Capítulo 22

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-Ven, quiero mostrarte el resto de la casa

Carlisle me guió con una mano en la espalda hacia las escaleras. Mientras avanzábamos cada uno de los hijos de Carlisle volvió a sus respectivas actividades, con toda la tranquilidad, mientras que yo no era capaz de dejar de observar todo emocionada, no solo sus hijos parecían maravillosos, esta casa era impresionante, desde la enorme pared acristalada hasta los pequeños detalles que le daban a la casa un aspecto elegante y moderno.

No pude evitar pararme en seco al ver la enorme cruz que adornaba las escaleras. Era gigantesca y parecía muy antigua.
Creo que mi cara de sorpresa al ver esa enormidad fue muy clara.
-¿Qué te parece?
-Eh... -me quedé en blanco mirando mientras seguía mirando esa cruz alucinada. -¿Eres cristiano? ¿De los que creen en Dios?
-Si
-¿De los que van a la iglesia todos los domingos y todo eso?
-Si, pero no suelo ir aquí en Forks.
-Vale -respondí después de unos segundo, no queriendo meterme mucho más en el tema religioso. Por lo que seguí subiendo las escaleras, con él a mi lado.

Al llegar a la puerta de madera al principio del pasillo nos paramos y la abrió, dejando que pasara primero.
-Este es mi despacho. -dijo desde la puerta.

Solo dio un paso más en la habitación, dejándome espacio para explorarla por mi cuenta. Era sorprendente, desde los múltiples cuadros antiguos, hasta las enormes estanterías llenas de libros.
No era una gran admiradora del arte, pero no pude evitar darle un segundo vistazo a cada una de esas obras. Las fui examinando una a una, intentando entenderlas, hasta que llegué a una de las últimas obras de la izquierda.

-¿Eres tú? -pregunté muy sorprendida mirando el cuadro que tenía delante.
Carlisle también parecía sorprendido de que lo hubiera reconocido, supongo que no se esperaba que me pusiera a observar los cuadros uno a uno.
-Si, soy yo, un amigo me lo hizo como regalo de despedida, antes de mi partida a América.
-Enserio, ¿Eres rico? ¿Tienes alguno de esos título ingleses?
-¿Títulos ingleses? -preguntó con una sonrisa, como si mis preguntas le parecieran cautivadoras.
-Si, no lo sé, como uno de Lord o algo así.
Su carcajada fue tan espontánea y sonó tan llena de felicidad que no pude evitar quedarme mirándolo durante unos momentos, mientras terminaba de reírse de mi estúpida pregunta.
-Supongo que eso es un no. -respondí, contenta de que estuviera tan alegre, no es que normalmente fuera serio o aburrido, pero creo que nunca lo habías visto reírse tan alto y con tan espontáneamente. Puede que fuera su casa, estar en su entorno normal, lo relajaría y permitiría que se expresara más libremente.
-No, ni mucho menos, no tengo ninguna relación con ese círculo de gente.

Volví a girarme hacia los cuadros quería volver a verlo, estaba tan bien representado en ese cuadro, era exactamente igual a él. Mientras analizaba su rostro plasmado en el lienzo, él se acercó lentamente a mí por la espalda y me rodeó con sus brazos, dejando que me apoyara en su pecho.

-¿Por qué te sorprendiste tanto cuando te encontré en el cuadro? Es exactamente igual a ti, no era muy difícil de distinguir.
-No esperaba que fueras directa a por los cuadros, ni que los analizaras uno a uno. Pensé que eras más de literatura, que la estantería sería tú principal objetivo. -respondió mientras posaba suavemente su barbilla sobre mi cabeza y me abrazaba más cerca de él.
-Y tienes razón, no soy fan del arte. Supongo que fue un impulso, como la mayoría de cosas que hago. -dije en un tono divertido.

Nos quedamos así un rato, solo abrazados y observando ese cuadro. Pero esta vez lo miré de verdad, no solo a Carlisle, sino todos los detalle del cuadro, y cada vez se hacia más perturbador, no sabía lo que representaban los hombres plasmados en el cuadro, pero ya no podía seguir mirándolo. Así que me di la vuelta en los brazos de Carlisle, me puse de puntillas y le di un pequeño beso.

-¿Me enseñas tus libros? Aunque probablemente no reconozca ni uno. -dije soltando una risilla.
-Un placer -dijo con una gran sonrisa, mientras me giraba, con su brazo en torno a mi cintura, hacia la gran estantería.-Tengo muchas primeras ediciones, así como libros de muchos estilos diferentes, también hay algunos en español, me gusta leerlos en su idioma original.
-Eso es increíble. -dije mientras me quedaba quieta, intentando procesar todo eso.

Dí un paso adelante para poder observar mejor los títulos que tenía delante. Estuve unos minutos en silencio, analizando toda la estantería, leyendo todos los títulos y catalogando los que me sonaban y los que no, la gran mayoría no los había escuchado nunca.

Cuando me volví hacia él , dando por concluida mi exploración de su biblioteca personal, me cogió entre sus brazos de nuevo, pera esta vez nos movió hacia el escritorio y se sentó en un silla conmigo en su regazo.

-¿Tienes que volver esta noche? -dijo mientras me acomodaba, encajando la cabeza en el hueco de su cuello.
-No sé cuanto puede tardar mi padre en volver a casa, hoy no tenía turno, lo llamaron de sorpresa del hospital, por eso no tenía las llaves, contaba con que él viniera a recogerme. Cosa que no pasó -dije poniendo mala cara al recordar como había sido el comienzo de mi tarde. -pero aun tenemos tiempo, solo son las 18:30, de todas formas no tendría por qué estar ahora en casa.
-Bien, ¿y qué quieres hacer?

Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora