Mi lengua se sintió seca y pegada mi paladar, ¿Qué podía decir?, no conocía en nada a Leonardo, no más que a mi propio mate, no sabía de lo que era capaz, y cada vez me demostraba más que nunca iba a hacer lo que las otras personas esperaban.
¿Qué clase de consuelo podría darles?
Decirles que era una mentira y que él no era capaz de hacer algo como eso, que tenía que ser un error era negar lo obvio, aparte de que no tenía la certeza de que estar diciendo la verdad, y no quería mentirle a Rafael.
Toda palabra racional desapareció de mi mente y no fui capaz de ofrecer ningún consuelo, por más que quisiera preocuparme por el amigo de mi pareja, mi corazón palpitaba como loco con los ruegos de mi padre que llegaban de manera amortiguada desde su habitación.
-¿Qué fue lo que le paso a mamá?-. Pregunto Jack y me obligue a tragar el sollozo que me atravesó al recordarlo.
-Un vampiro le abrió el estomago con una espada para proteger a Tasia-.
-¿Una espada?- Soltó con incredulidad mientras su mano acariciaba mi espalda.
Asentí despegándome de su calor y su toque, Rafael estaba ahí de inmediato para remplazarlo tomándome por los hombros y atrayéndome a él.
-Una espada de oro, plata y hierro- un fuego lento lleno de entendimiento ardió en los ojos de mi hermano- Alguien ha estado planeando esto durante mucho tiempo, y apuesto cualquier cosa a que es ese maldito clan de chupasangres que se llevo a Leonardo en primer lugar-.
Jack asintió cruzándose brazos y lanzando una breve mirada a Diana que tenía la vista clavada en el piso con sus manos hechos puños.
-Llevan odiando a nuestra familia, a nuestra madre desde el principio de su existencia. Son criaturas rencorosas, perversas y sin humanidad, no me sorprende que hayan esperado tanto tiempo solo para atacarnos en su mejor oportunidad. ¿Julian esta cuidando de mamá?-.
Sacudí la cabeza en negativa.
-Papá lo mando a buscar a Caliope- se me hace un nudo en la garganta al recordar lo pequeña y frágil que se veía en los brazos de papá- Él no cree que pueda pasar la noche sin ayuda-.
Mi hermano pasa las manos por su cabello en un movimiento desesperado.
-¿Y Jace?-.
-Lo perdí de vista cuando todos corrimos a defender la manada, no se a donde se fue-.
En cualquier otro momento estaría entrando en pánico por mi mellizo, pero el lazo de manada que nos unía vibraba con fuerza en mi pecho dejándome tranquila, al menos no estaba muerto o herido de gravedad.
Invocado por nuestros pensamientos llego como un tornado, irrumpiendo con premura a través de la puerta. Respiraba como si hubiera corrido kilómetros, (lo cual podía ser cierto), su piel brillaba por el sudor, sus mejillas y cuello color carmesí por el ejercicio, aparte de que solo llevaba puesto unos pantalones que probablemente robo de alguna parte en su camino a casa.
Rafael se tenso e inhalo profundamente, la atención de Diana también fue robada por la llegada de mi hermano y también olfatee en su dirección.
-¿De dónde sacaste eso?-. Pregunto la peliblanca con la voz ronca, llena de ¿miedo?, ¿enojo?, ¿devastación?, probablemente todas las anteriores.
-Estaba en la parte norte, después en la frontera había otro pedazo, y luego otra más allá de los limites. Creo que esta dejando un rastro-. Se explico a toda velocidad justificando los tres pedazos de tela que tenían el olor del cachorro.
También tienen sangre.
¿Estas segura?
La puedo oler desde aquí, apesta a terror y desesperación. Y no solo eso, también huele a...
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Ojos Color de Luna
WerewolfLibro II Cuando era una niña mis padres me contaban acerca del mundo, las aventuras que vivieron, los peligros que enfrentaron, los amigos que conocieron. Pero no había una historia que me gustara escuchar más que cuando se encontraron. Así que mien...