CIRCLES | James Potter

Campamento militar

Jared POV.
Junio 25, 1973.
Afueras de Londres.

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Si había algo que odiaba más que a Potter haciendo bromas a diestra y siniestra, era levantarse temprano los lunes de sus vacaciones de verano.

El sonido de la trompeta del entrenador Miller volvió a sacarme un susto como si fuera el primer día, suspire cansado.

Otros dos meses haciendo esto todas las mañanas, escuchar los quejidos de mis adormilados compañeros de cabaña hizo que me pusiera de pie de golpe y tomara rápido mi ropa.

Entre al baño de prisa y justo cuando cerré la puerta detrás mío, el alboroto del otro lado de la puerta no se hizo de esperar.

—¡Evans! ¿Ya estas en el baño?— Escuché la voz de alguno de los cinco adolescentes, la verdad ya no me acordaba de quien era quien.

—¡Sí! ¿Qué quieren?— Con algo de dificultad me quite la camisa de pijama, había olvidado desabrochar los botones.

—Solo queremos saber que tanto vas a tardar.— Una voz diferente habló esta vez, finalmente logré quitarme el pijama para abrir la llave del agua.

Ignore las palabras de los chicos entrando finalmente a la ducha con agua tibia y despertar un poco más de lo que ya lo estaba.

Mientras me ponía debajo del chorro de agua, empecé a recapitular todo lo que había pasado este segundo año y lo que me gustaría que pasara en el próximo.

Suspire pesadamente al darme cuenta que la mayoría de mis deseos giraban en torno a la presencia fastidiosa de Potter. Cerré mis ojos por unos momentos mientras me ponía un poco de shampoo e imaginaba mi vida si también hubiera ido a Gryffindor.

Imposible, eran demasiado alborotadores y ruidosos, que el simple hecho de quedar en la casa de los leones me daba náuseas.

Golpes en la puerta del baño me sacaron de mis pensamientos, mientras tomaba el estropajo que había en la ducha y empezaba a tallarme con este.

—¿QUÉ?— Alcé mi voz lo suficientemente alto para que todos los adolescentes que estaban del otro lado de la puerta me esucharan sin problemas.

—¡Evans, que estamos en un campamento! ¡No una jodida pasarela de modas!— Los golpes en la puerta del baño volvieron a hacerse sonar.

Puse los ojos en blanco ante la insistencia de los años mayores, no entendía entendía afán que tenían los adolescentes por querer bañarse con tanta inquietud.

Y no solamente eran los adolescentes muggles, también lo eran los magos. Claramente podía recordar la insistencia de Avery y Mulciber por querer bañarse con tanta prisa.

Finalmente después de una buena ducha en agua fría, salí mientras secaba mi cuerpo y me preparaba para vestirme con el uniforme del campamento.

Al abrir la puerta fui jalado con fuerza fuera del baño, tropecé un poco debido a que casi caía de cara. Voltee a ver a los demás, mire como peleaban por quien era el siguiente turno en el baño.

Podía escuchar claramente como se reclamaban algo sobre llegar tarde y tomar mucho tiempo en ducha. Debido a que yo ya estaba listo para iniciar el día, decidí salir de la cabaña y dirigirme hacia el patio donde estaban los demás junto al entrenador Miller.

Si los demás decidían llegar tarde al patio antes de las 05:30, ahí ya no era problema de él.

Por supuesto, otra vez, había hablado demasiado pronto.

El entrenador Miller no había estado contento de que como la primera vez en el campamento, mis compañeros de cabaña llegarán tarde.

Sabía que si llegaban hoy tarde, el resto del verano sería así.

—Muy bien, no volverá a pasar lo del verano pasado. Con que uno de ustedes llegue tarde, todos darán 10 vueltas al lugar.— El anuncio del hombre mayor me había hecho sudar frío, ¿10 vueltas?

De solo pensar en que a partir de ahora tendría que dar 10 vueltas a todo el lugar y luego a hacer la sesión de ejercicios, ganas de regresar a mi casa no me estaban faltando.

Cerre los ojos por unos momentos empezando a nombrar todos los ingredientes de Pociones que me sabía hasta ahora de la A hasta la Z.

—¡Advertios están! ¡Enpiecen con 50 series de mariposas!— Y con eso finalmente pudimos empezar con nuestra sesión de ejercicios diaria.

Respiraba con pesadez, al parecer seguia sin estar acostumbrado a hacer algo de ejercicio físico a pesar de que el verano pasado había hecho más ejercicio que en toda mi vida.

Apreté mis labios con fuerza repasando de nuevo los ingredientes de Pociones en mi conciencia y a la vez, seguía haciendo las 50 series de mariposas.

Juraba que si el día de mañana alguno de los de la cabaña llegaba tarde al pase de lista de la mañana, desearían el nunca haberme conocido.

Pero por ahora, me concentrare en terminar ésto.

Finalmente, después de cinco insufribles horas de series de ejercicio pude dejarme caer sobre la tierra.

Respiraba pesadamente y uno de los años mayores se acercó a mi, específicamente alguien de la cabaña donde estaba residiendo yo durante el campamento.

—Te vez mal, para ser más joven que todos nosotros aquí.— Se burlo el chico rubio de pecas mientras me extendía la mano, mire su mano con duda.

Poniendo los ojos en blanco acepte la mano extendida y fui levantado de un salto, me tambalee un poco. El chico extendio sus brazos hacia mi, cuidando que no cayera debido a mi mareo.

—¿Estás bien, Evans?— Otro chico pelirrojo de la misma cabaña donde dormía se acercó a nosotros, alcé mi pulgar derecho en respuesta.

Aun así, ambos adolescentes de diecisiete años me tomaron de ambos lados y me ayudaron a caminar por el patio de regreso a nuestro refugio para darnos una ducha antes de la cena.

Y antes de que pudiera replicar de porque estábamos yendo tan lento cada vez más y en circulos, mi cabeza se hizo hacia atrás mientras que a la vez todo se hacia oscuro a mi alrededor.

Supongo que estaba desmayado, ojalá nunca despertar.