Capitulo Catorce

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¿Han estado en una situación agobiante antes?

Déjenme darles más detalles, ¿Alguna vez han estado en un momento tan asfixiante que sientes la necesidad de enterrar tu cuerpo diez metros bajo Tierra en un agujero para que nadie te pueda ver?

Si la respuesta es si, entonces ya te haces una idea de lo complicada que fue mi cena con tres hermanos sobreprotectores que no paraban de dar miradas amenazantes, preguntas incómodas y bromas sin sentido hacía tu pareja, que no era tu pareja aún porque no había aclarado su situación, pero que estaba destinado a estar contigo.

Cada vez que Julian hacia una pregunta, Jackson maldecía o Jace trataba de aligerar los humos, los colores me subían y me bajaban de la cara haciendo que pareciera un semáforo por mis múltiples cambios de color.

Me la pase dirigiendo miradas suplicantes de perdón a Rafael que dependiendo del hermano que se dirigía a el se veía serio, divertido o incómodo. Casi me ahogo un par de veces mientras comía mi deliciosa ensalada de atún con mi cóctel de frutas con nueces debido a un par de comentaros hechos por los inútiles de mis hermanos.

Es por eso que en el segundo en el que Rafael acabo con su cena no dude en tomar su mano y arrastrarlo al segundo piso. Claro que antes de que desapareciéramos de su vista Jack nos recordó la advertencia de papa de permanecer en cuartos separados.

Pero el punto es que no pude respirar tranquila hasta que estuve encerrada en la habitación de invitados con Rafael, a varios metros y aislados de mi familia.

Cuando cerré la puerta me apoye nerviosamente en ella y deje que mi pareja recorriera el lugar a su antojo, él camino tranquilo pero claramente abrumado por todo.

El cuarto era más austero que el resto de las habitaciones pero aún así no le faltaba absolutamente nada, estaba exquisitamente decorado en tonos mieles, dorados y plata, y tenía todo lo que se necesitara. Desde una cómoda cama matrimonial, hasta su propio baño con ducha incluida, los ojos verdes de mi mate absorbieron cada detalle.

Ignorando totalmente el manojo de nervios que era mi cerebro y mi cuerpo.

Deberías tratar de hablar con él.

Me recomendó Casiana y bufé interiormente.

¿Y qué le digo?, acepto sugerencias como tema de conversación.

Los humanos son muy complicados, solo dile, "Eres mi macho y yo hembra, márcame y hagamos cachorros para fortalecer el enlace".

Me ahogue con mi saliva mentalmente.

¡No le voy a decir eso!, los lobos son demasiado sinvergüenzas.

Sentí como las mejillas me ardían, por suerte Rafael me estaba dando la espalda. Casiana ladro en mi cabeza indignada.

Nosotros no nos andamos por las ramas, vemos algo que es nuestro y lo tomamos, punto. Y ese macho de ahí nos pertenece, haz algo o lo haré yo.

Me advirtió antes de cortar la conexión.

Sacudí mi cabeza tratando de olvidar esa conversación, no iba a simplemente a saltar encima de él, mate o no mate apenas lo conocía.

-Un beso por tus pensamientos-. Dije después de unos instantes pero me arrepentí al instante, las mejillas me ardieron aún más pero el rostro de Rafael estaba claramente divertido con mi reacción, me aclare la garganta- Quiero decir, me gustaría saber que estas pensando, ¿Hay algo que no te gusta?-. Trate de enmendar mi metida de pata.

-¿Algo que no me guste?- Pregunto incrédulo mientras negaba- Esto es mas de lo que vi en toda mi vida, escuchaste mi historia. Crecí siendo huérfano compartiendo todo, cuando descubrí que era un hombre lobo las cosas no mejoraron y durante años compartí todo con Diana y Max. Jamás me atreví a soñar con tener un cuarto para mí mismo y mucho menos de esta magnitud, medio sigo esperando que tus padres esperen a que estén dormido para cortarme la garganta-. Deje salir una risita mientras me despegaba de la puerta para sentarme en la orilla de la cama.

Ojos Color de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora