Capítulo 22: El ataque al silo parte 2

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*Max

Con los equipos formados nos separamos y emprendimos camino al misil que debíamos desactivar. A cada paso que dábamos sentía que el nudo en mi garganta se apretaba cada vez más. Una cosa es lo que hice en Marsella, que sí, fue enorme, pero otra muy distinta es desactivar un misil nuclear contrarreloj.

Reconozco que el plan suena muy fácil, porque solo es cuestión de colocar la carga PEM y activarla, pero si algo me ha enseñado la experiencia es que nada es fácil cuando se trata de los Oscuros, lo que me recuerda:

- Hey, Martha - Llamé a la mujer musculosa que nos salvó en el museo hace unos días - Estuviste con estos locos ¿Sabes qué clase de resistencia deberíamos esperar? - Le pregunté sin pelos en la lengua.

- Pues es complicado, pero si tuviera que adivinar, diría que podrían intentar retrasarnos usando los pasillos como ventaja - Eso último me confundió un poco.

- ¿Utilizando los pasillos como ventaja? - Le preguntó Wuchin confundida.

- Sí - Confirmó Martha - Probablemente quieran aprovechar que los pasillos son angostos y manden a usuarios de fuego, aire o rayo para frenarnos.

- Tiene sentido - Dije para mí mismo - Pero ¿Estás segura de que esa será su estrategia? Porque podrían intentar otra cosa como... - La llamarada que apareció en mi camino interrumpió mi frase.

- Sí - Dijo Martha con sarcasmo ácido - Estoy muy segura de que esa será su estrategia.

Por poco y me quedo sin nariz con esa tremenda llamarada que cubrió todo el pasillo, no volverán a broncearme, ya tuve suficiente con el bronceado de Marsella. Retrocedí dos pasos y aclaré mi garganta para luego tomar una gran bocanada de aire y soplar un tremendo chorro de arena que luego usé para dispar las llamas y colocar una pared de rocas en el pasillo.

Nos colocamos detrás de las piedras mientras nos disparaban aire comprimido, bolas de fuego y relámpagos miniatura, estábamos acorralados y no sé cuánto más resistirá la pared. Miré el mapa de Elena para intentar buscar otra ruta, pero desafortunadamente esa era la única:

- Mierda - Dije y luego me puse a pensar cómo demonios haríamos para pasar, pero no se me ocurría nada - ¿Alguna idea? - Pregunté - Porque yo estoy en blanco.

- Ninguna - Dijo Wuchin.

- Estoy igual - Terminó de decir Martha - Si algún usuario de fuego o aire hubiera venido con nosotros, tal vez podría distraerlos mientras nosotros nos acercamos.

- Pero incluso así, en un lugar cerrado como este, los Oscuros tienen la ventaja - Dijo Wuchin.

- Lo sé, pero la verdad es que no tengo ideas.

- Hey George, ¿Se te ocurre algo para...? - Más temprano que tarde me di cuenta de que George no estaba y encima de nosotros había un conducto de ventilación abierto - Se toma muy en serio eso del Lobo Silencioso.

Entonces escuchamos varios gritos y algunos disparos que venían desde los Oscuros que nos atacaron. Al asomar la cabeza presenciamos como George terminaba de matar al último de ellos, y encima de él había un ducto de ventilación abierto. Nos acercamos a él y Wuchin comenzó a hablarle:

- ¿Podrías al menos avisar cuándo vayas a hacer eso? - Le preguntó de forma sarcástica y George solo rodó los ojos y comenzó a hacer señas - Podría haber más de ellos en lo que resta de camino, hay que tener cuidado - Tradujo Wuchin.

- Eso es muy cierto, pero aquí hay algo que no cuadra - Dijo Martha pensativa.

- ¿De qué hablas? - Le preguntó Wuchin.

Libro 5 | Saga Elementos | Agua: La Hija del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora