CHAPTER 33.- SOLDADITO

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⚔. ISMAIL.⚔

Devuelvo la mirada hacia la parte de arriba de la mansión, en el mismo punto donde Lenox ya ha visto, antes.

Alguien extraña a su amada.

Por primera vez prefiero que el corage de Selene no se disminuya y se mantenga en el dormitorio  hasta salir de este otro problema. Acaba de irse uno hace menos de cinco minutos pero la vida es tan complicada que ya ha enviado otro.

—¿ Existen  pruebas, aparte del testigo?, sabes que cualquiera puede ir a la comisaría y hacer una denuncia falsa — le interrogo, de la manera más natural que puedo expresar.

Su mandíbula se tensa pero eso no complica su respuesta — Lo llevaremos y la justicia se hará cargo de sí, es inocente o todo  lo contrario —.

— ¡ MALDITO HIJO DE PUTA! —  interfiere Ahmed cabreado pero a la vez con una sonrisa en los labios  y se abalanza hacia Lenox, extrayendo detrás de su pantalón la misma arma que antes Selene tenía en sus manos   pero ahora este le apunta directamente a él. 

Me apresuro a tomar el arma y a quitarsela, antes de que haga algo estúpido y exclamo alarmado — ¡Boşver! ¡Boşver! —. (¡Cálmate, Cálmate!)

Lo empujo tras de mi, con violencia y así poder detenerlo a la vez que  guardo su arma a la altura de mi abdomen por debajo del cinturón  de mi pantalón.

Sus respiraciones son agitadas incluso más que la mía, claramente puedo notar su rabia impregnada en sus ojos rojos.

— Sabes que puedo tomar esto como una denuncia — expone, Lenox.

— ¡Hazlo!,  ¿Qué  te impide hacerlo, Soldadito? — vocifera intentando acercarse pero le bloqueo con una de mis manos.

Le toco el pecho con unos de mis dedos a Ahmed y este retrocede — Que tus hombres  bajen el arma —  me atrevo hablar, sin apartar los ojos de Lenox — ¡ QUE BAJEN LAS MALDITAS ARMAS, DIJE ! — repito y vocifero airado,  mientras espero que este de la  orden.

Ninguno de los dos baja la mirada, ni tampoco quiero hacerlo.  El aire de superioridad que emana en mi territorio altera por completo mi ego.

—¿Pueden calmarse, ambos?— se inmiscuye Doruk,  elevando ambas manos  y así evitar que esto llegue a más problemas.

Sus ojos cambian de mis ojos a  por mis hombros, justo en Ahmed — Sabes que a la justicia no la puedes esquivar —.

Una pequeña sonrisa sale de los labios del castaño y menciona —Me estas desafiando, Soldadito —.

— Tengo que admirar esas agallas Teniente Lenox, por ingresar a mi hogar — me atrevo a jugar un poco — Y   lo digo en gran parte  por mi esposa, la misma a quien le mentiste en la cara el día de su boda —.

KILL ME, THIS LIFE ⚔ 1° Libro Mafia TurcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora