Entre amor y profecías

16

Un manotazo frente a mi me hizo reaccionar a lo que ocurría a mi alrededor.

—¡Stella!— la voz estruendosa de Aisha me devuelve al presente —¿Estás escuchando lo que decimos?

—No realmente— confieso mirando por la ventana como Saladino volvía a llegar a la escuela con los 7 alumnos detrás de él.

Flora frunció el entrecejo mientras me miraba con atención —Parece que no pudiste dormir nada anoche— dice algo preocupada mientras se lleva otro trozo de fruta a la boca.

—Es normal, supongo, no puedo estar tranquila sabiendo que cada minuto esa chica y el chico pueden estar más cerca de un inminente final, además, con la mirada desconfiada de Avalon hacia mi nadie podría estar tranquilo— Flora asintió dándome la razón, en cambio Bloom me miró con atención, supe que sabía que no estaba diciendo algo, pero no abrió la boca en todo el desayuno.

Decidimos dividirnos y buscar algo con que distraernos cada una a nuestra manera, había estado dando vueltas por toda la escuela sin tener un rumbo fijo, necesitaba sacarme de la cabeza esas mil preguntas que tenía sobre el pasado de Brandon y concentrarme en el presente, en esos chicos, en lo que estaba ocurriendo.

El resto del día sentí que iba a llorar de la desesperación, la insistencia de Faragonda porque solo fueran los especialistas al bosque estaba causando una terrible ansiedad en mi, había intentado concentrarme en mil cosas más pero no podía dejar de pensar en los motivos por los que pudieron llevarse a esos dos jóvenes.

Estaba doblado un pasillo cuando ví a Brandon salir de la enfermería con un rostro angustiado, su rostro estaba pálido y tenía la mirada perdida, al estar más cerca me di cuenta que temblaba, su respiración era pesada como si le costará meter aire a sus pulmones, al verlo sostenerse de la pared para no caer me hizo correr hacia él, parecía que todo le daba vueltas, hiperventilaba.

Supe lo que le pasaba, tenía un ataque de pánico, su respiración se entrecortaba cuando llegue a él, lo saqué de los pasillos metiéndole a un salón vacío, cerró los ojos con fuerza mientras intentaba regular su respiración, estaba de rodillas en el piso y al parecer mis conocimientos sobre ataques de pánico no parecían funcionar.

—Brandon— lo llame tomando sus mejillas —Hey, esta bien ¿Ok?— alejé mis manos al recordar que la cercanía no siempre era la mejor ayuda, el temblor en su cuerpo se incrementó, ¿Talvez era taquicardia?  —Por favor, oye, abre los ojos— mis súplicas parecían ser nulas, como si no hubiera una sola palabra que logrará relajarlo —Hagamos respiraciones ¿Si? Respira conmigo— mi desesperación al ver que no lograba nada comienza a cegarme, tomé sus manos entre las mías y comienzo a respirar en grupo de tres, exhaló en tres segundos e inhaló en tres, lo repito varias veces pero una ligera capa de sudor le cubre la cien —Va a pasar, es solo un momento, estoy aquí, contigo, ¿Puedes sentir mi respiración?— el temblor en sus manos no cedía, tenía que haber otra cosa, tal vez distraer su mente en otro momento me ayudara a lograr calmarlo —¿Recuerdas cuando dormimos juntos?— comienzo mi historia con un ligero temblor —Fue cuando te quedabas a escucharme hablar por horas, me quedé dormida junto a ti y tú te quedaste ahí, junto a mi, recuerdo que tenía una pesadilla horrible, desperté llorando y me acurrucaste en tus brazos hasta que mi llanto se detuvo, dijiste que yo te mantenía en el presente— apreté sus manos entre las mías —Que odiabas cada vez que yo te retaba, cada vez que te ignoraba, dijiste que querías todo conmigo y te dije que no— una risa nerviosa se escapó de entre mis labios —Te dije que no estaríamos juntos nunca, pero solo te reíste mientras dejabas un beso en mi cabeza, ese día me pregunté si realmente no quería nada contigo, y descubrí que si quiero, si quiero que estés conmigo.

Su respiración parece más tranquila aún tiene los ojos cerrados pero se que su ataque ha pasado.

—Necesito que me repitas todo lo que dijiste, solo escuché que quieres estar conmigo toda tu vida— sonrió mientras intento recuperar la calma.