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Stella

Los días me parecían lentos, sin sentido, cada día era un recuerdo más de como Brandon me había abandonado, sin aviso, sin advertencia, solo había dejado de venir y aunque le insistí a Faragonda para ir a Fontana Roja me negó todas las salidas posibles; sentada en la rama del árbol en el que solía subir Brandon para llegar a mi habitación me pregunté si volvería, el frío golpeaba con fuerza mis mejillas, pero sentarme ahí era lo más cerca que podía estar de él, al principio pensé que me molestaba, me sentí terriblemente traicionada por qué él no estaba cuando más lo necesitaba, luego la preocupación se apoderó de mi, le llame quizá dos veces y al no recibir respuesta me di por vencida, pues mi orgullo no me permitía más, pero lo extrañaba, lo extrañaba en las noches cuando sentía que la respiración me hacía falta por una pesadilla y luego lo extrañaba en las mañanas, deslizando su dedo en una caricia en mi mejilla creyendo que estaba dormida, extrañaba sentirlo, verlo, sacarlo de sus casillas y que aún así me viera con una sonrisa en sus labios.

Mi cabello ahora más corto que de costumbre comenzó a invadir mi cara, recordaba habérmelo cortado dos días después, luego de haber tenido otro ataque de pánico posterior a una pesadilla entre en desesperación y lo corte, Flora tuvo que dejarlo a la altura de mis hombros para emparejarlo, era como si cada día despertará de una pesadilla para comenzar otra, mis sueños se volvían extraños y la hora de dormir me parecía exasperante.

Había estado intentando concentrarme en buscar información, pero cada vez que intentaba estar sola una de mis amigas aparecía, temiendo que como ya había desaparecido una vez, lo volviera a hacer.

Y quería desaparecer, quería estar en el mismo lugar en el que Brandon estuviera, porque necesitaba sentir su cercanía, después de que Marina me atacó pude tener una mejor amplitud, me di cuenta que ese hombre que yo decía detestar me había robado el corazón, contra todo pronóstico lo quería, pese a todas nuestras diferencias lo quería, incluso después de que Mitzy me dio a entender que ella estaría con él, solo pude pensar que quería que él fuera feliz, con quién fuese.

Respiré profundo antes de volver a entrar por mi ventana, encontrando mi habitación igual de desastrosa que antes, llena de dibujos de mis pesadillas, la mayoría con esas bestias que había visto en la mente de Marina, algunas otras hojas se llenaban con una mujer que aparecía en mis sueños; pero me obligue a salir de la habitación para volver a sumergirme en el mar de responsabilidades que tenía.

...

Habían pasado ya tres semanas, su ausencia se sentía en cada momento del día, a veces me embriagaba una sensación de angustia al no saber si habíamos quedado en buenos términos o si simplemente había decidido dejarme en el olvido toda la vida, las muertes de más personas en Alfea no hacían más que alterar mi buen juicio, ya tenía algunos problemas para dormir pero escuchar que había más solo hizo quitarme completamente la posibilidad de dormir.

Me había mantenido al tanto y había intentado ayudar en lo que podía, pero para Faragonda ahora representaba un peligro tenerme metida ahí, así que Griselda como su buena amiga, había decidido darme más clases de defensa y dejarme agotada para que no pudiera irme a otro lugar.

Regresaba de otro día horrible entrenando con Griselda, tenía mi cabello corto sujetado en una media cola, me dolían los músculos y rezaba por tirarme en la cama, aunque no pudiera dormir me vendría bien acostarme un momento, me quite la sudadera que traía puesta con pesadez, y cuando levanté la mirada después de quitarla pude ver a una figura cerca de la ventana darse la vuelta hacia mi, mi corazón bombeo con fuerza en mi pecho, pero algo en mi cabeza me decía que no era él, él ya no volvería, y mis pensamientos solo se confirmaron al ver que era Timmy.

Entre amor y profecíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora