Carlisle Cullen

Capítulo 14

Cuando los azotes terminaron volvió a sentarme en su regazo para besarme otra vez. Ahora podía sentir su polla dura a través de su pantalón, pulsando contra mi sexo, clamando por salir.
Él apoyó las manos en mis caderas y comenzó a explorar mi cuerpo, subiendo hasta mis pechos, ahuecándoles con sus manos firmes y suaves.
Volvió a bajarlas hasta el borde de mi camiseta y me la sacó.

En ese momento la realidad se precipitó a través de la neblina de excitación y me dí cuenta de la situación. Estaba sentada medio desnuda en el regazo de un hombre unos 10 años mayor que yo. Un hombre al que había visto dos veces, y que mi corazón reconocía como mío.
-Yo... yo... no... no puedo. Lo siento. -dije mientras me tapaba con las manos e intentaba salir de su regazo.
Tenía muchas ganas de llorar, seguro que después de este numerito no quería volver a acercarse a mi.
Pero él no me permitió levantarme, sus manos agarraron mis caderas y mi sostuvieron.
-Tranquila, tranquila. -sus dedos hacían círculos calmantes en la piel descubierta de mi cintura. -No pasa nada, no tienes nada que lamentar, en realidad soy yo quien lo lamenta. Por favor, mírame.
Pero no era capaz, mi mirada estaba clavada en su pecho, su musculoso pecho. Una de sus manos cogió suavemente mi barbilla y la subió para que lo mirara a los ojos.
-Siento haberte presionado, fui demasiado rápido y duro contigo. Los siento. Sólo... el poder oler tu excitación... me volvió un poco loco.
-Está bien -sonreí suavemente- a mi también me volviste un poco loca, pero... yo nunca... nunca he hecho algo como esto antes. Y sólo, no quería que todo pasara tan rápido. -dije sonrojada y un poco más relajada.
Él también parecía más tranquilo. Me pasó la camiseta y me ayudó a colocármela.
-Vamos, es tarde, deberías comer algo, ya es hora de cenar.
-¿Que te apetece comer? Soy muy buena cocinera.
-No te molestes, sigo una dieta muy estricta, no creo que tengas ese tipo de alimentos en casa.