Nathalie y Theo llegaron a Hendaya, el clima era hermoso, no podían pedir nada más para su tiempo de calidad como hermanos, bueno, si podían pedir algo, paz y tranquilidad.
Con rapidez se instalaron en el hotel que se encontraba a unas pocas manzanas de la playa, Theo quiso tomar una ducha, estar debajo del agua lo relaja ya que conducir por ocho horas lo había estresado al máximo.
Por su parte, Nathalie se deshacía de su traje ejecutivo y se ponía ropa más casual, está consistía en una camiseta sin mangas color blanca, un short que llegaba hasta sus rodillas color azul claro, ojotas, y una camisa a cuadros, sin abrochar con patrones naranjas y azules.
─Amo el agua, no puedo esperar a llegar a la playa─ menciono Theo saliendo del cuarto de baño, mientras secaba su cabello con una toalla
─Odio el agua, espero no me obligues a entrar.
─Te obligaría pero temo que te oxides hermana─ rio por lo bajo
─Eres malvado. . .son sumergibles─ alza una ceja
─¿En serio?, vaya que tú pretendiente gasto buen dinero en eso.
─No digas estupideces. . .
─Eso es lo que es─ le lanza la toalla ─Antes de la playa quisiera almorzar
─Leí en el viaje que a unas pocas manzanas hay un buen restaurante, ¿vamos?, ¡tu invitas!─ sonríe
─Muy bien hermanita vamos.
El hombre tomo su billetera y luego salió junto con su hermana, abrazándola cariñosamente por detrás del cuello.
Mientras tanto, la familia Agreste llegaba a la gran mansión de playa, era una vieja casona en un terreno elevado, justo frente a la playa, Adrien no tenía la más mínima idea de que tuvieran esta casa entre sus poseciones, se preguntaba porque siendo la ciudad tan bella, su padre jamás se digno a traerlo de vacaciones.
─Por suerte Hendaya es muy pequeña, estoy seguro de que nos vamos a encontrar con Nathalie muy pronto.
─¿Pensaste en que vas a hacer cuando la veamos?, conozco mejor que nadie a Nathalie y podría apostar el poco dinero que tengo a qué estará muy enojada y no querrá verte ni escucharte.
─Yo también conozco a Nathalie y se cómo persuadirla.
─No sé si puedes competir con mis diez años de experiencia─ sonríe
─Tengo veinte de experiencia con ella.
─Apostemos entonces padre.
─¿Que ofreces?.
─Vi entre los archivos que tiene Nathalie en su tableta que quieres enviarme a una sesión de fotos internacional con Lila. . .apuesto que Nathalie te golpeara apenas te vea, si ganó cancelas esa sesión.
─Si yo gano te enviaré a un internado en Sudamérica y lo único que podrás hacer es salir a modelar─ extiende su mano
─Eres cruel, pero este partido lo tengo ganado─ toma su mano y la sacude
A todo esto, mientras padre e hijo tenían su pequeña discusión, Caline y Samuel entraban a la pequeña clínica que tiene Hendaya, caminaban por los pasillos de esta y entraban en la habitación 308, la cual estaba siendo ocupada por Madeleine Raveen, madre de Caline.
─¡Hija, Samie, que agradable sorpresa!─ extiende sus manos, ambos se acercan y está los abraza ─No debieron molestarse, Fabio exageró, estoy bien─ tose con fuerza
─Mama no es ninguna molestia. . .
─Tampoco para mi tía. . .
─Escuche que Textil Burden ya es tuya, felicidades mi querido Samie.
─Gracias─ besa su mano
─¿Y tú mi bella hija, como has estado, al fin conseguiste novio?, te ves radiante, eso solo pasa cuando una tiene un hombre esperando en casa.
─Siempre tan ocurrente mamá.
─Seguro es alguien guapo, espero haya venido contigo.
─Me ofende tía, parece más emocionada en el pretendiente de su hija que en su único y bello sobrino─ intervino Samuel salvando a la pelirroja, la adulta hizo una mueca y luego tomo las manos del hombre
─Jamas voy a poder pagarte por cuidar de nuestra querida Caline, siempre estás para ella, si no fuera por tí no se que sería de mi pequeña.
─Sabes que adoro a Calie.
La mujer asiente, los tres se quedaron charlando por horas, al caer la tarde y habiendo terminado la hora de visita, los primos dejaron la clínica y salieron a caminar, la fémina se veía triste.
─¿Que pasa?, la tía se ve muy bien.
─Es terminal Samuel─ dijo fría ─No tiene muchos días. . .perdón que no te lo dije antes, no quería que la vieras con lastima
─¿Estás segura?, tengo un buen amigo en Estados Unidos que me debe varios favores, su conglomerado de empresas no sería nada sin mi, tal vez puede ayudar, se que son buenos con estas cosas.
─Tiene cáncer de pulmón en su etapa final, ya nada hay por hacer, más que acompañarla y estar para ella, por eso vine─ suspira
De repente los dos se quedan parados sobre una esquina, Caline llora, Samuel no puede hacer más nada que abrazarla, así se quedan ambos, hasta que desde el lado contrario aparecen dos personas completamente distraídas y chocan con ellos, los cuatro terminan en el suelo.
─Te dije que no me lleves así agarrada no soy uno de tus amigos─ bufo Nathalie molesta porque Theo la llevaba abrazada por detrás del cuello y pegada a el
─¿Mon Coeur?─ cuestionó Samuel con solo oír la voz
─No aquí─ se quejo Caline quien si podía ver a los hermanos Sancoeur
─Pero que pequeño es el mundo─ menciono Theo, primero levantó a su hermana y luego ayudo a la pelirroja ─¿Que hacen aquí?
─Asuntos personales, ¿ustedes?.
─Lo mismo─ replicó Nathalie con velocidad
─Bueno, si están libres luego, ¿les gustaría que hagamos algo?, no por nada nos encontramos─ sugirió Samuel
─No amigo. . .sabes que te aprecio pero le prometí a Nath que seríamos solo ella y yo─ la de mechon sonrió ante eso, la hacía feliz que su hermano por primera vez haya mantenido su palabra
─Si Nathalie cambia de opinión, háganmelo saber, nada me gustaría más que cenar con ambos.
─Bueno, una cena no va a matarnos─ comento la de lentes, y ya se arrepentía
─Vayamos entonces, yo invito─ dijo Samuel y tomo la mano de Nathalie para luego empezar a caminar hacía el restaurante
─No te quedes ahi─ se sumo Theo y copio la acción del castaño, tomo a la pelirroja de la mano y se la llevó con el, siguiendo a los otros dos.
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Miraculous: Demasiado Pequeño
FanficNathalie debe retirarse de asistir a Gabriel por los daños ocasionados en la batalla milagrosa, el, estando solo, sin nadie que lo ayude y con un desesperado pedido de Adrien, toma una decisión inesperada que pondrá a los convivientes de la mansión...