Capítulo 26

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Me dirigí hacia el salón sabiendo que el me seguía, pero sin llegar a escucharlo realmente. Era tan silencioso que lo único que me permitió saber que me seguía fue el sonido del pestillo de la puerta cuando la cerró.

Me senté en el sofá y esperé a que se sentara a mi lado. Lo vi llegar hasta mi con esa manera de andar que tenía él. A veces, me recordaba a un depredador, un lince que acechaba a su presa.

Se sentó a mi lado en el sofá y me levantó de mi sitio para colocarme en su regazo. 

-Espero que no te moleste, me gusta tenerte en mis brazos. -murmuró Carlisle contra mi frente, donde había apoyado su mejilla.

-No -respondí sonrojada. -Me gusta cuando lo haces.

Me acomodé en sus brazos, y por mucho que quería seguir hablando con él toda la noche, la verdad es que después del día que había tenido mis párpados no aguantaban ni un segundo más abiertos.

Parpadeé un par de veces para intentar despejarme, pero no tenía la fuerza suficiente para seguir despierta por mucho más tiempo.

-Está bien, pequeña, duérmete, me quedaré un rato contigo si quieres, pero necesitas dormir, a sido un día demasiado largo. -murmuró Carlisle en mi oído, su voz era como un lejano murmullo, una nana que consiguió calmarme y finalmente pude dormirme, pero no sin antes conseguir balbucear un "quédate".

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A la mañana siguiente me desperté un poco desorientada, no sabía como había llegado a mi habitación. Lo último que recordaba era estar en el regazo de Carlisle donde me había dormido nada más llegar a casa.

Desanimada me tumbé mirando el techo. ¿Cómo podía haberme dormido? ¿Cómo podía haber desperdiciado todo ese tiempo? Un poco enfadada conmigo misma decidí levantarme y prepararme para clase, todavía era muy temprano, aun faltaba un rato para que me sonara el despertador, pero no estaba de ánimo para seguir tumbada.

Cuando me levanté vi una nota en mi mesilla. Era de Carlisle.

Buenos día pequeña, no podía quedarme contigo toda la noche, a pesar de haberlo deseado, me gustaría poder verte mañana y pasar algún tiempo juntos.

Carlisle

Emocionada ante la perspectiva de volver a verlo tan pronto me tomé mi tiempo duchándome y vistiéndome, y una vez lista decidí prepararme un gran desayuno, me sobraba tiempo y no quería pasar hambre hasta que pudiera volver a casa. No estaba segura de como reaccionarían conmigo hoy los Cullen en el instituto, y no quería comer sola en el comedor.

Cuando había terminado de preparar el desayuno escuché como mi padre bajaba las escaleras aun un poco dormido.

-Buenos días. -lo saludé con una sonrisa. - ¿Qué tal has dormido?

-¿Cuándo has preparado todo esto? -preguntó papá todavía un poco dormido.

-Me he despertado temprano, y tenía mucha hambre -dijo mientras me encogía de hombros, intentando parecer despreocupada. No quería que se enterara de que todavía no tenía amigos, ni intención de hacerlos.

No hizo mucho caso a mi comentario y comenzó a comer. Fue desayuno tranquilo, cada uno pensando en sus cosas. Mi padre y yo seguíamos sin tener ningún tema en común, era un poco incómodo a veces, pero nos estábamos adaptando. Supongo que después de tantos años no iba a ser fácil conseguir una relación normal. Todo se vería con el tiempo.


Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora