpa.

Umbrella (Felinette Miraculous AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora