//Chapitre 10//

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Era un nuevo día en París, ahí estaba el, con su cabello oscuro tanto como la noche, sus ojos celestes atrapantes y profundos, con una figura esbelta que estando atrapada en ropa deportiva realsaba más su belleza casi utópica.

De repente las rejas de la mansión se abrieron, sin siquiera hacer ruido, como si en vez de estar hechas de metal estuvieran hechas de un material liviano y con poca fricción; el hombre ante eso guardo el celular en su bolsillo y empezó a caminar hacia el interior, tras varios segundos caminando, subió la pequeña escalinata y golpeó la puerta.

Caline se encontraba regando algunas macetas cerca de la puerta, desde que Nathalie estaba ausente, las pobres carecían de atención, en ese momento escucho algo que jamás pensó que iba a escuchar, la puerta de entrada sonó, como si alguien la golpeara, eso era imposible ya que a la entrada la separaba un largo camino y una reja casi blindada que solo se abría si alguien la manipulaba; pero un nuevo golpe saco a la pobre pelirroja de sus pensamientos; consternada, se acercó a la gran estructura de madera y la abrió, descubriendo así, al otro lado a nuestro misterioso visitante.

─Hola, soy Theo, vengo a ver a Nathalie─ sonríe cálidamente, haciendo que la contraria se quede congelada y se sonroje

─¿Co~Co~Como entro?─ alcanzó a titubear saliendo de su trance

─Ella me abrió, lamentablemente no me indico dónde encontrarla, ¿sería tan amable?.

─Arriba, a la derecha, la primer puerta─ se corre

─Gracias mademoiselle─ guiña un ojo y entra en la casa

Caline se queda ahí sonriendo como una tonta, estaba frente a un dios griego y eso apagó todas sus funciones vitales, en ese instante Gabriel salió de su atelier viendo como su ahora asistente estaba en un especie de trance.

─¿Que es lo que hace?─ pregunto este muy intrigado, en eso la contraria brinco asustada

─Señor Agreste, que susto─ suspira

─¿Que hacía?.

─Perdon, me distraje.

─¿Con?.

─Hay voy a sonar como una adolescente, pero recién la señorita Sancoeur recibió una visita, ¡que hombre!─ dijo en tono engalanado y casi volviéndose a perder por recordarlo

─¿Ya se fue?.

─Acaba de subir─ susurro en tono atontado

Gabriel la dejo sola y subió las escaleras, rápidamente se acercó a la entrada de la habitación y paso sin molestarse en llamar, allí vio como aquel misterioso hombre abrazaba con fuerza y sentimiento a su asistente, la cual se refugiaba en su pecho como si fuera una niña pequeña en busca de protección.

─Parece que nos observan, mi pequeño tulipán─ susurro él al darse cuenta de la presencia de Gabriel, ella se alejo rápidamente

─Señor, ¿que hace aquí?─ pregunto ocultado su vista en el hombre

─Me dijo Caline que teníamos visitas y no pude evitar─ lo inspeccióna ─Conocerlo. . .

─Mi nombre es Theo, lamento haber entrado así tan sospechosamente, pero mi ángel necesitaba de mí, no podía hacerla esperar─ sonríe ─Es un placer al fin conocerlo señor Agreste─ acotó antes de dejar espacio para que se forme un horrible silenció

─Un placer Theo, no los molesto mas─ rápidamente se va, cerrado la puerta con delicadeza

─Es un ser encantador─ menciono volviendo a abrazar a la mujer

Miraculous: Demasiado PequeñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora