5.

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1 semana de conocer bien a la banda de mi hermano mayor. Y sí, me caen bien. Me hecho muy amiga de los hermanos Vargas son muy simpáticos la verdad y bastante graciosos.

Y con Juan Pablo Villamil, era buena. Pero cada día hacia que sus sentimientos por él creciera más. Aunque no sería como todas las chicas fáciles, que luego, luego ya estaban en la cama haciéndolo. Endulzar su oído en segundos.

Iba a darse a respetar, no sería fácil. - Dime, ¿en que estábamos? - dice ella, volviendo a su mundo.

Ella le pasa un papel con la letra de la canción. - ¿Estas segura en que la quieres cantar en frente de bastante público? - ella asiente.

Miraba en estos momentos, como Juan Pablo Villamil estaba muy juguetón con su novia. Ninguna mirada me hacía.

- ¿Acaso los encantos de J.P. Villamil, te hechizaron? - pregunta su hermana Susana, mirando a Catalina. Quien se sonroja, rápidamente. - Eso es un sí.

Asiente.

- Me tiene hechizada, Susana. - le comenta, bufa. - Pero no quiero ser la típica chica fácil. ¿Entiendes?

Ella le acaricia su mejilla y asiente, sonriendo. Le abraza y tierna le dice. - Claro que lo entiendo, pequeña. ¿Pero no dejes que el amor te haga hacer locuras?

- Si, Susana - Asiente, continuando el abrazo. El que tanto necesitaba.

Lucia estaba hablando con Martín Vargas en aquella grande jardín que tenía él en su mansión. Animadamente así que no quise molestar, sigo más adelante y veo a mi hermano preparándose un café y voy hacia él y le abrazo por su espalda.

- Hola Pedro. - abro mis ojos sin apartarme de él y miro al manager de Morat. - Que alegría verte otra vez.

- Hola, Catalina. - le saluda con su mano y tomando un sorbo de su café con leche. - Si que bueno volverte a ver.

Sonríe.

- ¿Lista para esta noche, pequeña? - pregunta su hermano mayor.

Asiente.

- Si, hermano.

Él se pone su café ya preparado en su taza y le da un sorbo. Ella busca algo de comer, mientras se aleja de aquellos dos hombres.

- Perdón, no sabía que estaban aquí. - dice al verlos rápidamente vistiéndose, un poco incómoda. Se marcha de la cocina.

Creo que todo el mundo estaba ocupado en estos momentos. Aburrida, haciendo una vuelta y encuentra la sala del piano. Se sienta y empieza a tocar el piano, "Nunca te olvide".

- ¿Desde cuando tocas el piano? - pregunta una voz femenina, Cami.

- Desde que tenía los 3 años. - le respondí, mientras que paro de tocar el piano. - ¿Por qué?

- Tocas muy bonito. - le comenta ella tiernamente.

- Gracias.

Sigo tocando el piano, concentrada en sus dedos donde los ponía. Cami, hace una pequeña historia y la etiqueta. Ella para, cansada.

- Que pena que hayas visto, eso. - le comentó J.P. Villamil. - ¡No quise incomodarte!

Ella solo rueda los ojos, y lo mira mientras cruza sus brazos, se le sale una risa de no interesarle sus disculpas. - ¿Me crees cara de estupida? No me interesa tus disculpas - empiezo a caminar - Ademas, estás en tu casa, ¿no?

El la carga, por un momento. Para llevarla hacia su habitación, bastante amplia era.

- ¿Pero que haces? ¡Acaso te has vuelto loco, por que me traes a tu habitación si tienes novia! - le comenté soltándome de su agarre - ¡No puedes hacer esto, si tu novia esta rondando por aquí!

Cierra con pestillo su puerta, para que no pudiera escapar. ¡Mierda ahora no tendría como poder escaparme de aquí! Ella se sienta, mientras cruza sus piernas y se queda callada.

- ¡Eres muy interesante! - le comenta el, apoyándose en la puerta - Eres una caja de sorpresas, diría yo.

Rueda los ojos, suspirando esta vez sin contestarle. Quería salir de ahí, últimamente aquellos dos no tuvieron la oportunidad de conocerse tan bien.

Aunque para el, ya sabía quien era, su edad, su cumpleaños, bueno todo de ella gracias a sus dos hermanas. Aunque ella tenía razón, tenía novia. Eso les haría difícil salir juntos.

Conocerlo bien a él, y no por lo que la gente decía de él.

- ¿Por que eres tan difícil para conocerte mejor? - le pregunta él, un poco confuso en la manera que actuaba con él.

- Sera por que nunca he sido abierta a un chico - le responde Catalina - Nunca nadie un chico se había interesado por mi.

El extiende su mano hacia mi mientras caminaba hacia mi, se la cojo.

- ¿Y como es eso posible? - la atrae a él, poniendo sus manos en su cintura - Yo te llevo conociendo más o menos una semana y eres una chica muy bonita.

Ella traga grueso, mirándole directamente a sus ojos. Le saca creo una pequeña sonrisa de sus labios carnosos.

- ¿A que te refieres a una chica bonita? - frunzo mi ceja, intentando quitar sus manos. - ¿Y por eso me pones las manos en mi cintura?

Él asiente dedicándole una sonrisa, y con sus dedos gruesos acaricia su cintura y va hacia arriba y me acaricia mis labios, él se lame los labios.

Él se acerca, nuevamente. ¿Esa era la manera de conocerme mejor? Para el, sí.

- No deberíamos. - le comenta, al estar tan cerca de él - ¿Me llevarías a casa, mañana tengo universidad y es un poco tarde?

Él se aparta un poco y asiente. Abre la puerta, dejándole pasar primero a ella y mirarle su lindo trasero.

- Déjame de ver mi trasero - le comenta - ¡Tu novia estará por aquí aún rondando!

Él se pone su chaqueta, mientras espera a que tenga todo ella.

- ¿Quieres ir caminando o en auto?

- Caminando, por favor.

Empiezan a caminar por aquellas calles otra vez en silencio. Miraban a sus alrededores suspirando a la misma vez.

- Y ¿cuál es tu edad? - pregunta él.

- 17 ¿y cuál es tu edad?

- 26 apuntó de cumplir 27.

A Catalina le ponía bastante los chicos más grandes que ella y ella sonríe ya que estaba más adelante de él.

- Que bien.

Estaban ahora en el centro, estaba bastante oscuro y Catalina tenía un poco de hambre. Pasan al McDonalds a pedir un menú para comer ahí mismo.

- No debiste pagar, yo me podía pagar mi menú Juan Pablo - le comenta ella toda tierna.

- No es nada pequeña - le guiña el ojo.

Se sonroja. Y siguen comiendo.

- ¿Ha que hora empiezas mañana? - le comenta él al terminar su comida.

- A las 7.30 y salgo a las 15.00 - le responde.

Una vez que terminan de comer, se dirigen a la casa de Catalina. Abre la puerta, muchas miradas habían mirando hacia la puerta.

- Al fin, ¿en donde estabas? - preguntaron mis padres con esa voz de preocupación.

- Estaba en la casa de él. - señaló a J.P. Villamil - Alguien se olvido de mi - le comentó y miro a mis hermanos, riendo.

Ellos me miran riéndose bajo y le dan un abrazo como perdón y dándole las gracias a Villamil.

𝙼𝚒 𝙴𝚜𝚙𝚘𝚜𝚘 [𝙹𝚞𝚊𝚗 𝙿𝚊𝚋𝚕𝚘 𝚅𝚒𝚕𝚕𝚊𝚖𝚒𝚕]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora