Alguien esta cerca.
Ese pensamineto hizo qué abriera los ojos y me pusiera en alerta, todos mi sentidos en su máxima capacidad. Me tardé un segundo en racionar que no lo había pensado, más bien Casiana fue la que me advirtió.
Todo el vello de mis brazos se erizó y mis oídos se agudizaron, notaba la clara presencia de alguien más pero no veía a nadie.
-¿Quién está ahí?-. Demande con voz amenazante.
Pero el silencio fue mi única respuesta.
-Te advierto que estás en territorio de la manada StarryNightMoon, y no toleramos a los intrusos-.
Volví a decir con vehemencia pero de nuevo nadie me contesto, y de no haber sido por que Casiana estaba igual de inquieta que yo me hubiera puesto a pensar que tal vez ya me hubiera vuelto loca.
Me fui acercando a un arbusto donde había creído oír un ruido, mis pisadas lentas he insonoras.
-Julieta-.
Di un salto en mi lugar y me giro de golpe. Jace esta viéndome a unos metros. Tiene puesto solo un pantalón y sus ojos rojos y el pelo revuelto. Uy, mi mellizo no había tenido una buena noche.
-Por la Diosa Jace, me asustaste, ¿Cuanto tiempo llevas mirándome?, pudiste ser más considerado y decirme que eras tú-.
Él me da una mirada curiosa antes de mirar alrededor.
-¿De que hablas?, acabo de llegar y te vi muy concentrada llendo hacía ese arbusto eso es todo-.
Los pelitos de mi nuca se erizan y vuelvo a ver todo a la defensiva.
-Entonces si no eras tú, ¿Quién demonios lleva vigilándome toda la mañana?-.
Digo y mi voz suena entre miedosa y enojada. Joder que esto me iba a dar jaqueca.
-Julieta, no hay nadie más a parte de nosotros aquí- Me dice Jace con voz suave y yo niego.
-Te juro que alguien se esta metiendo conmigo desde anoche-. La mirada de mi hermano se oscurece.
-Me parece que la manera en la que termino nuestro cumpleaños es la razón por la que estes imaginando cosas. De cualquier forma te vine a buscar por que tenemos que regresar a casa y no creí que quisieras hacerlo sola-.
Me estremezco de pensar en enfrentar a mis padres y a mi hermano.
-Toma, creo que lo vas a necesitar-.
Jace me lanza una camisa que reconozco como la que estaba usando anoche en la fiesta. Solo es en ese momento que me doy cuenta que estaba desnuda.
Que estúpida Julieta, desgarraste tú vestido cuando te transformaste.
Le di una mirada apenada y susurré un gracias mientras me la ponía. Aunque yo era alta, la camisa de mi hermano me cubría perfectamente hasta la mitad de los muslos. Prueba suficiente de que su impresionante cuerpo fuera lo suficientemente grande como para disimular que era el menor.
-Vamos, mamá y papá deben estar preocupados-.
Un suspiro salió de mis labios, me apresuré a caminar a lado de mi mellizo y los dos emprendimos el camino de vuelta. Aún no desaparecía esa sensación de ser vigilada pero la ignoré lo mejor que pude, nada malo me pasaría mientras estuviera con mi hermano. Después de unos minutos ya no soporte el silencio asfixiante entre nosotros y empecé la conversación.
-Si nos transformamos llegaríamos más rápido-. Comenté como si nada.
-Tenemos que volver, pero no quiero llegar tan rápido, aún necesito tiempo para procesar el hecho de que tenemos otro hermano-.
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Ojos Color de Luna
Hombres LoboLibro II Cuando era una niña mis padres me contaban acerca del mundo, las aventuras que vivieron, los peligros que enfrentaron, los amigos que conocieron. Pero no había una historia que me gustara escuchar más que cuando se encontraron. Así que mien...