Entre amor y profecías

27.2

Caos, no sé ni siquiera porque me sorprendía, debería de estar acostumbrada ya a esto, a la idea de siempre estar bajo un peligro constante, la gente chocaba entre sí mientras yo me levantaba de puntillas para buscar a Griffin, el mar de gente, no muy grande, pero presente me dificultaba la tarea.

Cuando por fin la había distinguido entre la gente, otra explosión más fuerte que las anteriores estalla, trono tan fuerte que tuve que agacharme cubriendo mis tímpanos igual que los demás, la lluvia de afuera comenzó a colarse al interior, otra explosión más y la cúpula protectora de magia iba a caer.

—El señor Brandon no me dejará mentir— comienza fuerte y claro Griffin desde su posición, las miradas se dirigen al castaño que se mantiene sereno —Ellos no van a detenerse hasta obtener lo que quieren, así que lo que muchos esperaban a llegado, si me siguen, estarán llendo en contra de los actos de Faragonda y por tanto de toda Magix, si la siguen a ella, saldrán de la sociedad del círculo negro y jamás podrán volver a ser recibidos.

Los murmullos no se hacen esperar y Griffin se da la vuelta para comenzar a crear un portal, la mirada de Brandon se cruza con la mía cuando la última explosión se escucha, tan estruendosa que ilumina a nuestro alrededor y la lluvia comienza a golpearnos con fuerza, me obligó a imitar a los demás agachandome y cubriendo mi cabeza, gritos histéricos comienzan a inundar mis oídos. El silencio que siguió fue como un arranque antes de escuchar a Griffin gritar para que comenzarán a entrar al portal, volví a dirigir la mirada a Brandon que me miraba con culpa, quise caminar hacia él, pero la mano de Griffin me detuvo.

—Si te quedas te van a juzgar por traición— le doy una mirada sorprendida —No solo por estar aquí, sino por lo que ocurrió con Daphne.

—Creí que Faragonda no sabía de su escondite— reclamé entre todo el caos, observando como especialistas comenzaban a entrar por los huecos de la cúpula.

—No lo sabía— dice con voz solemne —Alguien tuvo que decírselo— mi corazón latió con fuerza como no aceptando lo que mi mente tenía ganas de gritar, gire la cabeza para observarlo, caminaba con lentitud hacia Nabú —Es hora de irnos.

—Él no...

—¿No lo haría?— completa jalándome del brazo para comenzar a andar —Ya veremos Stella, pero ahora mi deber es proteger a los míos.

Mi cuerpo se aflojó, soltando el aire en un lamento silencioso que salió de lo más profundo de mi pecho observando como arrestaban a algunos seguidores de Griffin, algunos especialistas incluso los golpeaban para que dejarán de resistirse, sentí desesperación, impotencia de saber que era mi culpa, enfado al ver cómo incluso Aisha ayudaba a frenarles el paso y como todos corrían desesperados hacia el portal que estaba por cerrarse.

Griffin y yo íbamos al final de toda la aglomeración aceleré mi paso, intentando llegar tan rápido como me era posible, una explosión ocurrió tan cerca de mi que me lanzó por los aires, el impacto con el suelo duro me deja sin aliento, consigo cubrirme la cara apenas de la materia de suelo que está cayendo por los aires, escuchaba un pitido, y mi cabeza daba vueltas mientras intentaba ponerme de pie, pero al intentarlo me sentía tan mareada que acabe de rodillas en el suelo de nuevo, observé a la exdirectora tumbada en el suelo, me acerque hacia ella mientras recuperaba el equilibrio.

—Griffin— la llamo antes de llegar —Vamos, debemos seguir— mi voz no sonaba con claridad, parecía que estaba sumergida en un río, solo escuchando el sonido del agua.

—Corre— la escuché murmurar —Corre— repitió.

—No la dejaré— su mirada era cansada, tenía sangre en la sien y yo no sabía que hacer, sentía que cada vez estaban más cerca de nosotros, el pánico me inundaba, la tristeza me inundaba.

—Vete, Icy, Darcy y Stormy te ayudarán, no hay tiempo.

—Griffin— repetí mas fuerte, sentí una fuerte punzada en mi palma que ignoré, sintiendo voces cada vez más cerca de nosotras, la ansiedad me consumía y pensé en esa tarde, recordé la tarde en la que mi vida se había jodido de tantas maneras que quise llorar.

El dolor en las palmas incrementaba, y pensé que si los controlaba a todos podríamos huir, así que me levanté, dejando a la desmayada exdirectora en el suelo y corriendo hacia ellos, sabiendo que si Bloom así lo decidía me volvería a lanzar otra bola inmensa de fuego, pensé claramente lo que debía hacer y cuando lo visualice una luz azul emergió de mis palmas hacia los especialistas novatos que corrían hacia acá, tan pronto como la magia los toco se dieron la vuelta corriendo ahora hacia sus demás compañeros para atacarlos, volví a dirigirme hacia Griffin intentando apoyarla en mi hombro y caminando hacia el portal.