Capitulo Diez

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Cómo supuse y predije, hallar la esencia de Leonardo no fue cosa difícil, aunque le voy a conceder que hizo un buen trabajo intentando ocultar su rastro. Pero los mejores rastreadores de mis padres me habían adoctrinado desde que pude aprender a detectar olores.

Y aún así te perdiste en el bosque

Se burló Casiana en mi cabeza.

Tampoco es como si tú, grande y poderosa loba, pudiera encontrar el camino de vuelta así que no me molestes.

Gruñona

Cállate y concentrate en encontrar a mi hermano, mientras más rápido lo hagamos más rápido sabremos de nuestro mate.

Hubieras empezado por ahí humana

Seguimos le camino de migajas oculto en el bosque, corrí esquivando arboles y procuraba memorizar el sendero para saber como regresar.

Llegué a un punto donde sentí el límite del territorio.

Por la Diosa de la Luna, ¿Hasta donde demonios se había ido Leonardo? ¡Y porqué nadie se dio cuenta! Salude a uno de los guardias que patrullaban el área y les hice saber que saldría y que les avisara a mis padres, que ello sabrían la razón.

El par de guardias se vieron indecisos pero no los deje pensar mucho porque antes de que me contestaran continue corriendo.

Me aseguré de dejar mi aroma en caso de qué alguien quisiera seguirme, porque solamente un necio comete el mismo error dos veces.

Unos treinta minutos después pude sentir una presencia cerca, lo que me hizo ponerme más alerta, el olor a Leonardo, (que era de manzanas y hierbabuena), llegaba cada vez más intenso.

Fue cuestión de instantes para que lo viera caminar en su forma humana con una mochila al hombro entre el frondoso paisaje. Le dejé saber de mi presencia con un gruñido antes de saltarle encima.

A mi medio hermano solo le dió tiempo de girar en mi dirección antes de el cuerpo de mi loba lo tirara al piso y lo mantuviera encerrado, mi hocico a unos centímetros de su cara.

Le gruñi con enfado, por su culpa no había podido hablar con Max de inmediato, si no que tuve que venir a buscarlo.

-Maldita sea, ¿Porqué me haz seguido?-Me preguntó molesto y yo le ladre-No entiendo idioma canino, o me hablas con palabras o por el enlace-. Se quejo.

Puse los ojos en blanco.

Me quite de encima pero pise su pie a propósito con mi pata, recargando la mayoría de mi peso, no sé lo rompí pero si lo lastimé lo suficiente como para que no saliera corriendo.

No sabía si sería capaz de perderlo, pero no me iba a arriesgar.

-AUCH, ¡Pero que demonios estas haciendo estupida!-. Gritó mientras se sostenía el pie y yo regresaba a ser humana.

-Ups, lo lamento no te vi-. Le dije inocente.

-Tú y tu familia estan todos locos, solo un estúpido abandonaría la seguridad de la manada para adentrarse en los territorios salvajes-. Me reclamo entre queja y queja.

Arque una ceja con incredulidad y me cruce de brazos.

-¿Te das cuenta de que tú lo hiciste verdad?, en este momento podría estar teniendo una conversación con el cachorro mientras como algo pero no, estoy afuera, corriendo por el bosque, buscando a un lobo que ni siquiera quiere ser parte de mi familia. Así que no intentes victimizarte-.

Leonardo bufa y se pone en pie con cuidado para no recargarse en su pie lastimado.

-Se honesta, ni tú ni los principitos de tus hermanos o tus padres me quieren ahí, así qué les estoy haciendo un favor a todos regresando por dónde llegué-.

Ojos Color de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora