//Chapitre 17//

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Nathalie veía la televisión, en vivo, desde Rusia, era la primera aparición de Gabriel sin ella a su lado, por el contrario estaba Caline, con su cabeza agacha, mirando el suelo y estando estática, su postura no era correcta, pero en el fondo la mujer estaba feliz de que su jefe no estuviera solo, al menos, tenía alguien cubriendo su espalda, por más inexperta que fuera.

Las cosas en Rusia se dieron muy bien, Gabriel logro solucionar su problema con los inversionistas y lo peor pasó. Ahora se encontraba con su asistente en el hotel siete estrellas que había reservado en Moscú, desde las habitaciones se tenía una preciosa vista de la plaza roja, la cual estaba llena de personas y se veía absolutamente hermosa.

Gabriel decidió cenar con su asistente antes de salir, él la fue a buscar a su habitación, la mujer se sorprendió, pensó que se quedaría ahí hasta la hora de salida, pero ocurrió todo lo contrario, cuando quiso acordarse, ya se encontraba sentada en un restaurante y teniendo enfrente al hombre más codiciado de París.

─Estas muy callada─ comento el mientras llamaba al camarero

─La señorita Sancoeur seguro tendrá reproches cuando llegue. . .no estoy a su altura, no sé ruso, y apenas conozco lo básico del inglés, las personas se burlaron de mi. . .

─Tranquila, Nathalie estará muy contenta con su performance─ sonríe, en eso, un mozo pone dos shots y una botella de vodka

─¿Seguro?.

─Voy a sonar horrible, pero su mal desempeñó, la hará pensar que sigue siendo insuperable, estará contenta.

─Si usted lo dice.

─Si, verás que no te dirá nada, además, para lo que vinimos no hacía falta que intervenga, solo debías cuidar mi espalda, no puedo ir por ahí sin una asistente, queda mal─ se sirve un poco de vodka, luego le pregunta a ella, está niega, pero igual le sirve ─Salud─ eleva el vaso, ella toma el suyo con miedo y lo golpea delicadamente con el del contrario, Gabriel, se toma por completo el contenido ─En dos horas partiremos, disfrutemos un poco de la gastronomía rusa

Los dos terminaron medios ebrios, sentados en el avión, este partió a la hora pautada, pero sus pasajeros no están en condiciones de viajar, Gabriel no midió que el vodka es mucho más fuerte que el whisky que acostumbra tomar, y Caline, bueno, es la primera vez que toma algo que no sea agua, jugos orgánicos o bebidas gasificadas.

En medio del alboroto hecho por ambos alcohólicos, una alarma sonó en el avión, parecía venir desde la parte trasera, Gabriel, como pudo, se levantó y fue hasta el final del avión, abrió una puerta y se introdujo dentro de lo que parecía ser un compartimento, allí adentro, había un escritorio, con un círculo titilante, y una silla, el hombre tomo asiento y tocó el circulo, rápidamente una pantalla se desplegó, mostrando la imagen de Nathalie.

¿Cómo fueron las negociaciones?─ pregunto tan rápido como vio el rostro de su jefe

─Bien─ seguido de esa frase, tiene hipo

¿Está usted bien?.

─Ya sabes, Moscú─ ríe, la contraria se asombra

¿Que tiene Moscú?.

─No te hagas la tonta─ se recuesta más en la silla, dejando caer su cabeza hacia atrás

¿Usted está borracho?.

─¡SI!─ grito y se recompuso ─El vodka es exelente

Señor, mejor quédese dónde está, podría hablar de más por culpa del alcohol.

─Tranquila, mi bella asistente no está cerca y creo que ya se durmió─ se ríe, ella cambia las expresiones de su rostro

De todas formas señor, quédese aquí, conmigo, lo vigilare todo el tiempo hasta que llegue.

─No hace falta─ se levanta ─Te digo que estoy bien, además, Nathalie sabe lo nuestro─ ríe ─Buenas noches─ cuelga, y sale del lugar

Gabriel vuelve a su asiento, mira a Caline y se acerca a ella, la admira por unos segundos, toca su rostro, acomoda un mechon de cabello que está tenía desprolijo y se acomoda para dormir.

