Querido diario:
Soy Jared Hazel Evans.
Hoy junto a mi melliza Lily, he recibido una carta para asistir a Hogwarts. ¡Severus también irá!
Creó que este día podría ser el inicio de muchas aventuras, risas y buenos momentos.
-Jared. H. Evans.
Pd: Prime...
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Gran Comedor. Omnisciente pov. Noviembre 13, 1972.
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La hora de la cena estaba siendo realmente agradable en las cuatro mesas de Hogwarts, las bromas seguían iendo y viniendo por parte de dos niños de Gryffindor.
Pero dejando eso de lado, todo estaba yendo en total armonía para los estudiantes y docentes en el castillo.
El chico Evans le explicaba con paciencia a los tres niños de primer año que tenían bajo su cuidado, que estaba totalmente seguro de no haber sido adoptado.
De alguna manera extraña a los niños se les había ocurrido que tal vez Hazel era adoptado y por eso era tan bueno como un sangre pura.
—Oh, vamos Haz, no le rompas la ilusión a los niños.— La voz burlona de Malfoy de escuchó a sólo tres personas de donde estaban.
El segundo año simplemente sin voltear a ver al Prefecto y Premio Anual de Slytherin, le lanzó un panecillo, sabía que le había dado en la cara por las risas alrededor en la mesa.
—Lo digo en serio niños, no fui adoptado.— Intentaba convencer a los tres, pero quien parecia más reacio a acceder era Black.
Regulus Black intentaba encontrar una buena explicación por la que su guía Hazel fuera tan bueno en las materias como lo era su hermano. La única teoría que tenía era que fuera adoptado.
Sabía que Severus era mestizo, por lo cual tenía sangre pura en sus venas, eso explicaría su don natural para las Pociones y las Artes Oscuras.
Pero ningún nacido de muggles era capaz de poder aprenderse todas las Runas que se enseñaban en Hogwarts y fuera de esta en unas horas de lectura simple.
—Reg, deberías dejar el tema.— Narcissa Black hablo intentando calmar a su primo menor.
La joven sabía que Reg era igual a su hermano mayor cuando se les metía una idea en la cabeza y no descansaban hasta que esta fuera real.
Avery y Mulciber, miraban entretenidos el debate que tomaba lugar a algunas personas a su derecha. Ellos sabían que era imposible que Evans fuera adoptado y tuviera aunque un poco de sangre pura en él.
Pero les divertía ver al chico lidiar con la terquedad de un heredero sangre pura, como lo era el menor de los Black.
—Por supuesto que no puede ser adoptado, su simple apariencia muestra que no es sangre pura.— La voz de un quinto año se escuchó lejos de donde estaba todo el debate.
