11. La Visión.

862 107 30
                                    

Estaba sentada en la plaza con Bárbara por primera vez en mucho tiempo. Estaba anocheciendo y, aunque aún habían personas dando vueltas por las calles, la mayoría eran comerciantes y niños que se dirigían a sus casas exhaustos, así que eran pocos los que se fijaban en nuestra presencia.

Hablaba con la rubia de trivialidades. Parece que últimamente tiene mucho trabajo debido a que el gremio está reclutando miembros y muchos de ellos salen heridos.

-¿No has pensado en apuntarte?

-¿Yo? No, no. Nunca he peleado.

-No importa. Puedes practicar y hacer las pruebas dentro de unos meses. Así te dedicas a algo, y no estás todo el día leyendo libros.-La miré ofendida y esta rió.-Era broma. Solo digo que no te vendría mal cambiar de ambiente, no sé.

-Mhm. Lo puedo intentar. Pero no sé ni por dónde empezar.

-Conozco a una chica que estará encantada de ayudarte. Se llama Amber, y es caballera.

-Pero debe de estar muy ocupada.

-No te preocupes, ____. Déjate ayudar de vez en cuando, no te arrepentirás.-Sonrió y yo observé el sol, o lo que quedaba de él. Lo único visible eran sus luminosos rayos que volvían el horizonte morado.

-Bien.

.
.
.

Al día siguiente, Amber me enseñó la zona de entrenamiento y algunos libros sobre teoría básica de pelea. Probamos algunas armas y acabé decantandome por la lanza. Era muy práctica y cómoda.

Pasamos la tarde preacticando mis movimientos con el arma y me dictó ejercicios para repasar todos los días.

Así, fui adquiriendo destreza y poco a poco el nivel de los ejercicios aumentaba.

-Supongo que no tienes visión, ¿no?-Me dijo mientras redactaba un horario para mis entrenamientos.

-En realidad... Tengo una visión anemo.-Susurré.

El artilugio llevaba guardado en mi armario desde que lo conseguí, y nunca he querido sacarlo, incluso ahora, que las cosas estaban mejor. Me recordaba al día en el que lo conseguí, y al odio que le tuve al arconte anemo desde entonces.

-¿De verdad? ¿Por qué no me lo habías dicho?

-Prefiero no usarla...-Me miró confusa, pero asintió en un suspiro.

-Bien. Puedo dejarte esta serie de prácticas sin necesidad de una visión, pero, si quieres resultados más eficientes, utilizarla te sería de mucha ayuda.-Me tendió la libreta con todo lo que acaba de escribir y sonrió.-Cualquier duda que tengas, pregúntale a Katherine sobre mi paradero y te la resuelvo. Espero que consigas ser parte del gremio, ____.

-Muchas gracias, Amber. Te debo una.-Hice una pequeña reverencia y ella sonrió.

-Ha sido todo un placer, no me debes nada.-De repente, sacó de su pequeña bolsa una cuerda decorada con varias plumas.-Toma. Es uno de mis decoradores para la visión. Si algún día decides utilizarla, lleva esto contigo. Dicen que si las plumas ondean con el viento, algo bueno pasará.-Me lo ofreció y se fue ciudad abajo con su planeador. Yo observé las coloridas plumas del obsequio y lo guardé algo indecisa.

Volví a casa mientras ojeaba los entrenamientos que la castaña me había asignado. Muchos tenían la incorporación de marionetas y obstáculos que antes no había tenido, por lo que estaba algo emocionada por comenzar. Aunque, antes de ello, sentía que algo acababa de despertar dentro de mí.

.
.

La brillante visión que se posaba frente mía parecía imitar el sonido del viento, y casi que parecía que me reclamaba por tenerla tanto tiempo encerrada.

SÍGUEME {Venti x Reader} Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora