16. Mortalidad.

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Pov Venti.

El fresco aire de la ciudad que provenía del oeste agitaba mis trenzas en un ritmo agitado.

El tejado de la casa de ____ se había convertido en mi sitio preferido para indagar en mis propios pensamientos mientras, bajo el ladrillo viejo de la casa, ____ continuaba durmiendo.

El insomnio era algo a lo que estaba acostumbrado, aunque, de alguna manera, convivir con ella había hecho de mis noches algo más amenas, así que me estaba acostumbrando a descansar. Ahora, sin embargo, era ella la que no me dejaba dormir.

El sentimiento de perderla hacía mi corazón trizas.

¿Debería hablar con ella? ¿Hacerle entender que tal vez nosotros no debemos estar juntos?

Comencé a morderme las uñas nervioso.

-Necesito... Necesito alcohol.-Susurré. El dolor no podía ser opacado por otra cosa que no sea la ignorancia y, estando embriagado, no podía pensar lo suficiente como para preocuparme por problemas insalvables.

Me dirigí al Obsequio del Angel con rapidez, y entré en la taberna que, aunque esté casi amaneciendo, seguía abierta y con varios clientes dentro.

-Diluc.-Le llamé en cuanto me senté en la barra.-Ponme lo que quieras, pero que tenga alcohol.-Él me miró extrañado. Parecía que había entendido que estaba de mal humor y no se dignó en responder. Sólo comenzó a mover botellas y copas para ofrecerme una buena bebida.

Observé mi reflejo en el líquido rojo de la copa. Parecía triste, pero no más que en tiempos pasados. Aunque mis ojeras eran llamativas, mis ojos continuaban abiertos, y aunque mi pelo esté despeinado, las trenzas seguían en su lugar.

Aún así, el temblor leve de mis dedos al sobrepensar el futuro me pareció suficiente para comprender que no estaba tan bien cómo me gustaba aparentar.

-Mhm. Oye, Diluc...-El pelirrojo me observó.-¿Te gustaría ser inmortal?-Frunció el ceño ante mi pregunta, pero no se quejó al respecto.

-Sería una buena forma de poder hacer todo lo que quisiese a lo largo de mi vida. También podría ver el avance de las ciudades y de la propia Teyvat.-Comenzó a pensar en voz alta.-No sería del todo desagradable. Aunque 'inmortal' es demasiado. No quiero ver tantas muertes a lo largo de mi vida. Si todos fuésemos inmortales, aceptaría sin pensarlo. Sin embargo, si solo soy yo el que tiene el placer de disfrutar de esas cosas, prefiero disfrutar de lo poco que mi vida me otorga en compañía de otros.-Terminó de hablar sin siquiera girarse a mirarme. Estaba recogiendo botellas de la barra y limpiando algunos cubiertos.

Apoyé mi cabeza en la tabla de madera y me dejé llevar por los efectos del alcohol. Estaba exhausto y mi cabeza ya no podía ni formular palabras.

-Voy a avisar a ____ de que te encuentras aquí.-Comentó el barman de fondo, aunque no le hice caso. Ahora solo podía cerrar los ojos y sumergirme en el placer de no saber nada.-Alguien tiene que venir a recogerte...

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Horas después desperté en lo que identifiqué como el salón de la casa de ____. El profundo dolor de sienes me atacó repentinamente y la luz del sol que se asomaba por la pequeña ventana me molestaba.

-¿Estás despierto?-La suave voz de ____ sonó, y yo me giré para verla. Estaba leyendo ese libro tan curioso que había captado mi atención la noche anterior.

-Creo que sí...-Me senté en el viejo colchón e intenté estabilizar el pequeño mareo al que me enfrentaba.

-Tienes un vaso de agua y una pastilla. Tómatelo para que te sientas mejor.-Habló de fondo, y yo pude ver lo que ella mencionaba en la pequeña mesa de la sala.

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