Entre amor y profecías

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Escuché un grito mientras me levantaba del suelo, sentía la vista borrosa pero aún así esa adrenalina de saber que algo no estaba bien me embriagó el corazón.

No estoy segura de como fue que obligue a mis ojos a enfocar, pero cuando lo hice, sentí que me desvanecía.

Stella, la rubia problemática que había tratado como mi hermana, que me había traicionado y a la que había odiado, a la misma que había salvado minutos antes, horas tal vez, no lo sé, el tiempo ahora me parecía no tener sentido, estaba herida y está vez, por más que me esforzará no iba a poder salvarla.

Pero lo intente, junte todo mi dolor y lo transforme en amor, por Daphne, por Andy, por Stella, y ataque al hombre frente a ella con tanta fuerza que sentí que ni siquiera era necesario, porque cuando lo hice, Kilag ya estaba muriendo.

Morir es el precio por destruir el regalo.

Y lo supe, el regalo no era la flor que buscaban en domino, no era una piedra, no era nadie más que Stella, ella era el regalo.

Fue como una revelación, pero también supe que de alguna manera ella lo sabía.

—¡Stella!— grité mientras veía que comenzaba a volverse simple polvo negro igual que Andy, corrí hacia ella, Kilag se había desvanecido, como si el viento se lo hubiera llevado —¡Stella!— volví a gritar cuando estaba más cerca pero justo cuando estaba por tocarla se volvió polvo completamente.

Y aunque había deseado que muriera, me arrepentí, grité, grité de rabia, ¿Como podía haber deseado eso?

Me congelé, sentí la impotencia llenarme la mente y todo lo que pasamos fue un álbum de imágenes tan claro que quería arrancarlo de mi mente para sacarla de ahí, pero pasaron tan deprisa, como si hubiera sido muy poco tiempo el que pasamos juntas, sentí que el mundo a mi alrededor se había detenido, había dejado de escuchar, ya no veía, ya no sentía, ya no tenía claro si estaba respirando, lo único claro en mi mente era el dolor en mi pecho.

Lágrimas gruesas comenzaron a caer de mis ojos, habíamos ganado, sí. Pero yo sentí que había perdido más de lo que había ganado, sentí que alguien tomaba mi hombro y cuando me gire solo sentí mi nudo en la garganta crecer mientras me lanzaba hacia él en un abrazo, Brandon me lo devolvió, él no lloro, simplemente parecía que no comprendía que jamás la volveríamos a ver, solo tenía los ojos cristalinos, esos que demostraban que algo se había quebrado dentro, parecía en shock, como si no estuviera entendiendo, como si no pudiera reaccionar.

—Lo siento— murmuré en el abrazo —Lo siento muchísimo, Brandon.

Pero creo que mis palabras cargadas de melancolía lo hirieron más de lo que pretendían ayudarlo, porque sentí sus lágrimas caer en mi hombro, creí que me diría algo, que hablaría conmigo, pero cuando levanté la mirada y observé a Sky a lo lejos, comprendí un poco de lo que sentía, la había perdido, debía estar sintiendo que el alma se le quebraba.

Y me sentí tan horrible, no me sentía mejor sin ella, me sentía más miserable, deseaba despertar, despertar en gardenia y que estuviera sentada en la mesa quejándose de algo sin sentido, la quería de vuelta.

No supe cuánto tiempo duramos abrazados, creo que fue el tiempo necesario para comprender que ella ya no iba a volver.

En solaria se llevó a cabo una ceremonia para ella dos días después de la batalla, ninguno había visto a Brandon desde entonces, pero llegó puntualmente a la ceremonia y aunque no dijo ni una sola palabra pude ver qué igual que todos, se sentía miserable.

Lanzaron flores y cantaron en su honor, su padre dio un discurso, creo que ese a diferencia del que había escrito para su esposa, no lo escribió él, pero lo entendí, seguramente no tenía palabras que pudieran expresar como se sentía, no había nada que describiera el dolor de perder a su hija, a su unica hija, por eso, me había escogido a mi, o al menos, eso fue lo que yo supuse.

