20. Contrato.

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Semanas habían pasado desde mi entrada de acceso a los caballeros de Favonius. Han sido días ocupados en los que veía a Venti no mucho más que por la mañana y antes de dormir.

Aunque sean misiones de bajo rango, nada quita que no tenga que ir a lugares lejanos o que, en los días más tranquilos, necesiten de mi ayuda en la sede.

Estaba ciertamente feliz. Sentía que había encontrado un buen lugar donde sentirme parte de algún sitio. Saber que hay gente esperando mi ayuda o compañía dentro del trabajo me ha ayudado a sentirme más acompañada.

Al principio, adaptarme a pasar el tiempo con tanta gente desconocida fue duro. Pensaba que todos tendrían una mala imagen de mí a pesar del tiempo que ha pasado desde mi último incidente grave, pero, sorprendentemente, el respeto y el compañerismo circulaba por la sangre de la gente con la que ahora pasaba la mayoría de las horas del día.

Venti se pasaba a verme en mis descansos. A veces me decía que se aburría mucho sin mi presencia en casa y, otras, simplemente tenía el capricho de molestarme en el trabajo.

Ahora me encontraba en una reunión en la sede. Todas las caras felices del día anterior ahora estaban más serias, incluso tristes o preocupadas.

-Conocemos el peligro que esto nos puede ocasionar y, como caballeros, debemos proteger el pueblo antes que cualquier otra cosa. Comercios, juegos y, sobretodo, planeadores al aire libre están prohibidos desde ahora hasta que mande nuevo aviso.-La Maestra Intendente dictaba en voz alta a todos los presentes.-Stormterror es una amenaza real. No conocemos sus intenciones ni sus motivos, pero sí sabemos como defendernos. Cuando se le vea a menos de quinientos metros de la ciudad, todos se quedarán en toque de queda. Las grandes borrascas de viento las ignoraremos tanto como podamos. Tenéis que estar alerta a cada cosa, cada persona indefensa en la ciudad, ayudadla. Habrán vigilantes en las murallas, se irán turnando para vigilar los movimientos del dragón.-Así, continuó hablando durante los siguientes treinta minutos, asignando puestos y advirtiendo de peligros.

Me sentía nerviosa. Estar pasando por la primera crisis de la ciudad y, ser una de las que tengan que protegerla me ponía la piel de gallina. Quería tratar de ser optimista y pensar en que lo haría bien, en que cumpliría mi cargo con total perfección, pero no podía evitar hundirme en los malos pensamientos.

-____, tú te encargarás del puesto Este de la muralla.-Levanté la vista para encontrarme con sus dictaminantes pupilas, que parecieron suavizarse por un momento.-Confío en ti.

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-Lo harás bien, no te preocupes.-Venti, que parecía tener la cabeza en otro lado, trató de consolarme.

-¿Tú estás bien? Te noto distraído.-Me miró y sonrió.

-Claro. No te preocupes, no es nada.-Suspiró.-Es que el tema de Dvalin me tiene perdido.

-¿De quién?

-Oh, sí, es verdad... Vosotros le llamáis Stormterror.

-¿El dragón?-Asintió.-¿Tiene otro nombre?

-Es su nombre real. Él es uno de los cuatro vientos. El dragón del Este, también se le llama.

-¿Y por qué ahora nos ataca?

-Mhm. Es un tema complicado. Preferiría no preocuparte con estas cosas. Suficiente tienes con tu nuevo puesto de trabajo.-Sonrió, y yo quise protestar, pero volvió a interrumpirme.-Que, por cierto, iré a visitarte a la muralla de vez en cuando, así no me aburriré tanto.-Sonrió.

Quise insistir sobre el tema del dragón, pero desapareció por la puerta de la sede en pocos segundos. Venti apareció después de la reunión para preguntar cómo me estaba tomando la situación, e intentó consolarme con algunas palabras de aliento.

SÍGUEME {Venti x Reader} Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora