♣Capítulo 26♣

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— ¿No piensas en casarte aún?

La sorpresa fue inmediata, pues no esperabas aquella pregunta. Mas aún, no sabías porqué estaba tan interesado al respecto. Te ahogaste con tu propia saliva y comenzaste a toser ligeramente por lo que el hombre se preocupó y rápidamente se disculpó por haber sido tan abrupto e inoportuno.

— No tienes que disculparte, es solo que fue algo repentino...— no querías apartar la vista del camino por lo que solo lo miraste de reojo— ¿Por qué estás interesado en eso?

Ukyo no respondió por uno o dos minutos que se te hicieron eternos hasta que echó a reír y se volvió a disculpar:— Es vergonzoso admitirlo...— lo viste rascar su nuca y desviar su vista hacia la ventana— Pero soy curioso al respecto. ¿No piensas en ello?

Te detuviste a pensarlo un segundo. No era una de tus preocupaciones el casarte, al menos no hasta ese momento. No sabías si mas adelante podría darse, pero en ese momento de tu vida tenías otras cosas mejores en las cuales ocupar tu tiempo que en buscar un posible esposo. 

— No lo había pensado hasta ahora, es decir, tampoco es como si me quisiera quedar soltera toda la vida, pero ahora mismo no estoy pensando en ello. Aún soy bastante joven—  sonreíste y Ukyo asintió con la cabeza.

— Yo también pensaba así, y de tanto dejar pasar el tiempo ya estoy por cumplir los treinta— rió algo avergonzado.

— Tampoco es que seas un viejo decrépito— reíste—. Ya encontrarás a alguien especial. 

— Si... Pero no quiero forzarlo de esa manera— lo oíste suspirar con frustración.

—¿Forzarlo? ¿A que te refieres?

— Mi madre...— al escucharlo nombrar a Miwa ya sabías por dónde estaba yendo aquella conversación— desde hace algún tiempo que nos viene insistiendo a Masaomi y a mi de encontrar pareja y casarnos. Estuvo a punto de arreglarnos matrimonios— no te sorprendía para nada pues la mujer cada vez que podía ofrecía a sus hijos como si se tratara de un catálogo de esposos.

— Miwa suele hacer ese tipo de cosas, lo se— soltaste un suspiro. Recordaste lo feliz que estuvo al enterarse de que habías sido novia de su hijo, lástima que lo supo luego de que hubieran terminado— . Aún así se preocupa mucho por ustedes. 

— Sí, eso lo se muy bien. Pero se preocupa por cosas que no son de su incumbencia y a veces suele ser...

— Asfixiante, si— sonreíste y Ukyo te imitó.

— Asfixiante, si— sonreíste y Ukyo te imitó

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Llegaron al sitio y bajaron del auto. Entraron al edificio y había bastantes personas yendo y viniendo de un sitio a otro.

Algunos se detenían a saludar a Ukyo y charlar con él y otros simplemente lo saludaban desde la distancia.  No prestabas atención a lo que Ukyo hablaba con esas personas, pero sí comenzó a incomodarte la forma en la que una mujer te estaba observando. Caminaste hasta la recepción junto a Ukyo e intentaste desviar tu atención viendo lo elegante de aquel sitio. Te sentías como una niña pequeña en un lugar repleto de adultos competentes.

¡No Caigas Por Esos Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora