♣capítulo 23♣

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La voz seria de Ukyo llegó a tus oídos y no pudiste evitar sonrojarte.

— ¿Es que todo mundo va a entrar sin tocar?— te oyó murmurar y sonrió— No hay ocasión especial, es solo un vestido sencillo— dijiste atando tu cabello en una cola alta, bajo la atenta mirada del hombre. Y de hecho si era un vestido sencillo de un color azulado oscuro, liso y sin ningún tipo de adorno.

— Entonces es maravilloso que hagas lucir tan elegante todo lo que lleves— sonrió acomodando sus lentes y dio unos cuantos pasos hacia ti. Te quédate viendo su andar y te petrificaste al verlo guiar su mano hasta tu cabello. Cerraste los ojos por instinto y sentiste el roce de sus dedos cerca de tu oído— Un mechón....— te apartarse rápidamente al sentir su voz tan cerca y llevaste tu mano al mechón rebelde que no se había dejado atrapar.

—S-si... gracias— te sentiste avergonzada y tus mejillas te delataron.

— Ejem...— alguien aclaró su garganta desde el pasillo y Ukyo soltó un suspiro disimulado y caminó hasta la puerta.

— Veo que ya te sientes mucho mejor— dijo volteando a ver por sobre su hombro a su hermano mayor. Masaomi mantenía su mirada serena y por más que quiso no pudo sonreír como normalmente lo haría.

—¿Todo...está bien?— te asomarte al pasillo para ver quién estaba allí— Masaomi— le sonreíste aliviada y te acercaste a ver si su condición estaba bien como para levantarse— No deberías levantarte, podrías haberte mareado y caído...

— Pero estoy bien— te interrumpió. Su mirada no se apartaba de Ukyo y este último solamente observaba la situación con cierta diversión.

— Aún así no deberías esforzarte— frunciste el entrecejo y al oírte algo molesta, recién ahí volteó a mirarte. Sus ojos pasaron de tu expresión seria a tu postura firme con los brazos sobre tus caderas, como si estuvieras regañando a un niño pequeño. Notó lo bien que te veías con aquel vestido y no pudo evitar escanear tu figura hasta terminar por sentirse avergonzado.

— ¿Acaso te subió la temperatura?— Ukyo se acercó con preocupación.

—¿Te encuentras bien?— lo tomaste por el hombro y el pecho para poder sostenerlo mientras Masaomi cubría su sonrojo y asentía a duras penas.

— No te preocupes, yo lo llevo a su habitación— Ukyo tomó por los hombros a su hermano y lo encaminó por el pasillo— por lo pronto, puedes traer una botella de agua fría para que se refresque.

Asentiste y saliste directa a la cocina por lo que Ukyo había pedido.

— No tengo fiebre...

— Lo se— respondió dejando de abrazar a su hermano mayor— solo quería evitar que ella te viera así de patético—Masaomi apretó sus labios y soltó un suspiro. Ukyo sonrió y acompañó a su hermano hasta su habitación— Vendrá pronto a traer algo para que te refresques.

Llegaste hasta la cocina y tomaste un vaso de agua fría y volviste a la habitación de Masaomi agitada, preocupada y algo asustada.

— Ya regresé— entraste en la habitación y el mayor de los Asahina estaba acostado cubriendo su rostro con su antebrazo y Ukyo sentado en una silla al lado de la cama mirándolo mientras sonreía— ¿Está bien?— preguntaste viendo a Ukyo y este solo sonrió. Te acercaste a la cama y te arrodillaste colocando el vaso de agua sobre la mesita de noche— ¿Estás bien?— Masaomi escuchó el leve susurro cerca de su oído y se removió inquieto.

— Iré por el termómetro para estar seguros— Ukyo se levantó y caminó hasta la puerta— yo no soy el doctor, pero si puedo diagnosticar un simple ataque de celos cuando lo veo— Masaomi se levantó apresuradamente para responder al murmullo tan despreocupado de su hermano, pero cuando quiso responder, Ukyo ya no estaba.

¡No Caigas Por Esos Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora