𝙼𝚒 𝙴𝚜𝚙𝚘𝚜𝚘 [𝙹𝚞𝚊𝚗 𝙿𝚊𝚋𝚕𝚘 𝚅𝚒𝚕𝚕𝚊𝚖𝚒𝚕]

4.

En el estudio, siguiendo con las grabaciones. Tuvimos que repetir varías frases. Estábamos desbastados después de todo lo que grabamos.

Yoshi aparece en aquel estudio saludando a Nath. Lo cual de seguro que fue idea de Nath, que viniera. Solamente, que para ella la presencia de Yoshi era un poco molesta por que aún estaba enojada con él.

- ¿Acaso vienes a retirar tus palabras de esta mañana, Yoshi? - le pregunta ella, mientras sale de aquella pequeña sala. Mientras que él con su cabeza niega.

Susana, va detrás de Lucia sin dirigirle la palabra a Yoshi en aquel momento. Es como si viviera en la piel de su hermana menor.

- ¿Sabes que le pasa a estos dos ahora? - pregunta Lucia bastante confusa por los silencios incómodos entre ellos.

- Se han peleado o eso creo.

Ella solo sonríe y rueda los ojos.

Se despiden entre todos. Al día siguiente era un sábado algo tarde, la familia Isaza tuvo una comida familiar.

- ¿Enserio, madre? - le dice su hija, bebiendo agua. - ¿Acaso no les importa nuestras opiniones? - Deja de comer, mirando de una forma tan profunda y mala. - ¿Acaso ya sabes cuánto cuesta un abogado, madre?

Estábamos en una mesa grande, ya que a mi hermano se le ocurrió invitar a sus mejores amigos. Lo cual estaban en silencio y seguían comiendo.

- Esta vez, Catalina tiene razón madre. - Susana, le estaba dando la razón a su hermana pequeña. - ¿Acaso nuestras opiniones no son válidas en estos momentos?

Lucia nota como Catalina estaba disgustada y queriendo llorar en aquel momento. Lucia acompaña a su hermana a fuera a tomar aire, dejar que llorara y abrazarle.

Mirando lo pequeño que podía ser el centro de Bogotá en aquella pequeña montaña, donde estaba situado el restaurante.

- Creo que tienes una visita, pequeña. - comenta su hermana, ladea ella su cabeza queriendo saber quien era.

Lucia se marcha.

- Tú, ¿Juan Pablo Villamil, verdad?

Asiente y le sonríe.

- ¡Gracias por venir! o eso creo. - bufa ella y suspira.

- Oye, tampoco debes de ser tan dura con tu madre. - le comentó - Puede que tuviera razones para no haberlo comentado con ustedes.

- ¿Acaso la vas a defender? - el niega con su cabeza - Entonces no digas cosas que ni al caso van. ¡Debió comentarlo!

El la calla rápidamente con un beso. Catalina se aparta sorprendida. Dándole una cachetada bastante fuerte.

- Acaso, eres uno de esos que van repartiendo besos cada vez que conoces a alguien?

Él se toca su mejilla, la cual en estos momentos estaba ardiendo. - No, no lo soy. ¿Por qué?

- ¿Cómo que porqué? Me acabas de dar un beso.

Catalina, no estaba acostumbrada a que le dieran besos robados ni menos que tuvieran pareja.

- ¡No vuelvas a besarme en tu vida! - le comenta ella - No me conoces ni yo te conozco.

Ella se marcha hacia adentro, se sienta en su sitio. Sin dirigir ninguna palabra. Una vez terminada la cena, todos se levantan. Varios habían decidido en irse a la casa de los Vargas, mientras que Nath le comentó a Catalina ir a dar una pequeña vuelta por el centro.

Camila, aparece en aquel restaurante. Ya que ella manejaba el auto. Se baja, mientras nos saluda con una mano y se dirigió hacia los chicos.

- ¿Acaso ese chico tiene novia? - Catalina murmuró mientras frunce una ceja.

- Sí, lamentablemente sí.

- Y, ¿cuánto llevan juntos?