Por su parte, Nathalie estaba impaciente, ¿a qué se refería su jefe con lo que dijo?, ¿que es lo que ella sabe con respecto a que?, Y por sobre todas las cosas, la insertidumbre de lo que pueda llegar a pasar ahí.

─¡Maldición!─ grito lanzando la tableta que había usado para comunicarse con el avión ─¡Ese miraculous arruinó mi vida!, ¿por qué tenía que usarlo?─ se toma la cabeza ─Esa maldita va a conseguir lo que me tomo años─ baja sus manos y suspira para tratar de calmarse, ante eso ve hacía abajo y se da cuenta que sus piernas estaban movidas ─¡Me moví!─ sonríe, luego corre las sábanas y mira sus pies ─Vamos─ dijo mientras hacia fuerzas, si por su ataque de irá se movió un poco, ahora, con su voluntad debía poder repetirlo ─Muevete─ exigió como si sus piernas no fueran suyas ─Vamos o nos lo va a robar─ golpea sus muslos, pero nada ─¡Demonios!─ grito y se tapo, luego se recostó sobre el respaldo ─Soy una maldita paralítica─ llora, ahora que Gabriel no estaba, se podía permitir dejar salir sus emociones ─No me voy a recuperar jamas, y esa─ aprieta sus manos ─Se va a quedar con todo

Después de intentar sin éxito volver a moverse, finalmente desistió y se dispuso a dormír, ya tendría tiempo para seguir peleando con su cuerpo; el otro día un sonido la despertó, era seco, como si alguien hubiera tirado algo o se hubiera caído una persona, la mujer se levantó y se acostó contra el respaldo, miro la hora, era temprano.

Su jefe ya debía estar en casa, probablemente era él quién hacía esos sonidos, como si éste fuera telepata, sabiendo que ella pensaba sobre el, Gabriel abrió la puerta, ambos cruzaron miradas, los dos se quedaron así por unos segundos hasta que ella apartó la vista en notoria señal de enojó.

─Buenos días, hay unos e-mails que necesito que mandes. Los accionistas rusos solo quieren hablar contigo.

─¿Por qué no lo hace su flamante asistente en mi nombre?.

─No sabe ruso Nathalie.

─Que use el traductor de Google, para algo alguien lo inventó─ se cruza de brazos

─¿Estás molesta?.

─¿Por qué debería estarlo?.

─Bueno─ rasca su nuca ─Es la primera aparición pública de Caline a mi lado, entiendo si te enojaste

─No es eso─ fue sincera ─Me enoja el hecho de que anoche bebió y no se controló, pudo haber expuesto su identidad

─¿Cómo sabes que bebí?─ se sienta en la cama

─Seguramente porque lo llame y hablo conmigo, y ni siquiera se acuerda─ el se toma el rostro

─Estoy seguro que Caline estaba tan ebria como yo, si dije algo, no lo recordara.

─No lo sabe, ¿cómo puede ser tan estúpido?.

─Estaba contento, el acuerdo salió bien y sabes que no me puedo negar a un tragó.

─No es lo mismo que el whisky señor, debió ser más precavido, pensar por un segundo.

─Lo lamento, enserio.

─No tiene que disculparse conmigo, sino con Emilie, ¿cree que si esa. . . . .sabe toda la verdad, lo va a cubrir como yo?.

─No se volverá a repetir.

─Espero que así sea─ suspira ─Si me consigue una tableta haré los e-mails.

─¿Que paso con la tuya?.

─La lance─ respondió tranquila

─Creo que debes controlar un poco tus emociónes.

─No quiero─ sonríe

─Muy bien─ se levanta ─Te traeré una nueva

Nathalie solo se queda callada y mira hacia la ventana, el la mira unos segundos más y ante su indiferencia decide dejarla sola para no molestarla más.

Miraculous: Demasiado PequeñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora