Acababa de despertarme cuando el aroma de los dulces de una panadería cercana inundó mis fosas nasales. Por un momento pensé en Venti, pero recordé que se encontraba de viaje.
Había pasado mes y algo y no había escuchado nada del bardo. Mi preocupación era latente, y cada día temía más por él. A veces la idea de ir a Snhenznaya en su búsqueda parecía razonable, pero comprendía que no duraría mucho tiempo en ese lugar yo sola.
Según el libro que Eula me había cogido de la biblioteca, la Nación del norte estaba infestada de fatuis, organizaciones corruptas y humanos que van en contra de los principios del resto de naciones. Si a eso le sumamos las bajas temperaturas y los altos picos nevados, solo podía confiar en la llegada de Venti. Yo no estaba preparada para aventurarme en un lugar como ese.
Me levanté tras escuchar mi estómago rugir y decidí comer algo de cereales para comenzar el día. Continuaba sin salir de casa. Entendía que, en cuanto pisara el exterior, una orda de malos pensamientos me consumirán, y las voces de los ciudadanos enfadados avivarian más mi pesimismo, así que, aunque nada estuviese bien del todo, intentaba aparentarlo dentro de las cuatro paredes de mi pequeña casa.
Eula me traía libros interesantes una vez a la semana, y me había vuelto aficionada a embriagarme en los textos y aventuras que estos contenían. Muchos, contaban historias reales de Arcontes y antiguas deidades, o informaban de sitios que nunca me había atrevido a conocer.
De esta forma, me sentía segura entre las delgadas páginas de los libros, y no necesitaba salir al exterior. Al menos de día. Cuando llegaba la noche, Eula me invitaba a dar un paseo. A veces llamábamos a Bárbara, si es que no se encontraba ocupada, y otras, salíamos al exterior de las altas murallas y respirabamos el aire de nuestra nación.
Hoy hice lo mismo de siempre. Leí hasta ver el sol esconderse y salí en cuanto las calles se vacíaban. Eula no podía estar debido a que tenía un encargo como caballera de favonious que debía cumplir, así que me limité a dar un paseo por mi cuenta.
No sé cómo, pero acabé en lo alto de una de las murallas. Desde ahí se podía ver toda la ciudad. El viento golpeaba con más fuerza y la luna era incluso más brillante.
Miré hacia abajo. La vista que tenía era parecía a aquella que dislumbré el día en el que conocí a Venti. Me sentía confundida. No veía la ciudad como algo de lo que huir, de lo que querer escapar. No me sentía tentada por la muerte y la tristeza no superaba mi cariño por Venti, Eula o Bárbara. Y, aunque siempre hay días negativos en los que quiero retomar el camino fácil y olvidarme de mis objetivos, la espera por saber qué me deparaba el futuro era más fuerte.
De repente, el sonido de unos zapatos llamó mi atención, y volví a la realidad para echar la vista hacia atrás. En la oscuridad de la noche, pude dislumbrar un chico de figura reconocida, del que le colgaban un par de trenzas a los laterales de la cara. Su boina descansaba en una mano junto a la lira que siempre lleva consigo.
Algo me decía que había vivido una escena parecida antes, pero no le presté atención ya que el brillo en mis ojos fue suficiente para opacarme la vista y hacer que fuese a abrazarlo. Tantas semanas sin saber nada de él fueron suficientes para extrañar su sonrisa y su forma característica de ser. Él me correspondió el gesto en silencio. Parecía algo cansado, seguramente debido a que el viaje fue largo.
-¿Cómo te encuentras? Te noto distinta.-Nos separamos y pude observarle de cerca. Estaba algo despeinado, y mantenía un brillo enigmático en su mirada. No lograba entender cuál era el sentimiento por el que estaba pasando el de trenzas, pero sabía que no era del todo positivo.
-Te hice caso. Ahora Eula viene a verme todos los días y paseamos por la noche con Bárbara. Hace tiempo que no me agreden, y creo que es gracias al trabajo de Kaeya. Me ha dicho Eula que ha advertido a los caballeros de que no tenía que repetirse algo como aquello, por lo que a veces se pasan por mi casa para vigilar cómo va todo. Aunque aún no tenga el apoyo del pueblo, poco a poco logro incorporarme.-El bardo me acarició la cabeza con satisfacción.
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SÍGUEME {Venti x Reader} Completa
FanfictionEl bardo dejó la lira en la mesa tras cantar aquella historia, cuando un joven desconocido del público se le acercó. -Parecías cantarla con mucha nostalgia. Ha sido una gran actuación, difícil de igualar.-Sonrió, halagando al de trajes verdes.-¿La...