14. Bárbatos.

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-¿¡Qué!?-Eula sonrió en cuanto terminé la frase, y mis mejillas se sonrojaron ante su expresión.

-¡No grites!

-Pero...-Estaba pensativa, la noticia le había tomado desprevenida.-¿Y tú sientes que estás enamorada?-La miré insegura.

-Nunca lo he estado. No sé cómo se "está enamorado".

-Mhm... ¿Te pones nerviosa cuando estás con él?

-Depende. Cuando se emborracha mucho me pone de los nervios que se haga daño, o que se tropiece...-Me miró duramente. Parece que mi respuesta no le había gustado.

-Y... ¿Te gustó el beso?-Dijo después de pensar durante unos segundos.

-Que pregunta más vergonzosa. No voy a responder a eso.-Me tapé la cara con la almohada exhausta. No debí contarle nada. Ella suspiró y pareció relajarse a mi lado.

-Yo soy un fracaso en estas cosas, no sé por qué me lo has dicho a mí. Deberías llamar a Bárbara, ella es más romántica.

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Minutos después una cabellera rubia se asomaba por la puerta de mi casa emocionada.

-¿Qué ha pasado? Eula me ha dicho algo sobre un beso.-Parece que la carta que le había mandado hacía minutos atrás, había surgido efecto de forma bastante efectiva.

-Ey, oye, no te emociones demasiado. Me pone nerviosa.

-Por eso estamos aquí.-La de coletas sonrió.-Cuéntame todo.-Pasé a redactarle la noche anterior con el mínimo detalle posible. Obviaba partes vergonzosas o cosas por las que sabía que se emocionaría más de la cuenta.-Osea que después del beso hablasteis.

-Más o menos.

-Eso significa que no fue algo erróneo.-Sonrió.-Parce que te has ganado su corazón.-Sentí mi pecho calentarse ante aquellas palabras. Nunca había tenido acercamientos románticos con alguien y esto me tomaba totalmente desprevenida.

-¿Y qué se supone que tengo que hacer ahora?

-Antes de eso... ¿Tú estás bien con esto? ¿Quieres avanzar por este camino en tu relación con Venti?-Tragué en seco ante la pregunta.

No era que no quisiese, era que no sabía cómo hacerlo para que no salga mal. Estaba lo suficientemente insegura como para haber llamado a las dos chicas que se posaban frente mía expectantes, y no sabría valerme por mí sola en este aspecto.

-Sí... Sí que quiero.-Susurré, y Bárbara se relajó en su asiento.

-Bien, eso solo hace las cosas más fáciles.-Miró el reloj que colgaba de sus ropas.-Oh, se me ha hecho tarde. Tengo una audición en nada.-Me miró.-Lo siento, retomamos la conversación más tarde.-Salió corriendo del lugar y solo quedamos Eula y yo.

-No creo que sea bueno ponerse tan nerviosa. Al final, solo crearás una barrera entre tú y él.-Me quitó el cojín de las manos y sonrió.-Sé tú misma, como siempre has sido. Ahora, cuando llegue a casa, háblale normal y, si no te ves cómoda hablándole del beso, no saques el tema, y si tienes alguna duda sobre vosotros, pregúntale, no hay persona más idónea con la que hablar que con él.-Se levantó para salir de la casa.-No te preocupes tanto, ____. Solo... Déjate llevar.-La miré irse mientras se despedía.

-Menos mal que no sabías sobre estos temas.-Susurré cuando se fue.

Ahora solo quedaba yo y mis pensamientos, que se dedicaron a repetir una y otra vez la escena en la pista de patinaje hasta que quedé dormida en el propio sofá.

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Volví a abrir los ojos horas después, cuando el reloj indicaba que era prácticamente de noche. El reconocido olor de Venti llegó a mis fosas nasales cuando respiré el aire de su capa, que se posaba encima mía para cubrirme del frío.

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