Mi padre volvió a llevarme hasta el instituto, su turno comenzaba media hora antes, iba a tener que esperar casi una hora a que sonara el timbre. Esto de no tener coche era un infierno. ¿Para que hizo que me sacara el carnet si no iba a tener un coche para conducir?
Decidí sentarme en el banco que había delante de la cafetería. Era el único que no estaba mojado después de la gran tormenta que hubo esta madrugada. No sabía que hacer al principio, hasta que recordé el libro que había recogido ayer en la biblioteca, era un buen momento para seguir leyendo, no tenía nada mejor que hacer.
El tiempo paso lento, hacía demasiado frío ahí fuera, se me estaban congelando las manos de tener que sujetar el libro. Al poco tiempo, viendo ese panorama decidí dejarlo, prefería aburrirme a quedarme sin manos.
Estuve 20 minutos mirando al aire hasta que comenzaron a llegar los primeros estudiantes. No sabía que hacer, no me apetecía acercarme a nadie y entablar una conversación, tampoco es que fuera demasiado buena haciéndolo. Al final decidí esperar a que abrieran las puertas sentada en el banco.
No pasaron ni dos minutos antes de que el conserje pasara por mi lado de camino a la entrada principal a abrir las puertas. Cuando lo vi dirigirse hacia ahí, cogí mi mochila y me dispuse a seguirlo, quería entrar de una vez en mi clase, sentarme al lado de un radiador y entrar en calor de una vez. Estaba muerta de frío, aburrida y cabreada por tener que pasar por esto el segundo día de clase.
No me parecía un buen augurio que el año empezara así.
Una vez sentada en mi sitio y con las manos ya más calentitas, comencé a sentirme mejor, el cabreo se me fue pasando, aunque no del todo. Me seguía pareciendo que mi padre no había planeado demasiado bien mi llegada, no creo que supiera como tratar a una adolescente, ni lo que necesitaba para sobrevivir en este pueblo.
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El timbre del almuerzo sonó después de lo que me pareció una eternidad. No era capaz de concentrarme ni un minuto más en lo que estaba diciendo el profesor, cada clase que tuve esta mañana era más aburrida que la anterior. Todo lo que estaba dando en este curso ya lo tenía repasado de años anteriores. Esto es lo que pasa por cambiar de instituto, iba a ser un año muy aburrido.
Decidí no ir a la cafetería, no quería comprobar si los Cullen me aceptaban o no en su mesa, me parecía demasiado bochornoso que no lo hicieran, que decidieran no tener trato conmigo delante de los demás alumnos. No los culparía tampoco, no debería de ser demasiado bueno para su vida social si mi reciente "relación" con Carlisle salía a la luz.
Aunque tampoco había pensado demasiado en eso. No sabía lo que teníamos, ni realmente si era algo. No había pensado en la reacción de nadie ante nuestra "relación" si salía a la luz, todo era demasiado reciente y estaba pasando demasiado rápido. Esta tarde tenía que hablar de esto con Carlisle, no quería que todo esto pudiera perjudicar su trabajo o posición social. No quería que esto acabara mal, me gustaba demasiado.
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Carlisle Cullen
VampireYa estaba contando los días para poder volver a casa cuando mi mirada su cruzó con la suya. En ese momento caí. Lo supe, estaba perdida, no volvería a casa.