Capítulo 23

931 64 2
                                    

Antes de que pudiera contestar a su pregunta alguien golpeo la puerta del despacho.
-Adelante -contestó Carlisle con la calma que lo caracterizaba.
La puerta se abrió dejando ver el rostro sonriente de Alice junto a Bella.
-Siento interrumpir, pero me toca disfrutar de Lucía. Si vamos a ser amigas tenemos que conocernos un poco más -dijo Alice entusiasmada.

Yo estaba muy sorprendida, no me esperaba que todos me aceptaran tan abiertamente. Pero al mismo tiempo me gustaba, nunca había tenido amigas demasiado cercanas, solo compañeras del colegio con las que me llevaba bien, y esto era un cambio agradable.
Pero tampoco quería dejar solo ahora a Carlisle, me encantaba pasar mi tiempo con el.

Carlisle pareció leer mi indecisión.
-No te preocupes, te llevaré a casa en un par de horas y podemos hablar entonces, puedo aprovechar este tiempo para adelantar papeleo. Y creo que vas a llevarte bien con ellas.

Seguía sin querer dejarlo, pero tenía razón. Yo quería hacerme amiga de sus hijas. Y ellas también parecían querer conocerme.

-Está bien -dije levantándome de su regazo. - Pero en un par de horas ven a buscarme -le ordené antes de darle un beso rápido.
Un poco avergonzada por mi acto impulsivo le sonreí y me volví hacia mis nuevas futuras amigas.
-Podemos irnos si quereis -les dije todavía sonrojada.

Alice parecía incluso más alegre después de ver mi interacción con su padre, como si se alegrara de vernos juntos. Bella, por su parte, también parecía más contenta que antes, pero no expresaba tan abiertamente sus sentimientos como su hermana, parecía una persona más reservada y paciente que la desbordante y enérgica Alice.
Carlisle me había mencionado a todos sus hijos, había hablado un poco más de unos que de otros, pero nunca entrando en demasiados detalles. Al principio me había resultado raro, pero ahora me parece que lo hacía para que no tuviera una idea preconcebida sobre ellos y pudiera conocerlos tal y como eran.

Siempre me sorprendía lo bien pensado que lo tenía todo Carlisle, siempre sabía lo que hacía, lo tenía todo controlado y calculado, lo que difería mucho de mí. Yo era una persona más impulsiva, muchas de las cosas que hacía realmente no paraba a pensarlas dos veces, como lo de esta mañana. Realmente no debería haberme subido a aquella silla, ni haber andado sobre un tejado mojado, pero no había parado a pensar realmente en ello hasta estar subida encima de silla y medio colgada del porche, y ahí ya era tarde para bajar sin acabar en el suelo con algo roto.

-Vamos a mi habitación, allí podemos hablar tranquilamente -dijo Bella sacándome de mis pensamientos.
-Claro -dije sonriente, ocultando en mi interior el efecto que había tenido esa pequeña comparación entre Carlisle y yo. Ocultar sentimientos era lo que mejor se me daba, enterrarlos en lo más profundo y no dejarlos salir era mi manera de lidiar con ellos, sabía que no era la mejor, pero era la única que podía permitirme.

Con una última mirada al hombre sentado detrás del escritorio, me di la vuelta y avance detrás de las hermanas.

Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora