Capitulo Treinta

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Bueno, voy a admitir una cosa, Rafael tenía razón y sus heridas sanaron más rápido de lo que creí, solo una hora después ya no quedaba ni siquiera una leve cicatriz de lo ocurrido.

Pero eso no borraría el recuerdo de él sangrando de rodillas mientras mamá le daba l a bienvenida de mi memoria.

Aunque debo decir que él estaba incluso más orgulloso que yo, después de la pelea fuimos a desayunar con mis padres y mis hermanos, fue un desayuno divertido, lleno de chistes por parte de todos y recuerdos de la infancia que me subían colores al rostro.

Fue fabuloso ver a mi pareja riendo libremente, relajado e integrándose con las personas que más amaba en el mundo, papá aún no estaba del todo convencido cuando Rafael me tomaba de la mano o me daba un beso, más de una vez mamá tuvo que darle un golpe en la cabeza para que dejara de gruñirnos.

E incluso casi se ahogo con su café cuando mamá le propuso a Rafael ir con Noel a ver el territorio y buscar un espacio que nos gustara para construir nuestra casa.

A nosotros nos pareció una idea maravillosa, a los hombres de mi familia no tanto.

Para sanidad mental de mi padre y de mis hermanos, acordamos que al menos hasta que Rafael y sus amigos estuvieran completamente acostumbrados a la interacción de la manada no nos mudaríamos.

También vi el brillo de los ojos de mi pareja ante la perspectiva de poder construir con sus manos lo que sería nuestro hogar, así que eso tomaría de igual manera algo de tiempo.

Por el momento entonces convertiríamos mi cuarto en nuestra habitación temporalmente, porque no había manera en el infierno en que durmiéramos en lugares separados.

Y mamá me sugirió por el vínculo que no revelara el asunto de la marca por ahora.

Demasiadas cosas que asimilar Julieta, una más y de seguro tu padre tendrá un ataque

Eso fue lo que dijo, y no pude negarlo cuando después de que Rafael cortara mi fruta en pedazos mas pequeños para ponerla en mi plato a mi padre le diera un tic en el ojo derecho.

Lo único que amargo un poco el ambiente fue que Diana ignoro abiertamente a Jack en todo el desayuno, mi hermano que tenía un orgullo hasta el cielo fue cada vez menos insistente, pero aún así se notaba claramente frustrado cada vez que la peliblanca contestaba con monosílabas o se rehusaba a mirarlo.

Me daba un poco de pena y más de una vez quise decir algo, pero todos mis intentos fueron frustrados por mi pareja que solo se encogía de hombros o negaba ligeramente.

Y siendo él quien mejor conocía a su amiga le hice caso y trate de no ser tan notoria cuando pasaban esos pequeños altercados.

Actualmente me hallaba en mi cuarto moviendo muebles, deshaciéndome de ropa y de objetos innecesarios para hacer lugar para las cosas de Rafael.

Que como lobo rouge no tenía muchas pertenencias, (por no decir ninguna), pero eso cambiaría pronto cuando empezara a trabajar en la manada y recibiera un sueldo, ya deseaba el momento en que fuéramos al pueblo humano más cercano para ir de compras. Mientras tanto tendría que sobrevivir con cosas donadas de mis hermanos.

Mi mate se despidió de mi con un beso en la cabeza después del desayuno para seguir a Noel y buscar un trabajo que pudiera hacer entre nuestra gente, mi mente viajaba entre todas las posibilidades que habían mientras metía ropa que donaría en cajas.

¿Ayudaría a entrenar a los cachorros?, no creo, era demasiado joven para que lo tomarán en serio.

¿Aprendería un oficio como la carpintería para poder hacer reparaciones?, no creo que tenga una buena afinidad con la tecnología como resultado de vivir en el bosque durante tantos años.

Ojos Color de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora