//Chapitre 36//

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Gabriel ahogaba sus penas tomando café, desde lo que pasó la última vez se deshizo de todo el alcohol que había en su casa, no quería cometer otro error, de repente el destino le sonreía, había obtenido más poder y estaba más cerca de conseguir su meta, pero lentamente Nathalie se metió en su corazón a tal punto de fantasear con ella despierto y de haber dejado de ser villano sin darse cuenta.

Pero ahora todo lo bueno de su vida lo hundía, a ella le gustaba otra persona y el estaba ahora profundamente enamorado, la pregunta, ¿desde cuándo?, Nathalie lleva años a su lado, está ahí desde el comienzo, jamás la vio como algo más que su apoyo moral y una trabajadora intachable, pero ahora, después de lo que pasó con Caline, el la ve de otra forma, la desea, necesita verla, tenerla cerca pero parece que eso lo hace cometer tantas estupideces que lo único que hace es alejarla más. Y ni hablar de ese idiota que apareció para complicarlo todo, a ella le gusta, a el le gusta ella, no podía competir contra eso, seguramente cuando Nathalie vuelva a caminar, armaría sus maletas y se iría con el para ser la flamante señora Burden, en vez de reinar como la señora Agreste como debió ser siempre.

─Que idiota que soy.

Se quejo, en eso entro Caline con la ropa sucia para llevarla a la lavandería, la cual se encontraba al otro lado de la cocina, ambos se miraron, el bajo la vista y ella siguió con su camino, en pocos minutos regreso, los dos se volvieron a mirar y está vez la mujer no se contuvo.

─¿Está bien?─ pregunto acercándose

─No. . .

─¿Le puedo ayudar?.

─No.

Ella lo mira, el hace silenció, y ante eso, decide continuar con su camino, ahí, el hombre le pide que pare, la mujer se queda así de espaldas.

─Si me puede ayudar─ Caline se gira ─¿Cómo hago para entender a una mujer?

─¿Perdón?.

─Con mi esposa todo fue más sencillo, pero ahora, ya no se cómo entender una indirecta o como conversar.

─Me temo que el problema no es la mujer con la que quiera hablar. . .con todo respeto, el problema es usted.

─¿Lo soy?.

─Si le cuesta entablar una conversación, jamás podrá avanzar, nuevamente, con todo respeto, debe dejar de ser el centro del mundo el respetado diseñador de modas, debe bajar de su pedestal y empatizar más con la gente, a las mujeres nos gusta un hombre sincero.

─¿Cuánta singeridad?.

─Toda, una mujer engañada no va a confiar en nadie, menos en un hombre que intenta pretenderla.

─¿Que hago si hay otro?─ ella rio, el se avergonzó

─Me disculpo, ¿hay hombre que pueda competir con el gran Gabriel Agreste?.

─Parece que si.

─Lo dudo señor, usted es único, me tomo el atrevimiento de decir, que cualquiera haría lo que fuera por usted─ sonrie

A la cabeza de Gabriel la golpeó un recuerdo <<si ser Nathalie te hace feliz, seré Nathalie>>, ante eso sintió más tristeza, la contraria lo noto y decidió dejar el lugar antes de seguir hablando y empeorar la situación.

Después de eso Gabriel termino su café y fue a tomar una ducha, estuvo bastante tiempo debajo del agua, reflexionando en todo, no importaba en que pensaba, siempre llegaba a la misma conclusión, era un grandísimo idiota, su profesión más que diseñador, podría ser sínico listo para destruir a cualquiera que te intente amar.

Antes de salir del baño, se dió cuenta que el asunto de Emilie era en vano, arriesgo mucho por la causa, y casi pierde otra vida en el camino, no podía continuar así.

Una vez listo, tomo una toalla, seco un poco su cuerpo, la ató a su cintura y salió para caminar hasta su clóset y tomar algo de ropa para ponerse.

La decisión fue difícil, termino usando una playera negra ajustada, unos pantalones viyera a cuadros color gris y unas zapatillas deportivas del mismo color, quien lo viera no creería que se trababa del grandísimo y prolijo Gabriel Agreste.

Tras elegir su ropa, salió de su habitación y traicionado por su mente termino dentro de la de Nathalie, está leía, estaba lo suficientemente entretenida como para no haberle prestado atención a la llegada de su jefe.

─¿Vas a ignorarme?─ se quejó ─Ella levantó la mirada y la fijo en el, en el acto se sonrojó, la playera era tan ajustada al cuerpo que desde su posición se podían ver sus abdominales muy bien marcados y definidos, en ese momento sintió verdadera envidia por Caline

─No escuché que vino─ hablo para quitar sus pensamientos lujuriosos y concentrarse en lo importante, seguir enojada con el

─Quiero que hablemos, a las mujeres le gustas la sinceridad, aquí estoy─ ella rio ─¿Conté un chiste?

─Estuvo una semana diciendo que trabajaba por demás cubriendo mi puesto cuando en realidad Caline daba vueltas por la casa y hace dos días fingió estar preocupado por Adrien cuando la verdadera razón era que sus lindas neuronas recordaron que tuvo sexo sin consentimiento con su asistente, no venga aquí con la bandera de la sinceridad porque le queda grande─ reanuda la lectura

─Eres muy molesta─ se acerca ─Estoy harto de estos aires de superioridad que tienes─ le quita el libro ─¿Por qué no podemos estar como antes?

─Usted cambio nuestra vida, ¿ahora se queja?.

─Quiero que todo sea normal, basta de cuestionarme, basta de ser así de arrogante, quiero a mi Nathalie de regresó.

─¿Su Nathalie?─ cuestionó, el se apartó, había dejado salir por demás sus deseos ─No sabía que le pertenecía, no soy una cosa─ se cruza de brazos

─¡Por su puesto que no lo eres!, tu sabes a lo que me refiero.

─Soy la misma mujer de siempre, tal vez está acostumbrándose a su nueva asistente y por eso le cuesta convivir conmigo.

─No es eso, estás cambiada.

─Si, no muevo las piernas, eso es nuevo─ replicó con sarna

─Es imposible hablar contigo, trato de bajar de mi pedestal de orgulloso, pero tú no quieres bajar del tuyo, siempre complicas todo─ se cruza de brazos

─Soy realista, lamento si ahora molesta, desde el primer día en el que nos vimos fui así y en aquel entonces le gustó porque me ofreció ser su asistente en segundos, pero ahora se ve que molesto, lamento no ser una joven maestra desempleada dispuesta a tener sexo con el primer idiota que me toca─ toma una almohada ─Ahora váyase de aquí que no lo quiero ver─ se la lanza tan rápido que lo golpea, este pierde el equilibrio y cae ─No me pienso disculpar─ se recuesta y se tapa con las sábanas

─Esto no va a quedar aquí Nathalie Sancoeur─ se acerca y la destapa, para tomarla en brazos

─¿Que hace?, ¡suelteme!.

─Estas demasiado molesta, creo que es hora de tomar un baño.

Gabriel salió corriendo de la habitación, bajo las escaleras con suma rapidez se dirigió hacia el cuarto de la piscina techada, abrió la puerta y así como estaba se sumergió en el agua junto con Nathalie en brazos.

Miraculous: Demasiado PequeñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora