15. Inmortalidad.

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(Tanto en este como en el siguiente capítulo habrán menciones sobre el reciente festival en Inazuma, El Festival de las Flores. Lo comento por si alguien no ha jugado el evento. Recomiendo al menos estar al tanto de la historia principal, simplemente por comprender mejor el capítulo, aunque intentaré resumir la historia de la forma más entendible posible).

Pov Venti.

Mordía una dulce manzana mientras observaba a ____ dormir. Era demasiado pronto como para que ella se despertara y yo estaba harto de descansar. Tenía ganas de salir a visitar la taberna, pero no quería irme sin avisarle a la que ahora está plácidamente tirada sobre el colchón.

Cuando sueña, tiene expresiones más amenas, menos preocupadas. Parece que esté totalmente relajada y que no le preocupe nada de aquello que por el día ronda por su cabeza. Siempre he admirado la capacidad de los humanos de ignorar sus problemas mientas descansan.

Suspiré y me levante del suelo. No me hacía bien pensar tanto en ella. Últimamente le daba demasiadas vueltas a todo lo que la envolviese. Será porqué estoy acostumbrada a cuidarla y a funcionar como su escudero que me olvido de lo más importante.

No soy su padre, o su hermano, intentado protegerla de todo aquello que la toque. No puedo dejar que dependa exclusivamente de mi. Ella hace amigos y yo vuelvo a centrarme poco a poco en el Venti que era antes de conocerla. Algo más fiestero y animado.

Aunque, no por eso tengo que estar deprimido. Solo significa que las cosas van a mejor, y que nuestra relación puede funcionar como cualquier otra.

-Tks.-Chasqueé la lengua y tiré el corazón de la manzana en la papelera de la cocina. Estaba harto de querer creer que todo iba bien.

Me coloqué la capa para salir al exterior, cansado del denso aire que dificultaba mi respiración dentro de las paredes de su pequeña casa.

El fresco aire del exterior ayudó a mis pensamientos a relajarse y a comenzar el debate interno de nuevo.

Últimamente la sensación de calidez que sentía al estar cerca de ____ era lo suficientemente latente como para comenzar a preocuparme. No quería dejarme llavar por la sensación de bienestar, pero era difícil mantener la voluntad cuando me encuentraba a su lado.

Querer estar con ella se ha vuelto un pensamiento repetitivo a lo largo de mis días, e imaginarme su sonrisa cada vez que me aburría también.

Según las letras de muchos de mis poemas, a esto se le titulaba amor, y mi corazón no podía bombardear más nervioso al recordar esa palabra.

¿Cómo puedo yo, un arconte, enamorarme de una humana?

-Mhm. Este es el cliché del amor prohibido.-Susurré en lo alto del tejado de la casa de ____. El sol estaba comenzando a asomarse por el este, dejando ver unos cálidos colores que contrastaban con el pesimismo con el que me había levantado hacía unas horas.-Debería escribir un poema sobre esto.-Una amarga risa salió de mis labios y cerré los ojos pensativo.

Bueno, técnicamente, el nombre que le pondría no es prohibido. Ella sabe que soy un arconte, y yo sé que ella es humana y, de todas formas, los actos de cariño son mutuos. No hay nada que nos impida simplemente querernos.

Aunque, eso no implica que no sea capaz de preocuparme por el futuro, por lo que nos espera como amantes. Si vida como humana es más corta que la mía y, por muy bien acompañado que me sienta ahora, perderé todo eso en unas pocas décadas.

El sonido de unos maullidos interrumpió mis pensamientos, y fue cuando observé a aquel felino que mis ganas de estornudar comenzaron.

-¡Achís!-Me rasqué la nariz en cuanto el gato se acercó lo suficiente como para sentir mis dedos picar.-Gato molesto...-Suspiré indignado y bajé del tejado, adentrandome de nuevo en la casa con las ideas rondando por la mente.

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