- Ya casi 5 años, de que llevan juntos.

Abre muy grande sus ojos, y empiezan a caminar hacia el auto que Nath había traído. Se sientan, enciende el auto y se marchan.

WhatsAp, J.P. Villamil & Catalina.
¿Acaso te sorprendiste al descubrir que tenía novia? - J.P.
La verdad, ¡Sí! - C.
¿Por qué? - J.P.
¿Me estás jodiendo? A ver si te enteras, no me apetece salir contigo.
No, ¿porqué? ¿me estás rechazando la pedida de salir juntos?
Si, la he rechazado. ¡No quiero ocasiona problemas con tu novia!

Nath, solo sonríe al ver la conversación entre ellos dos. Estaban en frente de la mansión de Catalina. Aparca ahí el auto, para después ir al centro e ir de compras.

Decido en comprarles algunos regalos a mis hermanos, ya que siempre me han apoyado en todo. Y siempre han estado para mi en todo momento.

- ¡No! - niego con la cabeza, y rio bajo.

- ¿Pero enserio te robo un beso? - pregunta Nath, pagando algunas camisas que había comprado en en Zara.

- Sí, el muy idiota. - comentó enojada - ¡Muy idiota!

- Pero, ¿le darías una oportunidad de conocerlo?

Ella se encoge de hombros, no sabría decirlo. - Pues no lo sé, creo que si. - suspiro y volvemos a mi casa.

Entramos. Nos sentamos en el sofá para descansar. Mis padres saludan a Nath, con un abrazo y dos besos.

Nath, me lleva a la casa de J.P. Villamil ya que mi hermano estaba ahí junto a Lucia y Susana.

- ¿Acaso hay fiesta? Y no me avisaron. - Preguntaron ambas, entrando a la casa de Juan Pablo.

Nath fue en dirección a su novio para darle los besos que siempre se daban constantemente. Catalina, primero empieza a dar una pequeña vuelta por aquella grande mansión. Era la primera vez que no tomaría primero, en la fiesta.

Curiosidad tenía en ver la casa en donde viviría su galán. ¡Empezaban a venirme sensaciones bastante raras hacia él, desde aquel beso robado!

Estaba parada en aquel grande cristal de ventana, mirando a la calle y ver personas corriendo y gritando.

- ¿Te la pasas bien, espiando a personas? - dice una voz reconocida, detrás de ella.

Ella sale de sus pensamientos. - ¡Cállate! - le dije y hago pequeños gestos de molestia. - No hables, si no sabes.

Vuelve a estar concentrada en ver las calles llena de adolescentes. Suspira, mientras se cruza de brazos.

- Mi amor, te estaba buscando. - sus palabras iban disminuyendo, al verlo con esa chica. - ¿Y tú quien eres?

- La hermana menor de la familia Isaza. - suspira ella.

Ella solo la mira, le dedica una sonrisa. Ella, solo se marcha de aquel lugar. Se muerde el labio por dentro, levemente.

Él, solo le mira de reojo. Sonríe de una manera de descontrol hacia ella. La verdad, es que no tenia tan feo cuerpo.

Cami, seguía bebiendo de su vaso. Un poco preocupada por las miradas que su novio le hacía a la nueva chica. - ¿Bonita vista, mi amor?

Él rápidamente desvía su vista, tragando saliva. - ¿Cómo crees mi amor? - le comenta su novio. - Yo solo tengo ojos para ti. - le acaricia su mejilla y le da un pequeño toque en su nariz para después besarla.

Buscando a alguien para poder hablar, me abrazaba a mi misma y jugaba con mis dedos de mis manos. Bufo al no encontrar a casi nadie. Miro el reloj las 5.30 de la madrugada, todos se encontrarían dormidos por los sofás, habitaciones. En cualquier lugar.

Siento como unas manos se posaban en mi cintura haciendo que me echara para atrás, sintiera la respiración en mi cuello. Ladeo mi cara para ver quien era. Estaba completamente semi - desnudo. Con una toalla a la mitad, se notaba que había salido recién de la ducha.