—Tengo 1 hora y 18 minutos más que tú, pero aún así decías que eras un poco mayor, creo que en el fondo, lo eras— comienzo observando el discurso que había escrito —No puedo decir que teníamos una relación perfecta, pero éramos hermanas, supongo que eso explicaba mucho, siempre fuiste más alegre que todas, incluso en tus días más tristes, eras el sol, por eso deseaba con toda el alma que quién diera este discurso en mi funeral fueras tú— me sorbo la nariz releyendo el texto varias veces en mi mente —Supongo que lo deseaba porque nunca fui capaz de pensar en una vida donde no estuvieras tú, incluso en mis peores días, esperaba que todo volviera a ser como antes, solo nosotras y un helado contra todo, ahora tengo que obligarme a ver mi vida sin ti, cuando antes no podía pensar en un segundo sin tu luz, ahora los segundos avanzan y llevo días sin verte, pronto serán años y creo que jamás terminaré de aceptar el hecho de no volver a verte, nos haz dejado un vacío a todos, Stella. No espero que lo entiendas, porque nunca fuiste capaz de ver lo profundo que impactabas a todos. Siento que se te a acabado el tiempo mucho antes de que pudieras vivir la vida que querías, que te han faltado muchas cosas por hacer, desearía que estuvieras aquí por lo menos un segundo más, que hubiera tenido la oportunidad de despedirme de ti, de aclarar nuestros problemas y decirte lo mucho que mejoraste mi vida cuando apareciste en ella, ojalá estuvieras aquí para decirte lo mucho que lo siento, me aferre al pasado sin pensar que lo que tenía era suficiente para mí, me equivoqué al mantenerme atada al pasado, no fui capaz de ver las consecuencias al hacerlo y ahora creo que no podré entender porque lo hice y ya no estás aquí para que me ayudes a lidiar con eso, solo quiero decir, que estés dónde estés, siempre serás imposible de olvidar, porque te llevaré en el alma.

Salí corriendo cuando llevaron su foto al mismo lugar donde habían despedido a la reina luna, observé a Brandon observando fijamente la foto luego de que todos se hubieran ido.

Marcus también estaba ahí, simplemente observando en la lejanía, pérdido, camine hacia ellos cuando observé a Marcus acercarse con furia hacia Brandon.

—¡No tendrías que haberla sacado de Domino!— gritó empujándolo hacia atrás —¡Ahora estaría viva!

—Marcus, para— le digo llegando hasta ellos.

—¡Que no! ¡Que la matado y ahora piensa que tiene derecho a sufrir por ella!— vuelve a empujar a Brandon —¡Que es muy fácil para ti!

—¡Que yo no quería que muriera, joder!— le grita de vuelta —¡La amaba!— y entonces por primera vez veo a Brandon llorar, lo escuché sollozar como si sintiera que su corazón se partiera en mil pedazos

—¡Tenías que salvarla!— le respondió Marcus volviendo a empujarlo —Tenian que haberla salvado...

—Pues tal vez lo hubiera hecho si no te hubieras puesto en mi puto camino para llegar a ella.

Y con eso se alejo de nosotros al igual que Marcus.

Vi al Rey Radius acercarse a Brandon y tenderle una carta mientras él la recibía antes de que ambos se dieran un abrazo fraternal y después de intercambiar un par de palabras, vi a Brandon irse de solaria casi tan rápido como llegó.

Sky me esperaba para irnos juntos cuando Radius nos alcanzó, tendió una carta hacia mi con lentitud.

—Ella dejo esto antes de irse a Domino— comenzó —Supongo que era algo que esperaba que pasará.

—Ella siempre fue así— le respondo con la voz quebrada, recibiendo la carta —Siempre tan paranoica.

—Le he ofrecido a Brandon quedarse en solaria, al igual que a Marcus— dice después de observar la carta en mis manos por un momento —Brandon se ha negado, dice que vivir aquí no podría soportarlo sin ella, así que, pensando en lo que desearía mi hija, no lo dejen solo.

—No lo haremos— responde Sky pasando su mano por mi espalda antes de darnos la vuelta para irnos.

Todos vamos en la misma nave y ha dejado cartas para todos, Timmy se ha tenido que ir de ahí porque había llorado apenas había comenzado a leerla, tecna lo había seguido. Algunas cartas eran más cortas que otras, observé la mía con detenimiento, sinceramente no podía abrirla, cada vez que lo intentaba me temblaban las manos.

Pero al final, la leí y me pregunté si Brandon había tenido el valor para hacerlo o si ignoraría su existencia para la evitar pensar en lo que había pasado, en su muerte y en lo que vino después, si podría perdonarse el hecho de no haber estado con ella en su último momento.