Capitulo Ocho

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POV Jace

¿Dónde demonios estoy?, ah si, en el cuarto de Julieta. ¿Dónde está mi hermana?.

Medio abro mis ojos y veo como la luz de Sol se cuela por la ventana de la habitación, lo más seguro es que mi melliza se despertó a primera hora para hablar con mis padres acerca de su mate.

Mate, vaya, es raro pensar en mi hermana con una pareja de vida. De los dos siempre pensé que sería yo quién la conociera primero, pero mira las sorpresas del destino.

Aún no sé qué pensar acerca del macho, por un lado me alegraba que mi hermana conociera a la persona con la que está destinada a pasar el resto de sus días. Por el otro, lo odiaba y quería arrancarle la cabeza porque Julieta fue herida con él presente.

Si el lobo en la prisión de la manada era el mate de mi melliza más le valía estar rezándole a todas las deidades posibles, porque si mi madre no lo mata, mi padre lo hará, y si él no lo hace uno de mis hermanos o yo lo haremos.

Aunque tal vez lo dejemos vivir si mi hermana nos pone sus ojos de cachorro mojado, todo depende.

Muevo mi cuerpo por la deliciosa cama y hago ejercicios de estiramiento. Definitivamente Julieta tenía el mejor cuarto de los cuatro, no es que el mío fuera una pocilga pero la única mujer de la familia que no era mi madre siempre se las arreglo para conseguir lo mejor de lo mejor en todo.

Con pesadez me levanté y dejé el cómodo lugar, así como estaba en pijama salí de la recámara y bajé a desayunar. Ya me cambiaría después, en esté momento solo quiero callar a mi estómago.

El ambiente en la mansión era tenso, podías decirlo por la manera en que los Omegas hacían su trabajo de la manera más silenciosa que podían, a parte de apresurada. Llegué al comedor y pronto me vi rodeado de testosterona.

Mi papá, Jackson, Julian y Leonardo estaban sentados discutiendo tranquilamente. O al menos eso podía leer por el lenguaje de sus cuerpos, si ignoraba el hecho de cómo Jack parecía matar a Leonardo cada vez que esté estaba cerca suyo.

No creo que mi hermano mayor pueda aceptarlo en la familia en muchooooo tiempo.

No es qué yo lo hiciera con gusto y alegría, pero definitivamente no tenía la actitud hostil de mi hermano mayor.

-Buenos días familia-. Salude.

-Buenos días-. Me contestaron mi papá y Julian. Jack y Leonardo estaban en medio de un intenso concurso de miradas por lo que me ignoraron.

Me senté en mi silla habitual y miré los lugares vacíos de mi madre y Julieta.

-¿Mi mamá y mi hermana?-. Pregunté tranquilo.

-Salieron pero no deben tardar, así que las estamos esperando para desayunar-.

Maldición yo quería comer en ese momento.

-¡Llegamos!-. Bueno eso fue rápido, no me quejo.

Las figuras de las mujeres de mi vida hicieron acto de presencia, gruñí un poco cuando vi el corto vestido de mi melliza. ¿Había ido así vestida a la prisión de la manada?, le iba a dar una paliza en nuestro próximo entrenamiento.

-¿Cómo les fue?-. Preguntó papá a mamá mientras esta se le acercaba y le daba un leve beso en los labios.

Inmediatamente los dejé ver y preste atención a mi melliza que se sentó a mi izquierda. Tenía un semblante preocupado y una leve arruga se formó en su frente como suele pasar cuando está maquinando algo.

-El lobo no es el mate de Julieta aunque si tiene su aroma en él, también fue el arquero que le disparo las flechas. No me cabe duda de que es un rouge porque no tiene aroma de ninguna manada que conozca, además de qué es solo un cachorro, dudo que pueda transformarse aún. Pero eso no lo salva del juicio de está tarde-.

Ojos Color de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora