Hoy era el primer día de clase, estaba un poco nerviosa. No sabía si iba a hacer amigos o si los hijos de Carlisle me iban a hablar. En realidad, no sabía si quería que lo hicieran, me apetecía conocerlos pero no sabía si les iba a caer bien o como empezar una conversación con ellos.
Mi padre me estaba esperando en la cocina para poder llevarme, aun no habíamos resuelto el tema del coche.
-Bien, ya podemos irnos -dije una vez que había terminado mi desayuno.
Mi llegada al colegio fue un poco extraña, la gente no dejaba de mirarme. Mientras intentaba ignorar todas esas miradas comprobé por décima vez el mapa del instituto, que me había llegado a casa hace dos días junto con el horario de mis clases.
Mi primera clase era química, en el pabellón 3. Esperaba que el día acabase pronto, no me gustaba que todo el mundo me estuviese mirando y, probablemente, juzgando.
No fue difícil encontrar el aula asignada, todo estaba muy bien señalizado. Al entrar comprobé que algunos estudiantes ya habían llegado a clase y se habían sentado en las mesas de delante, por mi parte preferí ponerme en una de las mesas del fondo, cuanto más desapercibida pasara mejor.Fueron los 10 minutos más largos de mi vida, hasta que por fin sonó el timbre y entró el profesor, para ponerse a explicar como sería su materia el resto del curso.
La mañana pasó muy despacio, las horas pasaban lentamente mientras los profesores hablaban un poco, lo peor era el tiempo libre que dejaban entre clase y clase, supongo que si tienes amigos puedes disfrutarlo, pero yo estaba sola y aburrida. Debería haberme traído un buen libro, pero no me esperaba todo este tiempo muerto. Lo peor fue la hora del almuerzo, no tenía con quien sentarme, por lo que decidí que no iria, en su lugar fui a la biblioteca a coger un libro para poder pasar el resto del día. No me importaba comer sólo la manzana que llevaba en la mochila, ya comería algo consistente al llegar a casa.
No podía creerlo cuando el timbre sonó después de la última hora, recogí todas mis cosas lo más rápido que pude y me metí en la avalancha de adolescentes que circulaba por el pasillo deseando salir de allí. Cuando llegué al estacionamiento saqué el teléfono para comprobar si mi padre ya me estaba esperando, pero no tendría tanta suerte. Lo único que tenía era un mensaje suyo en el que decía que lo habían llamado para una emergencia y no podría recogerme, que se lo pidiera a alguno de los amigos que había hecho hoy. Como si eso fuera posible, pensé irritada.
Me tocaba andar 4 kilómetros para llegar a casa, y sin haber podido comer todavía. El día no hace más que mejorar.
El lado positivo era que tendría toda la casa para mí y podría llorar a gusto cuando llegara. Si es que conseguía llegar...Llevaba 45 minutos andando y aun me faltaba un kilómetro, esto era una mierda, estaba muy cabreada con mi padre por dejarme tirada, con mi madre por dejarme con mi padre en un país extranjero y sobre todo conmigo por pensar que de verdad haber venido aquí podía haber sido una buena idea, pero no lo era. Era una mierda de idea. El instituto era horrible y yo era un fenómeno con nulas habilidades sociales.
15 minutos después estaba en puerta de mi casa, y sin llave. Quise morirme cuando me di cuenta de que no la había llevado, ya que mi padre me llevaría y me recogería. No sabía que hacer, esto era un desastre, lo bueno es que no puede empeorar mucho más. Nada más pensar eso, se puso a llover.
En ese momento todo se vino abajo, ya no podía más. Empecé a llorar en silencio con la cabeza apoyada en la puerta.
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Carlisle Cullen
VampirYa estaba contando los días para poder volver a casa cuando mi mirada su cruzó con la suya. En ese momento caí. Lo supe, estaba perdida, no volvería a casa.