♣ Capítulo 38♣

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No recordabas en qué momento llegaron a la casa. Tampoco cuando todo el mundo desapareció en sus habitaciones, mucho menos que hacías sentada en la cocina bebiendo una copa con Kaname.

Soltaste tu décimo suspiro y Kaname volvió su vista a ti.

— Fue lindo oírte suspirar las primeras tres veces, ya deja éso — te sirvió algo más de sake y bebiste.

— Solo quiero ahogarme en mi miseria, si quieres seguir acompañándome, no me hables— le tendiste tu pequeño vaso para que volviera a servir y así lo hizo.

— Creí que sería una gran noche para ti.

—¿Una gran noche? Fue realmente un asco... Bueno, solo impactante— te retractaste a último momento pero aún así no dejabas de estar impactada.

— Si, fue impactante ver a Azusa ebrio. Y que le vomitara la sábana a Tsubaki— recordó el momento en el que llegaron y echó una risa.

— Si eso te pareció impactante, te perdiste de mucho...— susurraste volviendo a tomar todo el contenido del vaso de un trago.

Kaname sonrió viendo que aún seguías bastante lúcida aún después de tomar toda la botella de sake. Su celular sonó y leyó los mensajes.

— Bien, tengo que irme— lo miraste e hiciste un ademán de saludo— y por desgraciada para ti, te acabaste la botella así que ve a dormir.

— ¿Qué? De verdad no hay más...— intentaste hacer aparece más bebida dentro de tu vaso.

— Aunque...— dijo el hombre pensativo y lo miraste con ojos soñadores esperando a que tuviera otra botella escondida — quedé con unos amigos para salir a festejar, por si quieres acompañarnos. Así podrás distraerte de lo que sea que haya ocurrido esta noche.

Lo pensaste un momento y luego miraste tu ropa.

— Solo deja que me cambie y vaya por mi bolso — te levantaste y Kaname volvió a mirarte alzando las cejas.

— Es halloween, ¿no puedes solo ir así?— lo miraste amenazante y él solo alzó los brazos en señal de rendición.

Te cambiaste rápidamente de ropa y tomaste tu celular y tú bolso. Claro que aquello era precipitado, querías beber, sino en ninguna otra circunstancia hubieras aceptado siquiera aquella invitación.

 Claro que aquello era precipitado, querías beber, sino en ninguna otra circunstancia hubieras aceptado siquiera aquella invitación

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—Muy sensato llamar un taxi — dijiste al ver que fuera de la residencia había uno esperando por ustedes.

— Iba a ir caminando, para poder fumar pero, así tomaremos menos frío—  te tendió la mano. No aceptaste y caminante hasta el taxi y subiste primero. Kaname se quedó en su sitio y no pudo evitar reír ante ese comportamiento tan frío tuyo.

Llegaron un par de minutos después al lugar que Kaname y sus amigos solían frecuentar.

— Es bastante...pintoresco— hiciste una mueca y Kaname rió.

¡No Caigas Por Esos Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora