La chica subía al ático del edificio, decidida a ponerle fin a todo. Subió al bordillo y se asomó a las calles de Monsdadt. Los ojos le brillaron después de reconocer a un par de miembros de los caballeros de Favonious que trabajaban en las puertas de la ciudad.
Se detuvo a observar la plaza, al lado del puesto de alquimia y del Buen Cazador. Echará de menos su pollo asado y sus borchetas de champiñones. También vió brillar las monedas que reposaban dentro de la fuente. Recordó cuando, de pequeña, tiraba todos sus ahorros para que sus deseos se cumpliesen.
Sonrió, triste y melancólica.
Por desgracia, nada es como antes. Hacia tiempo que no comía un buen plato de comida. Ya no aceptaba los encargos de Katherine, de hecho, hace tiempo que no iba a visitarla. No hablaba con ningún caballero de Favonious, sus relaciones se deterioraron hace años.
Se le escapó una pequeña lágrima. Echaba de menos todo eso. Y sabía que nunca más lo iba a poder recuperar.
Movió su pierna derecha, que ahora colgaba del edificio. Sintió su corazón latir a mil, hacía tiempo que no se encontraba tan emocionada. Más lágrimas cayeron cuando por fin se dejó caer.
Soltó un pequeño gemido cuando, al poco tiempo de caer, notó una fuerte ráfaga de aire que la impulsaba otra vez al bordillo del edificio.
Respiró pesadamente.
¿Qué acababa de pasar?
Volvió a intentarlo, decidida a acabar con todo. Se tiró de un salto, como si las calles que habían debajo fuesen el fondo de una inofensiva piscina.
Pero, de nuevo, una ráfaga de aire la transportó hasta la cima del edicicio, aunque esta vez, la tiró al suelo, como si estuviese enfadada.
-No deberías hacer este tipo de cosas.-Escuchó la chica, que rápidamente se puso en guardia, esperando que el remitente de la voz saliese de la abrumadora oscuridad que la rodeaba.
Pudo divisar, entre los escombros que almacenaba el ático, una figura de cuerpo atlético pero pequeño, con unas pequeñas trenzas que colgaban a cada lado de su pálida cara. Llevaba una lira en la mano derecha, que colgaba como si estuviese cansado de sostenerla.
-¿Y tú quien te crees que eres para decirme lo que debería y lo que no debería hacer?-Gruñiste frustrada. Te había costado mucho llegar hasta ese punto, y el niño que tenías frente a ti lo había arruinado todo. Sentiste como las lágrimas volvían tu vista borrosa.
-Venti, el mejor bardo de Monsdadt.-Se presentó, ganándose un soplido de parte de la chica, que empezó a limpiarse las lágrimas con la manga de la camiseta. Parecía que nunca dejarían de salir.-Bien, bien, seamos serios.-Exaló antes de continuar.-No quisiera meterme en tus asuntos, pero no puedo pasar por alto que intentes acabar con tu vida. Así que, ¿por qué no te sientas y charlamos un rato?-Se sentó de piernas cruzadas en el suelo de piedra del ático y dio palmadas al lado suya, indicando que quería que tomaras asiento.
Finalmente, te desplomaste frente suyo. Caíste de rodillas y comenzaste a llorar lo retenido en muchos años. El de trazas te abrazó y apoyó tu cabeza en su hombro, mientas esperaba pacientemente a que te calmases.
Tu cabeza era un burullo de cosas. Sentías que te desahogabas de una enorme carga, aunque el nudo continuase intacto. La presión de los brazos del contrario te hacia sentir querida por primera vez en años. No soportabas la soledad a la que te llevó aquel incidente. Desde entonces fuiste rechazada por todos. Nadie creía en tu palabra.
Minutos después, las lágrimas dejaron de salir. Venti te tendió un pañuelo y una botella de agua. Continuabas hipando y abrazada a él. No querías soltarlo, tenias miedo de que se fuera y te abandonara.
Te dio leves palmaditas en la cabeza, mientras decía cosas como "Ya está, estoy aquí" o "No pasa nada, todo se puede solucionar".
Acabasteis tirados en el suelo, tus hombros rodeados por uno de sus brazos y tú acostada lateralmente, abrazándole el torso mientras dormías. Haberte desahogado de esa manera te había consumido por completo.
Mientras, el bardo pensaba en como hacer para solucionar el problema que tenía entre sus brazos. Observaba el cielo, de colores cálidos debido a que había comenzado a amanecer, y sentía tú calmada respiración, aliviado de que ahora estés más tranquila.
Cuando te observó subiendo al bordillo del edificio, pensó que simplemente querías ver la ciudad desde el techo de tu casa, o que buscabas algo desde ahí, pero cuando te tiraste, sintió su corazón pararse por un momento.
No te conocía de nada, pero no podía soportar pensar en el gran dolor que debías de tener como para intentar cometer un acto tan triste. No supo reaccionar cuando consiguió que te quedaras a unos metros del bordillo. Intentó hacer alguna broma para crear una distensión en el ambiente, aunque, pensándolo bien, no venía a cuento.
Suspiró, y se levantó. Te cogió en brazos y te llevó al Levantaviento, donde podréis descansar mejor.
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No prometo nada, tengo ideas pero no sé cada cuanto actualizaré (seguramente cuando termine la historia de Albedo).
Si queréis guardar la historia para cuando comience a escribirla, lo agradecería.
Mar~
(2-7-2022)
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SÍGUEME {Venti x Reader} Completa
FanfictionEl bardo dejó la lira en la mesa tras cantar aquella historia, cuando un joven desconocido del público se le acercó. -Parecías cantarla con mucha nostalgia. Ha sido una gran actuación, difícil de igualar.-Sonrió, halagando al de trajes verdes.-¿La...