Querido diario:
Soy Jared Hazel Evans.
Hoy junto a mi melliza Lily, he recibido una carta para asistir a Hogwarts. ¡Severus también irá!
Creó que este día podría ser el inicio de muchas aventuras, risas y buenos momentos.
-Jared. H. Evans.
Pd: Prime...
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Escritora POV. Septiembre 04, 1973. Sala Común: Gryffindor.
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Hace tres días, cuando James Potter supo que habían citado a sus padres y a los de McLaggen, supo que tal vez el hechizo que uso había sido demasiado peligroso de usar.
El chico de Gryffindor desde ese día empezó a ser supervisado por uno de los Prefectos de su Casa: Amos Diggory, de séptimo año. Si era sincero, James prefería al Prefecto Diggory mucho más que el Prefecto Wood.
Era la hora de la comida y James sabía que no tardaban en darle el aviso de que sus padres y los de McLaggen ya habían llegado al castillo, no se arrepentía de nada pero hubiera preferido haber usado otro hechizo en vez de ese.
—¿Todo bien, Potter?— El mencionado dio un pequeño brinco en su sitio al ser asustado, pues estaba de pie en las puertas del Gran Comedor.
Volteó a su derecha, ahí de pie tranquilo estaba Jared con su mejor amigo a un lado y detrás de ellos estaban los dos jóvenes que estaban a su cargo, Regulus y Barty. James hubiera preferido ver a su favorito de Slytherin sólo, pero se conformaba con que se acercará a él aún estando con compañía.
—Hola, Jared. Estoy bien, ¿por qué la pregunta?— Intentó parecer tranquilo el león de lentes, aunque por dentro parecía que estaba recibiendo una taquicardia.
La ceja alzada de los cuatro Slytherin le dio a entender al único Gryffindor en ese lugar, que tal vez había estado haciendo algo que demostrará lo nervioso que se encontraba.
—Tú pie no paraba de moverse y tu rostro da a entender que vas a ir a la colina a pelear con una Banshee.— Sin tacto alguno, Regulus decidió ser quien le mostrara a Potter lo que lo delató.
El menor de los Black recibió malas miradas por parte de Barty y Severus, por otro lado, Jared parecía buscar algo dentro de su túnica en los bolsillos internos. Hizo una sonrisa de victoria mientras sacaba un pequeño paquete rectangular, tenía pequeños envoltorios rectangulares dentro.
—Toma uno, Potter. Leí en una revista científica que si masticas chicle mientras estás nervioso, se te quitara. Ya que tu cerebro sabe que no masticas o comes algo si estás en peligro.— Explicó el porque de que le estuviera ofreciendo el dulce, era para calmar su ansiedad.
Sintiéndose James en las nubes, tomó un chicle del paquete que tenía Jared en manos y sacó el pequeño pedazo del chicle de su envoltorio para meterlo en su boca.