Algunos pueden pensar que para una manada como la nuestra un ataque en cualquier momento sería pan comido.
Pero eso solo si lo vemos de manera fría, ya que cualquier ataque implica un numero sin definir de destrucción, heridos, y en el peor de los casos, muertos.
Si a eso le sumamos que únicamente horas atrás habíamos sufrido una violación a nuestras fronteras resultando en la baja de varios de los nuestros. Bueno, sobra decir que nos tomaron con la guardia baja.
Rafael y yo llegamos lo más rápido que pudimos, la parte de las viviendas era normalmente donde se dejaban a los más jóvenes y ancianos para que se refugiaran en caso de emergencia. Cerca de mi casa, en la parte central del territorio, desde que nos dimos cuenta que nos estaban atacando a cuando estuvimos en posición no pudieron pasar más que un par de minutos.
Por eso me lleve una muy gran sorpresa al llegar y descubrir que ya había chupasangre arremolinándose contra los menos preparados, claro que según nuestro protocolo aún habían algunos guerreros protegiéndolos.
Pero vaya que eran demasiados vampiros, como es que al menos una docena de ellos habían podido llegar hasta este punto en tan poco tiempo.
Casiana dejo escapar un gruñido lleno de odio que compartí, di un rápido análisis a lo que pasaba para poder trazar un buen plan.
Tú a la derecha yo a la izquierda, rodéalos y luego ataca al centro
Le dije a mi mate al tomar una decisión.
Cuídate lobita, aún necesitamos vivir toda una eternidad juntos
Lo mismo puedo decir cachorro, si mueres iré a buscarte al más allá y no te gustará verme de mal humor
Su risa ronca resonaba aún por mi cabeza cuando me lance de cabeza a la batalla.
Lo primero que hice fue quitarle de encima a un chupasangre que se divertía molestando a un par de chicas que trataban de llegar a su casa, no dude en ir directo por sus órganos internos, y él estaba tan interesado en jugar con ellas que no me vio venir lo suficientemente rápido.
Lo maté sin duda ni remordimiento, las chicas me agradecieron y corrieron a su hogar donde su madre las esperaba con un bebé en los brazos, quien también me agradeció desde la distancia. Le devolví el gesto con la cabeza antes de buscar a mi siguiente objetivo.
Un vampiro en particular estaba parado cerca de un grupo de guerreros que trataban de controlarlo sin éxito alguno debido a un largo látigo de plata que no dudaba en blandir en todas direcciones.
Regresé a mi forma humana para hacerme un blanco más difícil, corrí entre los guerreros mientras les gritaba por el vinculo que se hicieran a un lado, salte al tiempo que el vampiro se daba cuenta de mi presencia, el látigo se dirigió sin piedad hacia mi garganta y me tuve que dejar completamente para evitar, rodee de inmediato para evitar un segundo golpe y me puse de pie. Saque mis garras y le gruñí con mis colmillos afuera, gesto que el me devolvió mientras jugaba con el arma.
-¡Vayan con los demás!- les grite a los que nos rodeaban- De esté me ocupo yo- Aseguré mientras daba vueltas midiendo su fuerza.
-¿Crees que puedes vencerme perra?- dijo soltando un latigazo que acertó cortando una fina línea en mi brazo derecho- Porque no mejor te enseño un par de trucos, ¿Lista?, ¡Siéntate!- Y el látigo repiqueteo de nuevo haciéndome agacharme y girar en un movimiento que pareció demasiado una pirueta.
Le ladré irritada de su bromita y su risa hostil llena de orgullo hacía si mismo.
-Mi turno-. Avise antes de lanzar piedras pequeñas que había recogido en mi maniobra defensiva.
ESTÁS LEYENDO
Ojos Color de Luna
WerewolfLibro II Cuando era una niña mis padres me contaban acerca del mundo, las aventuras que vivieron, los peligros que enfrentaron, los amigos que conocieron. Pero no había una historia que me gustara escuchar más que cuando se encontraron. Así que mien...