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Cuando me atreví a volver a donde estaban todos ya estábamos bajando de la nave, me pareció que el lugar que habían elegido era muy obvio, pero yo no tenía mucho que opinar al respecto, así que simplemente los seguí, los chicos comenzaron a armar casas de campaña, la verdad es que estaban muy alejadas unas de otras, pero de nuevo simplemente observé.

Veo a Brandon alejarse de los demás y pese a mis pensamientos de peligro lo seguí hacia donde sea que vaya, cuando estamos alejados del campamento es cuando se detiene.

—Creí haberte escuchado decir que no querías estar sola conmigo— sigue de espaldas hacia mi, acerca el hacha que tiene en la mano que por alguna razón no había notado antes y golpea con fuerza el tronco —Vuelve.

—Solo vigilo que está vez no llames a nadie.

Parece que lo he hecho enfadar porque el golpe que le da es más fuerte que el anterior partiendo el tronco a la mitad, está juntando leña.

—Tal vez debería hacerlo— responde aún sin mirarme.

—Ellos dicen que tú fuiste torturado— comienzo de nuevo —Creo que lo que intentan decir es que tú fingiste ser malo conmigo— se detiene de lo que está haciendo y me mira por primera vez —Todo lo que hiciste fue por mi, ¿Es verdad?

—No— responde volviendo a lo que hacía —Todo lo que hice es por mi, ahora vete.

Me acerco a él sigilosamente, hasta que puedo tomar su brazo, Brandon me observa sorprendido —Dilo, solo tienes que decir dos palabras y todo volverá a ser como antes.

—Que creas que he hecho algo por ti, ¿No contradice todo lo que ya has dicho?

—No todo, tu mismo lo dijiste, mis palabras cuando estabas muriendo eran sinceras, lo dije ¿O no?— paso saliva pensando bien lo que iba a decir —Solo te quiero a ti— toma mis mejillas con rapidez pegando sus labios a los míos, con fiereza, como si fuera una necesidad, lo empujó suavemente hacia atrás para alejarlo un poco —Dilo.

—Justo ahora debes volver al campamento, porque si te quedas aquí...

—¿Qué pasará?— lo interrumpí —Solo quiero entenderte, me ayudas pero no quieres hacerlo, me besas pero no quieres que me quede— humedezco mis labios con mi lengua antes de continuar —Olvidare todo, solo... Necesito que lo digas para saber que no me equivoco.

—Justo ahora hay cosas más importantes que esto— dice señalandonos, quería decirle que justo ahora no había nada más porque pronto no habría un nosotros, no podría verlo de nuevo, así que debía perdonarlo ahora.

—¿Es por Saladino?

—¡Es por mi!— sus ojos revelan todo lo que su boca no decía —Es porque soy un asesino, porque parece que estoy haciendo que toda esta mierda te consuma, no perteneces aquí, no deberías haber venido aquí, tenías razón... te jodimos la vida.

—No lo quise decir así.

—Pero lo dijiste, Stella.

—Pero ahora estoy aquí, ustedes lo dijeron, debemos derrotar a kilag— necesito arreglar esto, no podía dejar las cosas asi, con pendientes, con amores no correspondidos, debía perdonarlo —Sabes bien que la tranquilidad es efímera ahora— vuelvo a tomar sus mejillas entre mis manos —Te quiero, a pesar de todo, eso era lo que iba a decirte en el campamento, que quería estar contigo...

—Stella, basta— comienza intentando apartar mis manos pero está vez fui yo quien se lanzó hacia él —Basta, no puedo hacer esto.

—¿Cuál es el problema?— pregunté confundida, inhalando profundamente intentando entender que era lo que estaba mal —Solo estoy intentando arreglar esto, necesito saber si aún me amas porque sabes que pronto todo podría cambiar y entonces...— me quedo callada no pudiendo anunciar mi futura muerte prematura.

Entre amor y profecíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora