Día 26: Ácido

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08 de junio, 2026

El fin de semana había pasado de forma fugaz, entre clases y choferes, ni tiempo había tenido de ir a ver a sus papás, pero al menos había hablado por teléfono con Sabine antes de dormir el día anterior.

Por ser lunes, tenía muchos pendientes anotados en su agenda, algo bueno de todo era que Nathalie le había mandado una nota de voz muy temprano recordándole todos los puntos de su agenda de ese día, incluida la reunión con Luna a las 19 horas.

Saliendo de su departamento, una sensación extraña se alojó en su estómago, como si de un mal presentimiento se tratara, pero decidió ignorarlo.

-Son ideas tuyas, Marinette- se regañó dirigiéndose al automóvil que le había asignado Gabriel Agreste-. Seguramente te pone de nervios eso de tener chofer y un guardaespaldas.

-Buenos días, señorita Marinette- saludó Sean, el chofer asignado-. El joven Felix le manda un café.

Le entregó lo que le dijo, siendo que el vaso de café traía pegado un post it con un mensaje a puño y letra de su prometido:

"Ten un bonito día, bichito."

-Gracias, Sean- sonrió guardando el post it en su bolso de mano y dándole un sorbo al café, tan dulce como le gustaba.

Marientte: Gracias por el café, gatito.

Sonrió viendo la foto de perfil de su prometido, una que se habían tomado hacía un tiempo en los Alpes suizos, misma que él tenía en un portarretratos en su oficina.

Felix revisó su teléfono mientras esperaba a Kagami Tsurugi con la resolución de un caso en la sala de juntas:

Felix A: Para que empieces la semana con buena cara, sé que son días complicados.

Bichito: Siempre serán buenos días si te tengo conmigo.

Iba a contestar cuando su amiga entró por la puerta con las carpetas que revisarían.

-Buen día, Felix- saludó Kagami-. Te adelanto que hay un inciso de la resolución del caso Locke que no me convence, parece un hueco legal.

-Entonces pongamos manos a la obra- contestó-. Tengo a la detectora de lagunas y letras pequeñas frente a mí.

Kagami sonrió con suficiencia. Eran muy pocos los casos en los que colaboraban, sus áreas no se mezclaban tanto, pero ese caso les había gustado a los dos y habían decidido trabajarlo juntos.

Dentro del crecimiento de su bufete, estaba la implementación de distintas ramas en el departamento jurídico. Tenían un par de abogados contratados para derecho penal, tres más enfocadas en lo familiar y había una abogada recién graduada que parecía un tiburón defensor del derecho de las mujeres. Kagami había tenido un flechazo por ella desde que la vio ganar un caso en el que la cliente denunciaba acoso sexual de parte de uno de los colaboradores del hospital donde laboraba. Con apenas la palabra y un par de pruebas no tan incriminadoras, Antonella Casillas había ganado el caso con una buena compensación económica para su cliente, disculpas públicas de parte de los directivos del hospital y despido del acosador con orden de restricción. No se había tentado el corazón a la hora de exigir por su cliente y Kagami estuvo a punto de besar el piso por donde Antonella caminaba.

Aunque parecía que Antonella tenía un novio, Kagami había desestimado la relación y Felix se burlaba de ella diciéndole que prefería tenerla de amiga y no de enemiga o se propondría quitarle a Marinette.

Estuvieron toda la mañana discutiendo cuestiones del caso, el cual estremecía a ambos por igual. Como si de una película se tratara, había llegado a A&T un caso de síndrome de Munchausen. A primera instancia, un joven de 16 años pedía emancipación de su madre, y había contactado a la oficina de Felix por recomendación de uno de sus profesores.

Umbrella (Felinette Miraculous AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora