27

152 10 1
                                    


Stella

Sus palabras siguen resonando con fuerza en mi cabeza y necesito sentarme para asegurarme que por fin iba a saber eso que tanto ansiaba escuchar.

Tomó mi mano con decisión como si fuera a huir luego de esto, soltó un suspiro sentándose también al borde de la cama, pero girando un poco para mirarme, me toma por la cintura para acercarme a él, sentándome sobre él.

—Tal vez sea más sencillo si vez la primera parte por ti misma— acerca mi mano a su sien pero alejó mi mano preocupada.

—¿Estás seguro?— le preguntó tomando sus mejillas entre mis manos, él asiente distraído y vuelvo a acercar mi mano a su sien para visualizar lo que él quiere mostrarme.

Chillidos comienzan a resonar, él aire tenía un olor metálico, era como si la desesperación circulará por todas partes, lloriqueos que venían de un arbusto nublaron todo.

—Ya basta, deja de llorar— un niño rubio regaño a un pelirrojo que se escondía detrás de uno castaño.

—Ya déjalo en paz, Sky— se quejó el castaño dándole palmadas al pelirrojo.

—Seremos los siguientes si no se calla— continúa un Riven pequeño.

—Deja de decir eso— reclama Brandon al escuchar al pequeño Timmy llorar con más fuerza —Vamos a huir de aquí, encontraremos a los demás.

¡Los demás murieron Brandon!— grita Sky en un susurro aterrado —Los mataron, nuestros padres están muertos.

Alguien nos salvará— siguió insistiendo el castaño —Nos salvarán y nunca más tendremos miedo— le prometió en silencio al pelirrojo, apesar de que detrás de todas esas ramas estaban los cuerpos de sus familias y que ellos estaban bañados en esa misma sangre porque fue lo único que se les ocurrió para sobrevivir.

—Alguien viene— anuncia un azabache volviendo a tirarse entre la sangre igual que los otros.

Pisadas fuertes comienzan a resonar a su alrededor, cada vez más cerca, parece que revisan los cuerpos.

—¡Aquí!— grita el hombre al ver a Riven moverse un poco —¡Están vivos, los llevaremos a Fontana Roja!

...

Las luces blancas los apuntan con fiereza mientras esperan a que llegue el jefe de la dichosa escuela, Brandon observa sus manos fijamente, están repletas de sangre, igual que todo en él, todos parecen pérdidos, imágenes de la masacre no le permiten estar concentrado pues los recuerdos se intercalan con su realidad.

—Tranquilos todo estará bien— Codatorta los mira fijamente esperando a que digan algo, pero todos están tan concentrados en recordar que parece que no están ahí.

...

—Es una pantera, Codatorta— la voz de Saladino suena con fuerza —No puedo permitir que su magia de cambiante este fuera de control, es por eso que necesito hacer esto.

Un castaño de unos 6 años escucha la conversación llorando mientras se acuna entre sus rodillas, está encerrado en una habitación que tiene una única ventana tan alta que solo permite que la luz de la luna ilumine mínimamente la habitación.

—Es un niño, Saladino— reitera Codatorta ahora alterado —No puedes encerrarlo ahí de por vida, no puedes privarlo de lo único que le queda de sus padres.

Él lo entenderá cuando crezca, necesito domar a la pantera y si es la única forma de controlar a esa amenaza...

Más lágrimas caen de sus ojos, cuando solloza se transforma en la pantera haciendo que la desesperación crezca en su interior y se golpeé contra el piso para transformarse en humano de nuevo, gatea hasta el colchón que está en medio de la habitación y observa fijamente sus manos llenas de sangre al enterrarse las garras cada vez que se transformaba sin quererlo.

Entre amor y profecíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora