Extra Tres - La traición de Leonardo

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Rafael POV

-¡Un venado!, ¡Gracias a la diosa!-. Exclamo Diana cuando nos vio entrar al refugio a Leonardo y a mi.

-Gracias a Rafael y a mi por olerlo, cazarlo y traerlo querrás decir-. La corrige y pongo los ojos en blanco.

Ese debate suyo ya estaba más que gastado.

Diana diciéndonos la importancia de nuestra deidad, Rafael diciendo que Selene puede besarle el trasero.

En fin, una devota y un escéptico, no era de extrañar que siempre estuvieran peleando.

Los deje en la entrada para que siguieran con su discusión de siempre y me acerque a donde Max estaba acostado, cubierto con la mayoría de nuestras prendas, la fiebre le daba un color encendido a sus mejillas y lo hacía sudar pero se estremecía de frío.

Sus ojos vidriosos me dieron la bienvenida y lo ayude a tomar un poco de agua.

Estaba realmente preocupado, ninguno de nosotros teníamos una complexión sana, pero esta última temporada el estomago del niño parecía incapaz de retener cualquier alimento, no es que lo culpara, la mayoría de cosas que conseguíamos eran pasables por decir lo mejor.

Pero la falta de nutrientes se reflejaba en la piel pegada a sus huesos, estaba pálido donde la enfermedad no lo hacía enrojecer, y sus labios secos suplicaban por agua constantemente.

-Rafael...-. Me llamo después de tomar unos tragos con cuidado de no ahogarse.

-Shhh, no hables Max, necesitas descansar, recuperarte pronto, así podrás cazar con Leo y conmigo. Tal vez tengas suerte y hallemos otro venado incluso te dejaré dispararle un par de veces antes de que lo ataque para la cena, ¿Qué te parece?-. Acaricio su cabello y él sonríe mientras asiente.

El cansancio lo vence haciendo que vuelva a entrar a un lapso de sueño.

Suspiro con pesadez en mis huesos, Max llevaba casi dos semanas enfermo, cada vez se veía peor en lugar de mejorar, estaba llegando a un punto en que tenía miedo de que tuviéramos que pedir ayuda a alguna manada.

Acercarse a territorios tomados nunca era buena idea.

-Se va recuperar, solo necesita mucha comida caliente y descansar-. Me sorprende Diana, no me di cuenta cuando dejo de pelear con Leo y se acerco.

-Sabes tan bien como yo que ya debería haberse curado, su sistema inmune es mejor que el de un humano normal-.

-Tal vez, pero no esta en todo su desarrollo, cuatro años sin tener tres comidas aseguradas te pasan facturas, además de que aún no tiene su primera transformación, ya sabes que todos tus sentidos se agilizan después de, bueno, de...-.

-Del hecho que todos nuestros huesos se destrozan para reformarse mientras nuestros órganos se estiran y modifican al punto de sentir que es el peor dolor de tu vida-. Le ayude a terminar la oración y me dio un golpe juguetón en el hombro.

-Solo porque no tengas un buen recuerdo de tu primera transformación no significa que sea lo mismo para todos, cuando creces en una manada te preparan para ese momento durante toda tu vida, no estas solo en ninguna parte del proceso por lo que sabes que esperar-.

Siempre me llenaba la cabeza acerca de lo importantes que son las manadas, uno pensaría que el lugar de donde viene es lo más cercano al paraíso por sus cuentos.

-Me hubiera gustado tener ese privilegio- me encanta molestarla con eso me aclaro la garganta y veo alrededor- ¿Y Leonardo?-.

-Esta limpiando su presa, creo que podemos usar su piel para hacer una cobija-. Dice mientras ve pensativa el techo de la especie de cueva que encontramos para pasar el invierno.

Ojos Color de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora