Prólogo

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18 años antes.

La lluvia se deslizaba con lentitud por los grandes ventanales del palacio, irónico que su hija destinada a ser el hada del sol naciera en un día de lluvia, había esperado este día por mucho tiempo, pero desde hacia 4 meses que su interés por este día en particular había cambiado, quería que su pequeño retoño tardará más porque se negaba a pensar que después de toda la travesía que había pasado, Kilag la estuviera buscando, quizá la maldición de su pequeña niña era Kilag y no tenía que ver nada con la flor dorada así se liberaría de la horrible carga sobre sus hombros, claro que era tarde para arrepentirse de eso, había tomado la estúpida flor sabiendo los riesgos y estaba dispuesto a afrontar las consecuencias.

Kilag, el más hechicero más temido de todos los tiempos encerrado en las profundidades de Domino, no era nuevo para Kilag lo que se avecinaba de hecho ya se había enfrentado a los reyes de los reinos de la dimensión mágica en una ocasión, claro que había perdido pues la llegada del gran dragón había reducido su poder, cuando los enfrentó todos eran un par de jóvenes inexpertos, incluso él, por eso había dejado que sus emociones lo guiarán en vez de seguir su plan, luego fue olvidado, condenado a la soledad y a las tinieblas de los calabozos, incluso el mismo Oritel que siempre había sido precavido cometió el error de subestimar su poder, porque Kilag jamás había subestimado a Oritel o Radius, él sabía a ciencia cierta que no podría vencerlos juntos, por ello espero, espero tanto tiempo como su sed de venganza se lo permitió, solo requirió un par de trucos bajo su manga para despistarlos, solo necesito separarlos para que su plan comenzará a rendir frutos, fue así como casi consiguió asesinar a la hija mayor del Rey de Domino y ahora, ese mismo hombre sediento de poder quería a la pequeña princesa que venía en camino, no solo a ella, si no también a las hijas de sus dos grandes aliados, las tres princesas estaban condenadas a muerte, ¿Era esto lo que se merecían? ¿Habían peleado tanto para que les ataran las manos al tratarse de sus hijas?

El cielo era solo un presagio de lo difícil que sería está noche y probablemente las que siguieran de estás.

—Su magestad— la voz de un caballero resonó por la habitación del trono, donde se encontraba el Rey Radius tan serio e imponente que el caballero tuvo que aclararse la garganta para no echar a correr —La princesa ha nacido.

—¿Luna está bien? ¿Ambas están bien?— su voz sonaba lúgubre como si estuviera en un funeral.

—Si su magestad, la Reina pide verlo— cuando el rey se puso de pie, el caballero retuvo la respiración por unos instantes.

—Avisa a Domino que atacarán a Solaria primero, que de aviso a los reyes de Linphea, Melodía, Zenith y Andros— la voz del Rey sonaba imponente, casi parecía resonar en cada pared del palacio —Ahora— fue lo último que dijo antes de caminar directo a dónde se encontraba su esposa.

Sus pasos a pesar de ser firmes eran dudosos como si de un momento a otro fuese a asesinarlo alguien por la espalda, respiro profundo intentando conservar la calma para no alterar a su esposa y fue cuando llegó que su corazón alterado le dio un ligero descanso, los guardias frente a la puerta le dieron el paso con una ligera reverencia.

—Tardaste— reclama la Reina con una voz débil —Nuestra princesa y yo comenzamos a dudar si el gran Rey se tomaría la molestia de venir a vernos— no fue hasta que la nombró que el Rey reparó en la presencia de aquella bola de cobijas que se movía inquieta intentando descubrir que había en este nuevo mundo que se abría ante sus ojos.

Solo basto un segundo para que Radius se diera cuenta que esa pequeña e indefensa criatura sería lo que más amaría en el mundo, era la bebé más preciosa que había visto, no lo decía por ser su hija, pero en verdad al verla el Rey quedó embelesado, fue como si la pequeña princesa le hubiera robado el corazón, ¿Así se sentía ser padre? ¿Tener la necesidad de dar la vida por la pequeña persona que no dejaba de mirarlo mientras extendía sus bracitos?

Entre amor y profecíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora